Obviamente la forma totalmente sana de vivir es " basta a cada día su propio mal "
Vive aquí y ahora ( lo que actualmente el mindfulness propone , en aquella época no existía )
El libro tibetano de los muertos es un manual tanto sobre el Arte de Vivir , como sobre el Arte de Morir
Trabajar hasta el límite para triunfar en lo que uno hace y ser al mismo tiempo indiferente a ello, sino triunfas paciencia y si triunfas , tanto mejor , no tienes porque jactarte de ello. Esa es toda la historia del Baghavad -Gita encontrar la forma de hacerlo todo con pasión pero con desapego
Debemos aprender a permanecer mentalmente callados , debemos cultiva el arte de la receptividad pura
De acuerdo con William James , en que la conciencia normal en estado de vigilia no es mas que un tipo de consciencia , mientras que en torno de ella y separadas por pantallas mas fútiles , se ocultan formas potenciales de consciencia totalmente distintas . Podemos pasar por la vida sin sospechar que existen . Ninguna descripción de la totalidad del universo que omita estas formas de consciencia puede ser definitiva
A los sobrevivientes se les aconseja que piensen en el ser amado y en su necesidad y destino en el nuevo estado de consciencia y que no se sumen egocéntricamente en su propia pena " seguid la marche " " seguid adelante " Cuantos de nosotros andamos por el mundo no totalmente vivos porque una parte de nosotros no siguió adelante sino que murió con Papa o mama .. el consejo es , seguid la marcha , seguid adelante
Enfocar la mente en la " cordura fundamental " concepto que le encanta repetir a Huxley
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miércoles, 30 de abril de 2014
martes, 29 de abril de 2014
Carta de John Steinbeck a su médico de cabecera
Cuando por primera vez leí Los hechos del Rey Arturo y sus nobles caballeros, no sabía quién era John Steinbeck, su autor. Tampoco sabía que era premio Nobel, y que había escrito novelas en las cuales se basaron películas tan conocidas como Al este del edén. Tenía que haberlo imaginado, solo alguien genial, es capaz de trasformar la complejidad del mundo artúrico en algo sencillo y atractivo.En la introducción cuenta que quiso verter esta historia (La Morte dArthur de Thomas Malory) a la lengua llana de hoy para sus jóvenes hijos, y para otros hijos no tan jóvenes, “verter el significado de esas historias tal como fueron escritas, sin excluir ni añadir nada, quizá para competir con las distorsiones del cine y la historia, que constituyen la única fuente accesible para esos muchachos y para otros que se impacientan con la escritura de Malory y con el uso de palabras arcaicas”.
Por esa extraña admiración que surge en el lector por el buen autor, me convertí sin quererlo, la verdad es que si hubiera querido, en el joven amigo de un hombre del que apenas conocía nada, pero al que admiraba profundamente. Tenía mientras leía, un nuevo amigo, un amigo con un conocimiento especial capaz de transportarme a un nuevo mundo, lejano y antiguo.
Por ese motivo fue un intenso placer descubrir en un blog dedicado al género epistolar (Letters of Note reúne y ordena postales, telegramas, faxes y cartas fascinantes) una carta de John Steinbeck, a su nuevo médico de cabecera, que traduzco a continuación (con todas mis limitaciones y la ayuda de Mónica Lalanda)
-En 1964, tras la jubilación de su médico de cabecera, el nuevo médico solicitó al novelista de 62 años John Steinbeck, que rellenase un cuestionario médico de rutina para su Historial Clínico. Steinbeck hizo exactamente eso, y al llegar a la última de sus muchas páginas, el autor de “Las uvas de la ira” descubrió un pequeño espacio en blanco reservado para “cualquier otro dato que considere que pueda ser de importancia.” En lugar de hacer eso, Steinbeck escribió una carta a su nuevo médico.
John Steinbeck murió cuatro años después.
Nueva York. 05 de marzo 1964
Querido Denny:
Por esa extraña admiración que surge en el lector por el buen autor, me convertí sin quererlo, la verdad es que si hubiera querido, en el joven amigo de un hombre del que apenas conocía nada, pero al que admiraba profundamente. Tenía mientras leía, un nuevo amigo, un amigo con un conocimiento especial capaz de transportarme a un nuevo mundo, lejano y antiguo.
Por ese motivo fue un intenso placer descubrir en un blog dedicado al género epistolar (Letters of Note reúne y ordena postales, telegramas, faxes y cartas fascinantes) una carta de John Steinbeck, a su nuevo médico de cabecera, que traduzco a continuación (con todas mis limitaciones y la ayuda de Mónica Lalanda)
-En 1964, tras la jubilación de su médico de cabecera, el nuevo médico solicitó al novelista de 62 años John Steinbeck, que rellenase un cuestionario médico de rutina para su Historial Clínico. Steinbeck hizo exactamente eso, y al llegar a la última de sus muchas páginas, el autor de “Las uvas de la ira” descubrió un pequeño espacio en blanco reservado para “cualquier otro dato que considere que pueda ser de importancia.” En lugar de hacer eso, Steinbeck escribió una carta a su nuevo médico.
John Steinbeck murió cuatro años después.
Nueva York. 05 de marzo 1964
Querido Denny:
He estado rellenando mi historia mortal llamado pasaporte médico. Ahí está todo, el pasado y el futuro tan claro como las varices en las piernas de mi madre o las afecciones vasculares de mi padre. Hay algo en medicina que está siempre claro.La dirección y el final son fijos y el paciente nunca retrocede.
Se me ocurre que tan claro como este hecho, puede haber otros asuntos que se den por sentados y otros que se ignoren intencionalmente, o no.
Porque realmente…¿cuál es la razón para tener un médico?
