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lunes, 24 de abril de 2023

el argumento de la vida

Porque el argumento de la vida es este: el final llega. Aunque no haya esperanza, hay que vivir el tiempo que tenemos con mucho entusiasmo y sin rendirse nunca. Morir con las botas puestas. Si esto es lo que hay, vivamos de la mejor forma. J. Llamazares

infancia

De todas las cosas que no tienen precio, la más valiosa es quizá una infancia feliz. Con ella puedes vivir anímicamente de rentas casi toda la vida. Marta Riezu

martes, 18 de abril de 2023

Maria Sonia Cristoff . Novela argentina

La gran renuncia Hay un capítulo que seguramente a muchos lectores y lectoras les gustaría copiar y pegar en un correo electrónico y enviárselo a sus jefes. En Telegrama de renuncia Lucrecia, movida por una especie de impulso irrefrenable, escribe frases de dimisión como: “Denuncio confabulación para convertir trabajos en infiernos insostenibles. Denuncio confabulación para convertir vidas en dedicaciones a tiempo completo. Denuncio extractivismo social”. Así deja atrás un empleo que le exige demasiado y que no respeta su tiempo de ninguna de las maneras, como se puede leer también en los mensajes que intercambia con sus compañeros que la autora ha incluido en el libro. “Al decir extractivismo, uno automáticamente piensa en recursos naturales y en el planeta. Pero justamente hay una línea de unión entre ambos extractivismos, el humano y el natural. La novela tiene ese juego de interespecie y del mismo modo que se hace el extractivismo de los recursos naturales y animales, se hace de las personas”, dice Cristoff. En determinado punto del libro, se reflexiona sobre que esa dimisión de Lucrecia debería ser generalizada, como el fenómeno de ‘la gran renuncia’ que se está dando en Estados Unidos. “Fue una mención completamente involuntaria, oí hablar de ello después de escribir la novela”, comenta la escritora. Obviamente, para llevar a cabo una acción como esa hay que tener un colchón económico u otras opciones laborales que permitan hacerlo. No es una posibilidad al alcance de todo el mundo, pero la literatura permite la utopía. Derroche se define como novela, pero en sus páginas recoge una amalgama de géneros que van del epistolar a la crónica de viajes pasando por el relato, aliñados con textos de obras ajenas o letras de canciones. “Escribo mucho en esa zona que mezcla ficción con no ficción de distintas maneras o gradaciones, según cada libro”, explica. En algún momento de su vida se planteó cómo tendría que presentar sus títulos si suponían una mezcla de tantas cosas, pero era complicado porque al final tenía que decir siete palabras para explicar lo que hace: “Mario Levrero, un escritor uruguayo genial, dice que, a día de hoy, novela es todo lo que vaya entre tapa y contratapa. Así que me adhiero a esa teoría y chao”.

