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domingo, 22 de agosto de 2021
El arte de perder < Elizabeth Bishop
l arte de perder El arte de perder no cuesta tanto irlo aprendiendo (insisten las cosas hasta tal punto en perderse, que el llanto por ellas dura poco). Y el espanto por perder algo cada día, rosas que se deshojan, horas, llaves, cuanto pueda ocurrírsele a uno, no es tanto. Practica entonces perder más, y goza el ritmo de la pérdida, su encanto: pierde ciudades, nombres, y en Lepanto pierde una mano, un destino, una moza: nada de esto será para tanto. Perdí el reloj de mi madre, y el manto con que cubría mis hombros, la loza en que tomaba el té, pero igual canto. Perdí mi tierra, mi rumbo y aguanto de lo más bien tanta pérdida. Es cosa de acostumbrarse: no, no es para tanto. Perderte a ti, por ejemplo, tu encanto y tu cariño perder, dolorosa prueba sería, pero nunca tanto (aunque parezca condena espantosa). * * * Un arte El arte de perder no es difícil adquirirlo. Tantas cosas parecen empeñadas en perderse, que su pérdida no es un desastre. Pierde algo cada día. Acepta el tumulto de llaves de puertas perdidas, la hora malgastada. El arte de perder no es difícil adquirirlo. Practica entonces perder más aún, y más rápido: lugares, nombres, y el sitio al que se suponía que viajarías. Nada de esto será un desastre. Perdí el reloj de mi madre, y -¡mira!- la última, o penúltima de tres casas que amaba se fue. El arte de perder no es difícil adquirirlo. Perdí dos ciudades, ambas adorables. Y, más ampliamente, algunos sitios de los que era dueña, dos ríos, un continente. Los echo de menos, pero no fue un desastre. -Hasta al perderte a ti (la voz bromista, un gesto de amor) no habré mentido. Es evidente que el arte de perder no es demasiado difícil de adquirir aunque parezca por momentos (¡Escríbelo!) un desastre. * * * Este arte de perder No, no es difícil adquirir el arte de perder: hay tantas cosas empeñadas en perderse, que su pérdida no importa. Pierde algo cada día, acepta el río de llaves que se pierden, horas malgastadas. No, no es difícil adquirir el arte de perder. Practica entonces perder más, más rápido: nombres, lugares, ¿para adónde ibas? Ninguna de estas cosas es desastre. Perdí el reloj de mi madre, y -fíjate- la última o la penúltima casa querida que tuve. No, no es difícil adquirir el arte de perder. Perdí mis dos adoradas ciudades, e incluso algunos sitios de los que era dueña, dos ríos, un continente. Los echo de menos, pero no es un desastre. -Incluso si te pierdo a ti (tu voz bromista, esos gestos que adoro) no habré mentido. Es obvio que el arte de perder no cuesta ni tanto adquirirlo aunque por momentos parezca que (¡escríbelo!) sí es un desastre.
sábado, 21 de agosto de 2021
martes, 17 de agosto de 2021
Maloca , maloca, una pediatra en la Amazonia
Os recomiendo este libro de mi queridisima amiga Michela , que se marcho brusca y precozmente
y la echamos mucho de menos
sábado, 14 de agosto de 2021
domingo, 8 de agosto de 2021
Little boxes . Malvina Reynolds
little Boxes" es una canción escrita por Malvina Reynolds en 1962 en la que se satirizaba las urbanizaciones de los barrios residenciales periféricos californianos, remarcando los valores conformistas burgueses de estos y criticando a una sociedad acomodada y su concepto de normalidad, consistente en aparentar todos lo mismo, lo cual viene marcado socialmente por las posesiones, las actividades y las profesiones. Aunque en apariencia inofensiva, esta canción, le acaerró algún disgusto con esa gente que vivía en cajitas y que no eran tan simpáticos o inofensivos como podrían parecer aquí. La canción fue muy conocida también por la versión del premio Nobel de la paz y amigo de Malvina, Pete Seeger de 1963.
Iris Murdoch : la elección del bien es la mas sabia de las opciones ante cualquier dilema de la vida
"Para Murdoch, el bien es un tipo de inteligencia; por ende, la elección del bien es la más sabia de las opciones ante cualquier dilema de la vida. Llegó a decir que, aunque era un gran pensador, encontraba a Freud deficiente porque el psicoanálisis se basa en «pensar demasiado en uno mismo, mientras que el mejor remedio contra el sufrimiento es ayudar a otros.» Por otro lado, la literatura en particular y el arte en general son una respuesta solida y acogedora ante los interrogantes de la filosofía. Dios no existe, el amor es falible, somos imperfectos, somos mortales, el dolor y el egoísmo nos acechan; pero nos quedan las historias, el consuelo inagotable de las palabras. En otra entrevista abundó en el tema al afirmar que «el buen arte ofrece una felicidad sin contaminar y enseña cómo mirar el mundo y entenderlo; hace que todo sea más interesante.»
Creo que esta última frase sirve como innecesario resumen del estilo de Iris Murdoch: todo lo que plantea redunda en el interés del lector. La puesta en escena de sus novelas es siempre tan inteligente como inesperada, desde su arranque y su punto de vista hasta el desarrollo, el viaje de sus personajes deliciosamente estropeados; en su territorio no hay caminos hollados, ¿existe mejor regalo para el lector que ese? Para la escritora, el arte «posee dureza, firmeza, realismo, claridad, objetividad, justicia, verdad. Es el resultado de una imaginación libre, sin corromper. El mal arte es el resultado blando, caótico y autocompasivo de una fantasía esclavizada.»
La suya voló libre en sus novelas, ensayos, obras de teatro y un puñado de poemas. Le encantaba escribir, aseguraba que entre el final de una novela y el inicio de otra no pasaban más de diez minutos. Y así fue hasta 1995, cuando los primeros síntomas de la enfermedad amordazaron su talento. Iris Murdoch murió el 8 de febrero de 1999 víctima del Alzheimer, perdiendo palabras, ella que tanto las había amado y cultivado: «Las palabras son los símbolos más sutiles que poseemos y nuestra producción humana depende de ellas», escribió en La soberanía del bien. Pero a nosotros nos queda el consuelo de su literatura, siempre divertida, esencial, sabia, saciante e inmortal: los lectores de Iris Murdoch la recordamos, con centenario o sin él. Y los que aún no la han disfrutado, venga, ¿a qué estáis esperando?
Josan Hatero.
(c) Jill Krementz, B&W.
TAGS IRIS MURDOCH LITERATURA
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viernes, 6 de agosto de 2021
El homo ludens con un libro es libre
Wislawa Szymborska : soy una persona anticuada que cree que leer libros es el pasatiempo mas hermoso que la humanidad ha creado . El homo ludens baila , canta , adopta posturas, se acicala , organiza fiestas y celebra refinadas ceremonias .
Para nada desprecio la importancia de estas diversiones : sin ellas , la vida humana pasaría sumida en una monotonía inimaginable . Sin embargo son actividades en grupo sobre las que se eleva un mayor o menor tufillo de instrucción colectiva
El homo ludens con un LIBRO ES LIBRE . Al menos , tan libre como el mismo sea capaz de serlo .
El fija las reglas del juego , subordinado únicamente a su propia curiosidad
lunes, 2 de agosto de 2021
Gobernando el vacio
“Los partidos se han desconectado tanto del resto de la sociedad y se dedican a una competición tan carente de significado, que ya no parecen capaces de sostener la democracia en su forma actual”.
"Gobernando el vacio".Peter Mair, citado por Ricardo Dudda en “la privatización de la política”
domingo, 1 de agosto de 2021
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