El significado de la frase japonesa mono no aware apela a entender la transitoriedad de las cosas con un sentimiento de belleza y finitud.
Si una persona no se disolviera, si no desapareciera como humo, las cosas perderían su poder de conmovernos.
Lo más preciado en la vida es su incertidumbre. En la filosofía budista japonesa, contrario a lo que quería Platón y que nos permea, no existe la concepción de un reino estable sobre o detrás de la realidad. Lo que es más, la realidad básica es entendida como impermanencia.
Allí reside su incomparable apreciación por la belleza. En lugar de ser causa de algún tipo de desesperación nihilista, darse cuenta de la transitoriedad fundamental de la existencia es para los japoneses un llamado a la actividad vital en el momento presente, a la apreciación hipermatizada de las cosas y fenómenos del mundo.
El término mono no aware es uno de los conceptos más bellos y panorámicos que ilustran esta estética del entendimiento.
Preñado de matices y connotaciones, el término mono no aware inevitablemente pierde algo en la traducción, pero el significado directo, “la tristeza o el pathos de las cosas”, es el punto de partida. Refiere al agridulce sentimiento de ver las cosas cambiar.
Es, como decía Sei Shonagon en el siglo X, “cuando uno ha dejado de amar a alguien y siente que se ha convertido en alguien más, aun cuando sigue siendo la misma persona”. El diminuto dolor que acompaña a una flor cuando se marchita, la finitud que se aloja en cada una de las cosas.
La traducción de aware como “tristeza” se debe más que nada a la falta de una mejor palabra, porque la esencia de aware sugiere la experiencia de conmoverse profundamente por emociones que pueden incluir alegría y amor, pero siempre teñidas de finitud o dolor. Qué mejor que los árboles de cerezo para entender el concepto.
El ejemplo más citado de mono no aware en el Japón contemporáneo es el amor tradicional hacia las flores de cerezo, manifestado en los tumultos que salen cada año a contemplar y hacer picnics debajo de los sakuras, que son valorados por su transitoriedad. Usualmente las flores comienzan a caer después de una semana de haber brotado, y es precisamente la evanescencia de su belleza lo que evoca el sentimiento melancólico y alegre de mono no aware en el observador.
Otro gran ejemplo (y que recomendamos especialmente) está en las películas de Ozu Yasujiro, considerado el más “japonés” de los directores japoneses. En su obra hay una serie de memorables ejercicios que transmiten impecablemnte el mono no aware:
Ozu expresa sentimientos por medio de objetos en lugar de actores. Un jarrón puesto en la esquina de un cuarto donde un padre y su hija duermen; dos padres contemplando las rocas en un jardín, sus posturas imitando las formas de una piedra; un espejo reflejando una ausencia… Todas imágenes que expresan el pathos de las cosas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario