Todo esto para qué
Por Leila Guerriero
Lo dice —está escrito— en la página número 12: “Este libro es un fracaso (…) porque una exploración del mayor fracaso del género humano no podía sino fracasar (...) Y, aun así, es un fracaso que no me avergüenza”.Los motivos por los cuales ese fracaso no produce vergüenza se encuentran tanto en la frase de Samuel Beckett que hace las veces de epígrafe como en las últimas páginas de El hambre, el libro en el que el argentino Martín Caparrós busca respuesta a una pregunta: por qué, en un mundo que dispone de comida para todos, se mueren 25.000 personas cada día por causas relacionadas con la falta de alimentos. El epígrafe de Beckett reza: “Intenta de nuevo, falla de nuevo, falla mejor”; la anteúltima página de El hambre dice: “Sería bueno separar la acción de los resultados de la acción. No hacer lo que quiero hacer por la posibilidad del resultado sino por la necesidad de la acción: porque no me soporto si no hago”. Así, un círculo que comienza con un periodista haciéndose preguntas, y sigue con ese mismo periodista preguntándose qué sentido tiene hacérselas (porque, después de todo, el libro no cambiará nada y quienes padecen hambre “no parecen tener muchas posibilidades de influir sobre los mecanismos que los hambrean”), termina con una respuesta salvaje y sincera: “Porque no me soporto si no hago”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario