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sábado, 22 de enero de 2022
El coste de vivir», de Deborah Levy. Por Marta Molins
el coste de vivir
En pleno ‘boom’ del término mansplaining, aunque fue descrito por primera vez por Rebecca Solnit en «Men Explain Things to Me», en 2008, hay otra expresión que creo que es más significativa si cabe, que la autora Deborah Levy mencionó en una entrevista: el mansilencing, es decir, el silencio y la indiferencia de los hombres como modo de empoderamiento y autoridad frente a la mujer. El menosprecio no siempre se canaliza a través de gritos o palabras malsonantes, sino muchas veces es la falta de atención deliberada, no mirar a los ojos ni escuchar, en definitiva, provocar la inseguridad, la invisibilidad de la otra persona.
En «El coste de vivir», Levy reflexiona sobre cómo la sociedad desdibuja, oprime y sofoca a la fémina: mujeres sin nombre relegadas a ser “la mujer de” o “la madre de”, mujeres que ven cómo invaden su espacio vital o a las que ignoran y menosprecian su relato. En esa confusión de roles de la mujer (ser buena madre, esposa, amiga, empleada, ama de casa…) hay uno que ha llamado particularmente mi atención: el papel de los hombres que tienen obligaciones fuera de casa y que todo el mundo comprende y respeta, pero en el caso de las mujeres producen sensación que abandonan y descuidan el núcleo familiar. Así lo relata ella en el libro: “Cuando nuestro padre hace las cosas que necesita, nosotros entendemos que es su deber. Si nuestra madre hace las cosas que necesita, sentimos que nos ha abandonado. Es un milagro que haya sobrevivido a nuestra mezcla de mensajes, escritos con la tinta más envenenada de nuestra sociedad. Era para que se volviera loca».
Levy traza un retrato de la mujer del siglo XXI, que destila la confusión de vivir en una sociedad que pretende relegarla a una figura secundaria debido al yugo del patriarcado. Levy narra cómo se siente a sus cincuenta años tras su divorcio, con sus hijas ya mayores y ausentes, con su madre agonizando y en paralelo sobreviviendo con su precario y a la vez que adorado trabajo como escritora.
La lectura del libro fluye cómo la vida misma. Es un compendio de reflexiones que forman un diario íntimo de la escritora, sin adornos ni una historia grandilocuente. Es el devenir de la vida a través de escenas cotidianas, con sus dificultades y sus pequeñas grandes cosas del día a día. Es una historia sincera, de amor a la vida, a la escritura, a la sencillez de las cosas, a su madre.
Como dijo Orson Welles, «tener o no un final feliz depende de dónde decidas detener la historia”. Así empieza «El coste de vivir».
Marta Molins
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