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jueves, 21 de marzo de 2019

El arte de escuchar y atender

l arte de escuchar y atender no se enseña en la universidad, apenas se practica en la residencia y por supuesto no existe para los modelos de incentivación y acreditación existentes. No es un arte fácil: citando a la poeta escocesa Kathlee Jamie , Heath lo asimila al arte de observar pájaros: “esto es lo que quiero aprender: prestar atención, pero no analizar. Calmar a esa parte de mi cerebro que está vociferando por dios, ¿Qué es esto?”. Es decir“no hacer nada, simplemente estar abierto al paciente, prestarle atención, no empezar a diagnosticar demasiado pronto. “ Por desgracia algo propio de otra época, en la que la necesidad de introducir rápidamente al paciente en el corral de la estratificación de crónicos adecuada aún no existía..
Si escuchar es un arte del pasado para el que no hay tiempo, para la reflexión ni tan siquiera hay espacio. La perversión de la Medicina basada en pruebas , y sus múltiples protocolos, guías y algoritmos  han conseguido que no necesitemos pensar, porque aparentemente alguien ya hizo ese trabajo por nosotros. Pero si  el pensamiento es "el diálogo del alma consigo misma" (como decía Platón), necesitamos parar para pensar: para reflexionar sobre si el paciente necesita realmente la etiqueta del diagnóstico ( como nos fuerzan a hacer cualquiera de los modelos de organización vigentes), si esa etiqueta supondrá una ayuda real,  sobre que clase de cuidado necesitarán , en que intensidad, en que momento y en que lugar.
Esperar y ver  es (como escribía el poeta neozelandés Glen Colquhoun) el método más sofisticado de diagnóstico para la Dra Heath. Pero se precisa mucho coraje para ir contracorriente, en una sociedad en que exige soluciones inmediatas. Como exige  coraje simplemente estar presente ante el paciente, dar fe, ser testigo, acompañar, consolar, … todas ellas actitudes que no figuran en ningún sistema de semáforos que se encienden según vamos tecleando en el ordenador. Heath cita a uno de sus poetas favoritos , el polaco Zbigniew Herbert, quien escribió:
“Nuestra propia libertad y en gran medida nuestra realidad depende de la exactitud con la que somos capaces de percibir el sufrimiento a nuestro alrededor, soportar ser testigo de ello, y ser capaces de revolverse contra todo ello”. Porque la abogacía por los que sufren y son oprimidos, engañados, humillados , forma parte también de las obligaciones del médico de familia, aunque no figuren en ningún contrato programa.
Lo que el antropólogo americano Arthur Kleinman definía como “empathic witnessing”: "el compromiso existencial para estar con la persona enferma y facilitarle la construcción de una narrativa de su enfermedad, que le permita dar sentido y valor a su experiencia. Lo que constituye el núcleo moral del hecho de ser médico y de la experiencia de la enfermedad

domingo, 17 de marzo de 2019

William James

“Cuando tienes que tomar una decisión y no la tomas, estás tomando de hecho una decisión ”

Familiando en 5 generaciones ( 1890 a 2019)




Juan Picco I

Alba Olivero  I
Emilia  Robbiano I  . Juan  Picco I
                     Jose Brunetto I   -   Alba Olivero  I

Juan Picco II
Familia Picco
Luisa Picco
Alba II  

Alba II

Alba II
Maria Emilia (II) Albas ( II- III ) 

Maria Emilia ( II) y Alba ( III ) Gabriela 
Alba ( III ) Gabriela



Alba ( III ) Gabriela
Alba ( III) Gabriela


Alba G 

Maria Emilia II 
Juan ( III ) Ignacio 
Juan ( III ) Ignacio y Alba II 


María ( III ) Paula y Juan ( III ) Ignacio 

María ( III ) Paula 


Juan ( III ) Ignacio 


María ( III ) Paula 

Juan( III ) Ignacio
Agustina



Abu y bisa con Agus 




4
María Paula y Agustina
Agustina 



Faustino  ; nacido el  4 de diciembre 2017

Bisabuela con bisnieto 

miércoles, 13 de marzo de 2019

Ayer

Jugando a escribir una columna releí la primera frase del libro 'Cabro chico', del fabuloso poeta chileno Claudio Bertoni