lunes, 17 de abril de 2023

el optimismo cruel . Laurent Berlant

El optimismo cruelLauren Berlant TEORÍA Y ENSAYO María Stegmayer Una idea poderosa recorre las páginas que Lauren Berlant —crítica cultural, feminista y lectora sutil— publicó en inglés hace ya casi una década. La idea —me refiero a la original y sintética fórmula que da título al volumen— extrae su fuerza de la paradoja o, mejor, de un tipo de experiencia paradojal con la que nadie podría, en algún punto, dejar de identificarse. Editado en la colección Futuros próximos de la editorial Caja Negra con impecable traducción de Hugo Salas, el libro invita a examinar los vínculos fantasmáticos que entablamos con objetos, personas o relaciones: escenas que revelan un apego, a veces feroz, a cierta promesa de felicidad, si aludimos al también reciente libro de otra feminista, Sarah Ahmed, con quien Berlant comparte territorio en la que podría llamarse la “zona crítica” del “giro afectivo” contemporáneo. “Crítica” porque la propuesta de Berlant ha sabido mezclar con inteligencia y precisión calibradas dosis de marxismo, psicoanálisis, filosofía francesa, teoría de los afectos y queer studies, al tiempo que trasciende con fuerza y rigor analítico tanto modas académicas como apresuradas intervenciones de coyuntura. Más que un simple hallazgo semántico, el optimismo cruel se revela como un riguroso vector conceptual. Capaz de articular un recorrido interesante y actual que ofrece múltiples hipótesis sobre las reconfiguraciones de la subjetividad y el malestar en la cultura contemporánea, Berlant practica la crítica ideológica desde una perspectiva renovada concernida por el inconsciente y las pasiones, retoma tópicos clásicos como la formación de la llamada “conciencia histórica”, revisa problemas de teoría literaria y reflexiona sobre el vínculo entre tiempo y narración en el marco de una original lectura de los géneros discursivos. Podría afirmarse que hace todo esto para captar algo muy difícil de asir: una trama densa de atmósferas, expectativas, modulaciones sensibles, registros narrativos e inflexiones poéticas que (des)organizan una experiencia a la vez íntima y política, singular y social, que acontece en el cruce de temporalidades múltiples y nunca plenamente cristalizadas. Optimismo cruel es una noción que sirve para interrogar la naturaleza saturada de afecto y empapada de normatividad que destilan ciertas imágenes o fantasías de la “buena vida” atadas a objetos que les aportan brillo y consistencia. Un vínculo amoroso, una aspiración exitista, un ideal corporal, una orientación sexual o una relación con la comida (o cualquier otra equis) pueden constituirse en sede del peculiar oxímoron: sitios imaginarios que nos proveen transitoriamente (a un costo que puede ser desmedido) garantías de ser y estar en el mu llndo. En otras palabras, de tener un lugar donde ser y al cual poder volver en los momentos de zozobra. Fetiches necesarios con la huella de estos tiempos, vínculos que gravitan nuestra vida pulsional y que Berlant enfoca productivamente en su carnadura espacio-temporal desde las figuras de la crisis, la “situación” o el impasse. La trampa o la triste paradoja, nos advierte, es que, ya sea desesperado o indiferente, este optimismo resulta una pieza de dos caras: el apego a los objetos de nuestro anhelo no sólo no se orienta al cumplimiento de la fantasía sino que nos aleja, cada vez más, de la posibilidad de concretarla. Se define, precisamente, por su cruel capacidad de sustraernos aquello mismo que promete. Un poema de John Ashbery, los escenarios de la precariedad neoliberal del cine de los hermanos Dardenne o un relato de Susan Sontag, entre los diversos artefactos estéticos que integran su corpus, le sirven a Berlant para leer distintas inflexiones de la crisis de las fantasías de progreso y el deshilachamiento del mundo que las había instalado en su centro (la socialdemocracia, sus instituciones y modelos aspiracionales) bajo el peso creciente del neoliberalismo como violento eje de reorganización de la vida cotidiana. En este sentido, nombra también la estructura afectiva que sujetos sexuados, racializados, generizados y sobredeterminados por sus relaciones de clase interponen con diversa suerte a la pérdida de protecciones, seguridades, aspiraciones y derechos en un mundo crecientemente incierto, competitivo y desigual que los deja “solos” con un manojo de imposibles. Podría decirse que el recorrido propuesto no se limita a ofrecer un diagnóstico bien documentado y pleno de hipótesis sobre la economía política de las pasiones en el mundo actual. Además de eso, que no es poco, cada capítulo a su modo logra volver audible el pulso errático y esquivo de lo que Raymond Williams denominara emergente. “Así vivimos ahora”, texto de Sontag en el que se detiene uno de los capítulos, pone en palabras algo que se ha expandido con la fuerza de un persistente rumor y que Berlant acierta a describir. Porque es una apuesta por hablar también de aquello que sin haber encontrado aún forma estable y reconocible interrumpe los géneros, desmiente códigos sabidos, desvía convenciones y filtra del día a día lo que escapa a la pura repetición. Dicho rápido y simple: Berlant trae noticias de lo nuevo. Lauren Berlant, El optimismo cruel, traducción de Hugo Salas, prólogo de Cecilia Macón, Caja Negra, 2020, 472 págs.

wislawa Szymborska NO SE

No sé* “Hay, ha habido y seguirá habiendo cierto grupo de personas a las que toca la inspiración. Son todos aquellos que conscientemente eligen su trabajo y lo realizan con amor e imaginación. Se encuentra médicos así, y pedagogos, y jardineros, y otros en cien profesiones más. Su trabajo puede ser una aventura sin fin siempre y cuando sean capaces de percibir nuevos desafíos. A pesar de dificultades y fracasos, su curiosidad no se enfría. De cada duda resuelta sale volando un enjambre de nuevas preguntas. La inspiración, sea lo que sea, nace de un constante ‘no sé’”.

