Translate

martes, 2 de mayo de 2023

Las lecciones de Tolstói en la facultad de Medicina

CAMBIOS EN LAS CARRERAS CIENTÍFICAS La UPF propone una materia optativa de Humanidades para “devolver el alma a la profesión” Carina Farreras Barcelona 22/04/2023 06:00 Actualizado a 22/04/2023 06:28 Tiene cáncer, lo siento”, diagnosticó el médico de urgencias a un paciente que llegó al hospital con dolores. Lo que siguió fue el silencio. Ahí se quedó el enfermo, Andrés, con su mujer, sin saber qué decir, qué pensar, en caída libre a un vacío existencial, con su vida abruptamente interrumpida. “En un segundo se paraliza el mundo, la vida familiar y social, los sueños, los planes de futuro, pasa por tu cabeza todo lo que sabes que ya no harás...”, explica Elena, ya viuda, a una audiencia de estudiantes de 19 años que cursan 2.º de Medicina en la Pompeu Fabra y que siguen la optativa de Humanidades. Afortunadamente, los tres años que Andrés vivió con el cáncer tuvo médicos empáticos y compasivos, como el cirujano gástrico Manuel Pera, jefe de cirugía gastrointestinal en el hospital del Mar y director de la asignatura. “Siempre estuvo allí, los fines de semana, los festivos, era un alivio verle entrar en la habitación. Siempre encontró las palabras justas para hablarnos”. O la doctora que atendió a Andrés en sus últimos momentos, de la que solo recuerda que se llama Sofía, que le aligeró de la carga de decidir ante la posibilidad de alargar con medios externos la vida y el sufrimiento de su marido: “Me pasó el brazo por los hombros y me dijo: ‘Tranquila, aquí soy yo quien toma las decisiones’”. El 70% de alumnos de 2º curso de la UPF, unos 40 jóvenes, se ha apuntado a esta asignatura trimestral El relato de Elena impacta a los jóvenes que, por edad, probablemente tengan pocas experiencias sobre enfermedad. “La empatía, la humanidad, se cultivan”, les explica el cirujano Pera, impulsor de esta materia optativa, junto a Joaquim Gea, catedrático de fisiología y jefe emérito del servicio de neumología del mismo hospital, y Jonathan McFarland, presidente de la asociación The Doctor as Humanist. El objetivo de este movimiento internacional es “restaurar el alma en la medicina”, introduciendo filosofía, literatura, arte, además de mostrar buenos referentes médicos. “Arte y medicina siempre fueron juntos hasta que se tecnificó la profesión y el médico fue alejándose del paciente”, resume brevemente McFarland, profesor en la Universidad Autónoma de Madrid, que cree que cada vez más el ordenador se interpone entre médico y paciente. La carrera, enfocada a los aspectos técnicos y científicos, no atiende otros, como la relación con el paciente Pera sigue explicando a los estudiantes: “En pocas relaciones profesionales el acceso a la intimidad es tan rápido. El paciente otorga un acto de confianza, lo que comporta una gran responsabilidad al médico. Hay que escuchar bien, no solo datos clínicos, para saber acompañar. Tenéis que leer literatura para comprender las historias –no clínicas– que hay detrás de cada paciente y encontrar siempre las palabras adecuadas”, les aconseja. Los alumnos trabajarán durante el trimestre La muerte de Iván Ilich , de Tolstói, obra ejemplar sobre la relación de un médico y un juez enfermo de muerte que expresa sus miedos e inquietudes, su vulnerabilidad ante el dolor y el sufrimiento que le provoca la inminencia de su muerte y la desafección de su familia. Pero hay otras joyas literarias, como Ebrio de enfermedad , de Anatole Broyard (La Uña Rota), o Confesiones , de Henry Marsh (Salamandra), que refleja la ambivalencia de dar seguridad al paciente mientras se gestiona la incertidumbre de la enfermedad. Y ensayos específicos. El doctor Pera les lee un poema del sevillano Jacobo Cortines que habla de espacios fríos, salas de espera, pasillos de cristal y cuadros asépticos. Un alumno levanta la mano, considera que todas estas recomendaciones son de sentido común. El cirujano le responde que los estudios de Medicina son exigentes, tienen un cariz técnico y científico importante, que requiere un gran esfuerzo por parte del estudiante, que termina desatendiendo muchas actividades literarias y artísticas. La carrera, además, desatiende –a su juicio– aspectos importantes como la relación que se establece con el paciente o la asunción de la incertidumbre. “Las máquinas no lo podrán todo”. El riesgo es tratar patologías y no pacientes, les dice. “Leer os ayudará a comprender la historia que hay tras el paciente y a encontrar las palabras adecuadas” “Y luego, el mundo laboral, con días interminables, listas de espera inasumibles, guardias... un sistema sumamente hostil en el que sucumben muchos médicos, que están quemados”. Contra todo eso, alega, “no podemos claudicar, si hay que dedicar diez minutos más, hagámoslo”. “¿Y eso no desgasta?”, pregunta un chico. “Tiene un coste, pero también una satisfacción”. El 70% de los estudiantes de 2.º de la UPF se han matriculado en esta asignatura. En ella participará David R. Kopacz, profesor de Psiquiatría y Ciencia del Comportamiento de la Universidad de Washington, que explicará los factores que conducen a la pérdida de compasión. O Susana Magalhaes, investigadora en la Universidad de Oporto, que expondrá la importancia de las narrativas médicas. Precisamente el campus de Oporto ofrece como optativa Introducción a la Poesía y la Música, impartidas por el poeta João Luís Barreto Guimarães y la directora de orquesta Ariana Dantas, también guitarrista. La Universidad de Oporto ofrece a los futuros médicos la materia de Poesía y Música La introducción a las humanidades en carreras científicas es aún tímida con relación al impacto previsto que tendrá la revolución digital en las profesiones en pocos años. La filósofa Marina Garcés, en el reciente foro Universidad y Cultura, organizado por Ministerio de Universidades, celebrado en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, resaltó el divorcio entre profesión y cultura y entre conocimiento y cultura. Y el riesgo de que las ciencias estén sometidas a un excesivo cientificismo, desposeídas de otros conocimientos, lo que conformará una sociedad distinta de la actual. Algunas universidades están abriéndose camino, integrando la cultura, el arte y la ética. La Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) abrió el área de UPC-Arts que trabaja para acercar la cultura desde múltiples perspectivas e incluye contenidos curriculares (los alumnos pueden cursar créditos del máster Retos Contemporáneos de la UOC) y se está impulsando el desarrollo de doctorados industriales en entidades culturales. También la Carlos III tiene presente la necesidad de flexibilizar los estudios. Así, sus alumnos, de cualquier especialidad, están obligados a realizar unos créditos en humanidades, dentro o fuera del campus.

No hay comentarios:

Publicar un comentario