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viernes, 8 de julio de 2022
El funeral de Renato Bialetti, cuyas cenizas están dentro de la moka AP
El impulsor de la cafetera moka descansa en paz para siempre dentro de ella
ÓBITO
El empresario italiano Renato Bialetti (1923-2016) falleció el pasado 10 de febrero en Suiza
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PIERGIORGIO M. SANDRI
BARCELONA
19/02/2016 01:02Actualizado a 24/02/2016 16:09
Sus cenizas descansan desde hace unos días en una cafetera moka, tamaño maxi. Y no podía ser de otra manera. Renato Bialetti murió el pasado 10 de febrero a los 93 años en Ascona, Suiza. Fue el gran impulsor del homónimo grupo empresarial italiano, conocido en todo el mundo por su cafetera de forma hexagonal, de las que se llegaron a vender trescientos millones de unidades.
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El diseño fue obra de su padre, Alfonso, que se inspiró en cómo las mujeres hacían la colada en el pueblo norteño de Ome-gna, en los alrededores de Milán. Observó que empleaban una bañera, con en el centro un tubo desde donde salía agua caliente con jabón, una mezcla que luego se distribuía y repartía sobre la ropa.
Trasladó la idea al café y consiguió diseñar un producto icónico e insuperable. En la actualidad hay un modelo expuesto en el MoMA de Nueva York y en la Trienal de Milán. Su cafetera está considerada como objeto de culto del diseño industrial del siglo XX.
Pero fue Renato quien montó las riendas del negocio. En particular, fue de los primeros empresarios italianos en intuir el poder del marketing. Encargó una ca-ricatura de sí mismo, con un bigote vistoso, al diseñador Paul Campana y la convirtió en un brand mundial. También supo aprovechar la creciente influencia de la tele, con unos mensajes publicitarios que han pasado a la historia y que están grabados en la memoria de muchas familias italianas de su generación, que siguen guardando sus máquinas en algún armario de la cocina.
En los años ochenta Renato vendió la empresa, que pasó a varias familias. En la actualidad es una sociedad que cotiza en bolsa desde el 2007. Las cafeteras se siguen produciendo en Italia, mientras que el resto de los productos, que abarcan utensilios de cocina, se fabrican en Rumanía y Turquía.
El funeral tuvo lugar en una iglesia católica en su pueblo natal. A la ceremonia asistieron más de 200 personas. El cura bendijo la cafetera con las cenizas del empresario.
Fue el último golpe de genio de un hombre que sabía cómo conectar con las masas. Que Renato, que sobrevivió a los campos de concentración alemanes, fuera un vendedor nato se desprende de una anécdota que reveló él mismo hace unos años.
“Me encontraba en un hotel con unos clientes franceses. Para ellos la cafetera moka era casi una novedad. Estaban perplejos y dubitativos. Temía que no llevaría a cabo la venta. En ese momento, pasó a mi lado Aristóteles Onassis, que iba al lavabo. Me animé y le seguí. Le dije: ‘Soy un joven empresario italiano. Écheme una mano, que usted ha empezado desde cero como yo. Cuando vuelva al hall, por favor, dígales que usen una de mis cafeteras. Me servirá para impresionar a estos clientes reticentes’. Volví, convencido y resignado de que Onassis habría pasado de mí. En cambio ocurrió el milagro. Onassis fingió verme en el último instante, se dio la vuelta y en voz alta dijo: ‘¡Renato! ¿Cómo estás? ¿ Sabes que nunca he bebido un café tan rico como el que sale de tu cafetera?’. Os juro que las cosas fueron exactamente así”.
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