Ayer
GETTY
¿Qué hacen todas estas cosas sobre mi escritorio? ¿Qué hace la camisa rosada con alforzas que a los 13 años me parecía tan sexi y que en verdad era un mamarracho? ¿Qué hace el olor pegajoso del brillo para labios que usaba en las fiestas de la adolescencia, cuando esperaba con taquicardia imbécil a que P. me sacara a bailar un tema de Air Supply? ¿Qué hacen la tapa del vinilo de Saturday Night Fever y el amor doloroso y ridículo por John Travolta, y el bolsillo de mi guardapolvo latiendo como un volcán con la carta de R. (y el terror a que la descubrieran)? ¿Qué hacen el calor tristísimo de las estufas a kerosén que había en mi casa, y las tardes de calvario en las que iba al conservatorio de música, y el sonido de los pianos destartalados que me hundía una uña negra en la garganta apenas empezaba a subir las escaleras y las garras mal pintadas de la señorita Z. que me enseñaba solfeo, y los gritos despóticos del profesor de natación y el frío de la piscina que se metía bajo la piel como una parálisis? ¿Qué hacen el TEG y el Ludo Matic y los días de lluvia en los que sentía que estaba muerta pero sonreía mientras jugaba con mi hermano, y el olor desastroso a desinfectante y mina de lápiz que había en el colegio? ¿Y qué hace acá ese atardecer en la terraza de mi abuela mientras ella colgaba sábanas y yo escuchaba ulular el silencio sintiendo que podía volar? ¿Qué hacen acá la gorra de baño con flores amarillas, la gata Murly, el olor a chocolate del bargueño, el rastro dulcísimo del agua sobre las baldosas calientes? ¿Qué hace todo eso acá, vertido sobre mi escritorio como una infección? Jugando a escribir una columna releí la primera frase del libro Cabro chico, del fabuloso poeta chileno Claudio Bertoni —“De partida descubrí: no se recuerda así nomás”—, y metí el hocico en la memoria como un caníbal que se devora a sí mismo. Encontré cadáveres.
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sábado, 9 de marzo de 2019

Perspectivas budistas en el final de la vida - una conversación con Phra Paisal Visalo

 


Author: Dr Suresh Kumar
06 octubre 2014
  • Dr Suresh Kumar.
Dr Suresh Kumar.

En medio de una apretada agenda de entrenamiento en Tailandia, el Dr. Suresh Kumar habló con Phra Paisal Visalo, abad del monasterio budista, Wat Pasukato, y fundador de la Red budista para una Buena Muerte.