Stand by me (artistas callejeros)

miércoles, 12 de abril de 2023

Los 5 tipos de mentes del futuro según Howard Gardner

6 minutos En proceso de revisión Los 5 tipos de mentes del futuro según Howard Gardner Howard Gardner nos describe en sus trabajos los 5 tipos de mentes que todos deberíamos cultivar, entrenar y definir para conseguir un futuro más ético, un porvenir marcado por un compromiso activo por la vida, por la innovación o la resolución de conflictos. Esas mentes del mañana son nuestra responsabilidad en el presente, un compromiso activo en el cual todos podemos ser protagonistas. La mayoría de nosotros conocemos al profesor Gardner por sus investigaciones sobre las capacidades cognitivas y por haber formulado la teoría de las inteligencias múltiples. Admirado por muchos y criticados por otros tantos al opinar que sus estudios se basan más en la intuición que en datos empíricos, hay algo que nadie puede menospreciar en este psicólogo e investigador de la Universidad de Harvard. “Quiero que mis hijos entiendan el mundo, pero no solo porque el mundo sea fascinante y la mente humana sea curiosa. Quiero que lo entiendan para que estén posicionados para crear un lugar mejor” -Howard Gardner- Howard Gardner nos invita a crear nuevos e interesantes espacios de reflexión. Si en su momento nos propuso dejar a un lado el paradigma de la inteligencia única para abrir camino a otros tipos de inteligencias relacionadas con las exigencias de la vida, más tarde, con su libro “Las 5 mentes del futuro” logró algo igual de interesante, algo igual de válido. PUBLICIDAD Hemos llegado a un punto en nuestra evolución donde es necesario tomar conciencia de un hecho. El mundo presenta cada vez más desafíos, retos para los cuales debemos estar preparados con el fin de generar en nuestra realidad un impacto positivo. Tal empresa, tal propósito requiere a su vez de que nos re-definamos a nosotros, que entrenemos 5 tipos de mentes listas para crear el futuro que necesitamos… mano sujetando cerebro representando los tipos de mentes Los 5 tipos de mentes del futuro según Howard Gardner Una buena parte de los libros de Howard Gardner cruzan la línea de la ciencia y de la psicología para sumergirse en razonamientos filosóficos con los cuales invitarnos a entender un poco más cómo ha cambiado nuestra realidad, cómo avanza nuestra conciencia en relación a un contexto social cada vez más demandante. PUBLICIDAD Curiosamente, ante un escenario a veces tan impredecible, tan exigente y variable, las bases de nuestra educación siguen siendo las mismas que las del siglo pasado. Esta sutil ironía que muchos pueden cuestionarle a Gardner se ejemplifica en nuestros niños del presente, en esos pequeños que ahora educamos con métodos que no han evolucionado demasiado y que difícilmente se adecuarán a las exigencias del futuro. Queda clara, no obstante, la necesidad de no caer en el pesimismo. Tenemos buenos profesionales de la educación y aunque los métodos de innovación educativa lleguen con cuentagotas, poco a poco nos abriremos paso hacia esas nuevas exigencias que se sitúan en el horizonte del mañana. Sin embargo… ¿llegaremos a tiempo? Gardner nos indica que posiblemente no, puesto que este viaje por el siglo 21 es muy traicionero, y que por tanto los cambios por nuestra parte tienen que llegar ya, en el aquí y ahora. La propia evolución vertiginosa de la realidad, en especial de la realidad social y de la realidad tecnológica, impone la necesidad de entrenar un tipo de mentes más conectadas, más despiertas, tolerantes a la complejidad, a los retos y desafíos… Serían las siguientes. PUBLICIDAD rostro que se abre en colores representando los tipos de mentes 1. La mente disciplinada La mente disciplinada es aquella que aplica en el día a día hábitos y técnicas de análisis adecuados, de comprensión, de auto-conocimiento y de reflexión constante. Es capaz de abordar un problema desde distintos enfoques para obtener mayor información y propuestas de solución. Este tipo de mente no se asienta en la adquisición del conocimiento mediante memorización mecánica, sino que se esfuerza por comprender y por crear un conocimiento significativo. A su vez, este enfoque de pensamiento se va volviendo más sofisticado con el tiempo, porque se evalúa, porque introduce nuevas técnicas para pensar y aprender mejor. 