¿Qué dice el budismo sobre el sufrimiento en general, y el sufrimiento al final de la vida en particular?
En la perspectiva budista, el sufrimiento es la realidad de la cual nadie puede escapar. Todos nos enfrentamos a la vejez, la enfermedad, la separación y la pérdida, ya sea antes o después. La razón de esto es que la vida es incertidumbre. Todo en este mundo es sólo temporal. Pero el cambio es certeza. Es decir: Impermanencia. Nuestra vida es presionada por factores internos y externos que conducen a cambios constantes. Todo, en última instancia, está en descomposición y desintegrado, es decir: sufrimiento. No hay un "yo" que sea independiente o permanente. Sólo podemos retrasar o escapar del sufrimiento por un tiempo, pero el mismo es inevitable. Lo que podemos hacer es aliviar el sufrimiento y disminuir sus efectos cuando este se produzca.
Sin embargo, es posible que esas condiciones de sufrimiento sólo nos puedan afectar físicamente pero no necesariamente afectar nuestras condiciones mentales. El budismo cree que cada ser humano puede cultivar su mente para estar libre del sufrimiento. A pesar de que todos enfrentamos el envejecimiento, la enfermedad y la muerte, la mente no tiene que sufrir el dolor de ellos, si sólo aceptamos la realidad sin rechazo y sin resistencia. La aceptación es el factor más importante para que podamos estar libres de sufrimiento.
En lugar de ser afectados por el sufrimiento físico, podemos utilizarlo para nuestro propio beneficio; abrir los ojos ante el hecho de que nada es certero. La sabiduría es también la clave del éxito para iluminar nuestras mentes y para ser libres del sufrimiento. Ha habido numerosos monjes y laicos que recibieron la iluminación mientras se estaban enfrentando el sufrimiento debido a la enfermedad y la muerte. En otras palabras, la enfermedad y la muerte pueden desarrollar nuestra sabiduría para darse cuenta de la verdad última y alcanzar la iluminación.
¿Qué tan relevante es el aprendizaje a partir de estas ideas al final de la vida de los no budistas?
El budismo cree que la felicidad es posible al final de la vida. No debe haber ningún temor cuando ha llegado el momento. Cada ser humano tiene su propia capacidad para ser feliz, independientemente de la religión que profese, o incluso si no tiene religión alguna. Morir en paz es posible para todos los seres humanos.
¿Qué considera como una buena muerte?
Una buena muerte, desde la perspectiva budista, no está determinada por la forma en que uno muere ni por el motivo de la muerte. Más bien se caracteriza por la condición de la mente en el momento de la muerte; morir en paz, sin temor ni sufrimiento mental. Esto es posible cuando uno acepta la muerte de uno mismo y suelta todo - sin apego a cualquier cosa o cualquier persona. Una buena muerte también se caracteriza por los estados de dicha de la existencia donde uno vuelve a nacer. Lo mejor de todo es la muerte con una mente iluminada, el logro de la última sabiduría acerca de la verdadera esencia de la naturaleza. Esto permite a la mente estar libre de sufrimiento y darse cuenta del nirvana, sin renacimiento.
¿Qué es la buena vida?
La buena vida significa vida con bienestar, libre de enfermedad, libre de pobreza y de explotación. Buena vida también significa vivir una vida acorde con la moral; no aprovecharse de los demás, sino hacer buenas obras para los demás y para la sociedad. Se trata de tener la mente tranquila, tener compasión y no ser dominados por la codicia, la ira y la ilusión. Es la vida no infligida por el sufrimiento, que resulta de la comprensión de la realidad de la vida y de ser capaz de resolver los problemas que surjan.
¿Crees que el buen vivir siempre conduce a una buena o cómoda muerte?
Una buena vida podría conducir a una muerte en paz, pero no siempre es así. Cuando una persona está muriendo, si su mente está en dolor, o preocupado por sus hijos, padres, los seres queridos o si no puede dejar de lado sus propiedades, si él es culpable, o tiene un asunto pendiente, él se negará y luchará contra la muerte a cualquier precio. Esto conducirá a tormento, agitación e inquietud, con una existencia lamentable después de la muerte. Además, el dolor físico de la enfermedad puede hacer que los pacientes se encuentren enojados y agitados y no encuentran la paz al final de la vida.
Por otro lado, ¿cree usted que una buena muerte es posible sin una buena vida?
Buena muerte podría ocurrir a aquellos que tienen una vida malsana, aunque es muy poco frecuente. Esto se debe a que aquellos que tienen la vida malsana, tienen miedo de que van a ir a los estados malos después de la muerte. Así que ellos tienen miedo de la muerte. Muchos sufren de culpabilidad o son perseguidos por su mala conducta en el pasado. En cuanto a aquellos que son dominados por la codicia, la ira o el engaño, siempre encuentran dificultades para dejar ir a sus propiedades, o lo hacen de mala voluntad. Esto llevará inevitablemente a la muerte en el tormento. Sin embargo, si tienen la suerte de tener amigos que puedan ayudarles a recordar las buenas acciones y dejar de lado todo, su mente se volverá sana y una buena muerte será posible para ellos.
La muerte es la certeza de la vida, ¿cómo puede uno prepararse para ello?
La preparación para la muerte es una necesidad de todos los seres humanos, porque todos nos enfrentaremos a ello, sin importar cómo somos o quienes somos. Debemos prepararnos para la muerte mediante el ejercicio de 'la contemplación de la muerte'. Esto significa que debemos recordar constantemente que vamos a morir tarde o temprano. No sabemos cuándo, dónde ni cómo. Entonces nos preguntamos: Si fuéramos a morir pronto, ¿estamos preparados para eso? ¿Hemos hecho alguna buena obra para con nuestros seres queridos y para otros? ¿Es suficiente? ¿Somos lo suficientemente responsables de todo lo que tenemos? ¿Estamos dispuestos ya a dejar ir las cosas? Si la respuesta es: 'no estoy listo todavía ", debemos hacer buenas obras a partir de ahora y tratar de completar las tareas y responsabilidades. Por último, tenemos que aprender a dejar las cosas ir. Hacer buenas acciones significa que no tenemos nada que lamentar. Luego, dejar que las cosas fluyan, nos permitirá hacer frente a la muerte y estar preparados para ello, ahora y en el futuro.
El miedo a la muerte es uno de los principales factores que causan angustia en los moribundos. ¿Hay maneras de hacer frente a esto, independientemente de la fe de uno?
El miedo a la muerte se produce cuando tendemos a olvidar que todos morimos tarde o temprano. Podemos tener asuntos pendientes y preocuparnos de nuestros seres queridos o de nuestras pertenencias. Uno puede tener miedo de la muerte porque uno no está seguro de lo que sucederá después de la muerte. El miedo a la muerte puede ser aliviado si practicamos regularmente la contemplación de la muerte, tratando de hacer lo mejor para nuestros seres queridos y de completar nuestras tareas y responsabilidades importantes. La meditación es una buena manera de cultivar la mente para aceptar la muerte: ver la muerte como una parte de la vida sin miedo en absoluto.
¿Pueden las intervenciones como la meditación ayudar a aliviar el sufrimiento hacia el final de la vida? ¿Cómo? Incluso en una persona que no ha practicado la meditación hasta los últimos días de su vida?
La meditación ayuda a disminuir el sufrimiento. Al final de la vida, cuando hay dolor, uno puede concentrarse en la propia respiración - inhalación y exhalación. Una vez que la mente y la respiración están en armonía, habrá concentración y calma La calma de la mente producirá algo de química en el cuerpo que puede disminuir gradualmente el dolor. La calma que trae la meditación también desvía la mente del dolor físico, y puede permitir que uno sea inconsciente del dolor o sentirlo menos..
La meditación de atención plena también puede aliviar el sufrimiento. La meditación consciente ayuda a la mente a dejar de lado el dolor. En lugar de "ser el dolor ', la atención plena permite a uno ser consciente del dolor. Esto reducirá el dolor mental. Sólo existirá el dolor físico.
Mediadores experimentados pueden dar consejos para eliminar el sufrimiento. Un entorno adecuado y tranquilo también puede ayudar a aliviar el dolor. Recordándose a uno mismo en las buenas obras en el pasado, o concentrándose en las cosas sagradas en las que uno tiene fe puede también ayudar en la meditación consciente.