2. La mente sintética Si hay algo que todos sabemos es que la información que nos llega en el día a día es a veces muy dispar y procedente de numerosas fuentes: varias voces matizando el mismo hecho, poniendo la lupa en diferentes detalles. Una de las 5 mentes del futuro es esa donde la persona es capaz de dar coherencia y de sintetizar cada dato y estímulo nuevo que le llega. PUBLICIDAD La capacidad de síntesis se consigue mediante un análisis previo, mediante el interés y la capacidad por contrastar información, de aplicar un sentido crítico y por último, de dar una narración coherente y lógica a todo lo aprendido. “El propósito de la educación es lograr que las personas quieran hacer lo que deben hacer” -Howard Gardner- 3. La mente creativa Admitámoslo, una mente creativa es una mente más libre, más abierta a la experiencia, más receptiva a todo aquello que la envuelve y más comprometida hacia la innovación y no a mantenerse aferrada a esquemas rígidos, a enfoques caducos. Howard Gardner nos recuerda que el futuro avanza cada vez más rápido y que no siempre tenemos tiempo de adecuarnos a cada oscilación, a cada cambio, a cada nueva exigencia. La mente creativa es aquella que va un paso más allá, es la que no se queda atrás porque mira al futuro y se siente parte de él porque sabe y tienen argumentos para defender que tiene mucho que aportar. PUBLICIDAD Mujer pensamiento intuitivo 4. La mente respetuosa Es imperante que en nuestra sociedad habite el principio inviolable del respeto, del saber convivir, del saber tolerar y apreciar todo aquello que forma parte de nuestros escenarios y entornos cotidianos. Ningún futuro será posible si no educamos en respeto, si no entendemos qué es la convivencia y no la propiciamos de forma activa. Este es otro de los 5 tipos de mentes del futuro que más defiende Howard Gardner en sus libros por un fin muy concreto: si no sabemos convivir este planeta, el sentido (el propio y el de la humanidad) se disipará y daremos forma a un porvenir sin esperanza. PUBLICIDAD 5. La mente ética Como vemos, más allá de esas mentes hábiles en procesos cognitivos, entrenadas en un enfoque crítico o analítico, encaminadas a producir información innovadora y desafiante, hay un aspecto esencial que no podemos dejar de lado: los valores éticos. Una sociedad sin el pilar de la ética no tiene sentido, no es válida, no es humana, no es lógica. Porque la inteligencia sin un marco de integridad y de principios ético-morales no nos sirve de nada en ese sueño por un futuro más digno para todos, un mañana que a fin de cuentas, sea mejor que nuestro presente… estrellas fugaces PUBLICIDAD Para concluir, recomendamos sin duda la lectura de “Los 5 tipos de mentes del futuro” de Howard Gardner. Tanto si estamos de acuerdo o no con su teoría de las inteligencias múltiples, cabe decir que pocos psicólogos cognitivos nos han animado a ver de otro modo los pilares de nuestra educación, invitándonos a su vez a generar nuevas metodologías. Pensemos por tanto ahora en cómo entrenar estos 5 tipos de mentes. Seamos conscientes al menos de la necesidad de generar cambios y de responsabilizarnos de algo esencial: todos tenemos nuestra parte de responsabilidad a la hora de crear un futuro mejor.

lunes, 10 de abril de 2023

Las palabras que importan durante el duelo ( M Lalanda)

MAÑANA SERÁ OTRO DÍA

Detrás de la manida frase a la que recurrimos cuando queremos convencer(nos) de que la jornada de mañana será menos complicada hay una explicación científica: durante el sueño, el cerebro es capaz de afianzar aprendizajes, regular las emociones e incluso tomar decisiones que, despiertos, nos resultan imposibles. Artículo Esmeralda R. Vaquero @EsmeRVaquero ¿QUIERES COLABORAR CON ETHIC? Si quieres apoyar el periodismo de calidad y comprometido puedes hacerte socio de Ethic y recibir en tu casa los 4 números en papel que editamos al año a partir de una cuota mínima de 30 euros, (IVA y gastos de envío a ESPAÑA incluidos). COLABORA 17 ENE 2023 Mañana será otro día Aunque los avances científicos han arrojado nuevos descubrimientos en los últimos años, el cerebro humano y su actividad continúa ofreciéndonos hallazgos a día de hoy. Sobre su actividad nocturna tenemos informaciones ya conocidas: el ciclo completo del sueño se compone de cinco fases y en la última de ellas, llamada REM, se producen los sueños propiamente dichos. Ese proceso concreto abarca entre 90 y 120 minutos, por lo que en un descanso de siete u ocho horas experimentaremos cuatro o cinco ciclos. En estas fases el cerebro realiza algunas funciones muy importantes. Una de ellas consiste en limpiar partículas nocivas o deshechos acumulados en el organismo, como los residuos moleculares que producen las células cerebrales y las proteínas tóxicas. Tanto unos como otras son las responsables de las demencias. Otra función conocida que realizamos en las horas de descanso no es otra que recargar energía. Pero quizá no sepamos que las horas de sueño nos ayudan también a tomar decisiones: según un estudio publicado en la revista Current Biology, el cerebro procesa problemas difíciles durante las horas de ‘descanso’. Pero además, la consolidación de los aprendizajes es otra de sus tareas principales. Todo lo que experimentamos a lo largo del día lo almacenamos en el córtex; una vez que entramos en la fase del sueño profundo, estas vivencias se transmiten al hipocampo y a la amígdala, que lo memoriza Todo lo que experimentamos a lo largo del día lo almacenamos en el córtex; una vez que entramos en la fase del sueño profundo, estas vivencias se transmiten al hipocampo y a la amígdala, que lo memoriza. Cuando el proceso finaliza, esa información regresa al córtex de manera organizada. Es decir, cuando dormimos inventariamos nuestro día y consolidamos lo que hemos extraído de él. Del mismo modo, lo que el cerebro no considera necesario lo elimina, dejando espacio a nuevos conocimientos y aprendizajes. No obstante, no todas nuestras vivencias tienen, como es lógico, la misma importancia para nuestro cerebro. Un estudio realizado por la Universidad del Este de Londres reveló que las experiencias con mayor peso emocional tienen prioridad sobre los sucesos neutros. Otro estudio desarrollado por el Rush University Medical Center constató que las preocupaciones cotidianas se cuelan con frecuencia en nuestros sueños. Pero, quizá, la característica más funcional de este órgano tan sorprendente es su capacidad de equilibrarnos emocionalmente En 1998, un pequeño experimento realizado con 60 personas, publicado en la revista Psychiatry Research, llegó a la conclusión de que «el sueño puede moderar activamente el estado de ánimo durante la noche». Las experiencias con mayor peso emocional tienen prioridad sobre los sucesos neutros El equipo investigador obtuvo suficientes pruebas para pensar que dormir nos ayuda a equilibrar nuestro estado de ánimo y que soñar con lo que nos inquieta o nos exalta permitiría lidiar mejor con esos acontecimientos. De ahí que la socorrida frase «mañana será otro día» cobre sentido: el cerebro es capaz de resetearse de un día para otro y regular el estado emocional. Y es que cuando una situación nos afecta mucho o nos llega a desbordar, las zonas límbicas del cerebro se ponen en marcha y nos llevan a actuar guiándonos de una manera más impulsiva que racional. Finalmente, un estudio elaborado por un equipo investigador de la Universidad de California descubrió que los sueños nos devuelven ese control perdido restando cierta intensidad emocional a las situaciones que nos la provocan. Para ello, realizaron una descripción de la modulación nocturna de los sistemas neuronales afectivos y el (re)procesamiento de experiencias emocionales recientes. La conclusión parece clara: de un día para otro, estos sistemas corrigen la reactividad de las redes límbicas y autónomas asociadas. En otras palabras, el sueño se configura como un potente limpiador del cerebro, un reseteo emocional de las estructuras límbicas, responsables del procesamiento afectivo. Durante la fase REM revivimos experiencias, pero el cerebro mantiene inactivas las neuronas histaminérgicas, relacionadas con el estrés; esto conlleva que esos mismos acontecimientos se vivan reduciendo la carga afectiva y favoreciendo su procesamiento emocional. Nuestro cerebro tiene las herramientas para traernos un mejor día.