Es un concepto muy reciente. Supongo que la razón actual desde el punto de vista del paciente es conseguir pasar por la vida con el menor dolor y confusión posible y morir limpia y decentemente. Pero hasta que esto pasa, se supone que el médico esta para escuchar las frustraciones y para atender a los diversos caprichos del sistema nervioso central.
Estoy interesado en esta teoría de desintegración que indica que a petición mía, usted me mantendrá en una dulce ignorancia de lo que me pase. Sé que en muchos casos es deseable, pero desde mi punto de vista, no puedo entenderlo.
¿Qué es lo que quiero de un médico?
Pues más que cualquier otra cosa, probablemente quiero un amigo con conocimientos especiales. Si Ud. nunca hubiera buceado y yo estuviera con usted, mi meta sería instruirlo en las profundidades y en los peligros, de lo agradable y lo maligno. Supongo que significa lo mismo. Estamos hechos de tal forma que, unos destellos nada sutiles puede causar un pánico sin sentido, mientras que una traición secreta puede estar mordisqueándonos, sin darnos cuenta, incluso en el más agradable éxtasis de las profundidades. Hay dos tipos de dolor, o más bien una serie de clases de dolores. Pienso especialmente en el dolor “enseñanza” que nos aconseja a no hacernos daño a nosotros mismos o en el dolor contrario, el dolor explosivo, que nos avisa de una desintegración lenta o rápida. Como no estamos cualificados, no sabemos la diferencia y, según me han dicho, incluso el experto pierde sus conocimientos cuando el problema lo tiene él mismo. Creo que si uno supiera la diferencia entre estos dos dolores, se prepararía de manera diferente.
Luego llega el aviso de la caída del telón. Siendo que el final de la obra es siempre el mismo, creo que pudiendo hacerlo, el protagonista debería tener derecho a decidir cómo quiere que sea su salida de escena, teniendo en cuenta a los que le sobreviven, que sean al fin y al cabo los únicos que importan.
Luego está la rutina diaria y siempre he considerado que esto es falso en la mayoría de la gente -la dieta, el ejercicio, las píldoras, el descanso, la evacuación. Probablemente sea cierto que el seguimiento cuidadoso de instrucciones aprendidas prolonga la vida, aunque esta no merezca la pena; sin embargo he observado que para cuando un sujeto necesita este tipo de consejos, está ya demasiado anclado en sus hábitos para aceptarlos. Bueno, quizás lo hará durante una temporada, pero pronto se abandonará otra vez y, quizás no sea mala cosa. Probablemente se tome sus pastillas y poco más; excepto cuando les entre el pánico, pues en ese caso, muchos hombres y mujeres se convierten en inválidos voluntarios y rápidamente se dan cuenta que les encanta serlo.
Por supuesto que me gusta engañarme a mí mismo, como el que más, pero no hasta el punto de que me parezca ridículo. Estoy tratando de ponerlo en perspectiva Denny, de modo que usted sepa lo que tiene entre manos.
Yo no pienso en el dolor como un castigo y lo voy a evitar todo lo que pueda. Por otro lado, para usar una experiencia común, prefiero sufrir el dolor rápido y evanescente de la silla del dentista a la sensación desagradable de que se pase el efecto de la novocaína. En la mayoría de los casos, he sido capaz de separar lo que duele por miedo de lo que realmente duele.
Al informar sobre los efectos, soy razonablemente honesto. Es difícil recordar algún problema después de que ha pasado. Por último, no considero la enfermedad como una eminencia, y no entiendo cómo la gente puede utilizarla para llamar la atención sobre sí mismos, ya que esas atenciones son casi siempre realizadas a regañadientes y llevadas a cabo de forma desagradable.
No me gusta la impotencia en los demás y en mí mismo, y esto es, con mucho, mi mayor temor ante la enfermedad. Créanme, yo no hablaría de todo esto, y de hecho nunca lo hago, si no fuera por la naturaleza de esta comunicación.
Probablemente no voy a cambiar mis hábitos a menos que me sienta obligado. No creo que en esto sea el único.
Finalmente, yo no soy religioso por lo que no tengo aprehensión por el más allá, ni esperanza de recompensa ni temor al castigo. No es una cuestión de creencia. Es lo que siento que es la verdad desde mi experiencia, la observación a partir de sensaciones simples.
En segundo lugar, he tenido una vida suficientemente larga como para no sentirme defraudado del tiempo que me quede.
En tercer lugar, he vivido muy plena y vivamente, y no hay posibilidad de un despertar cósmico.
En cuarto lugar, he tenido incluso más de lo que me correspondía de las cosas por las que los luchan los hombres: cosas materiales, honores y amor.
En quinto lugar, mi vida ha estado singularmente libre de enfermedad o accidente. En todo caso el bienestar ha inclinado la balanza mucho más que las enfermedades.
En sexto lugar, yo no vengo a Ud. como un hombre enfermo.
Oh! Sé que lo que es un sincope del corazón y me he desmayado dos veces en mi vida; también he tenido bloqueado un tramo de mi vesícula biliar un par de veces, pero en general estoy muy sano. Y sé que lo estoy por que no he perdido la curiosidad. Y como he dicho antes, preferiría vivir más plenamente incluso si es menos tiempo.
Y ahora quiero añadir una última cosa que es imprescindible que usted sepa: Amo a Elaine más que a mí mismo. Su bienestar, comodidad y felicidad son más importantes que los míos. Llegaría a cualquier extremo para evitarle cualquier dolor o tristeza que no fuera necesaria para su propio beneficio.
Espero que esto le sea de algún valor. Y ahora ya, sigamos a partir de aquí.
Suyo
Se me ocurre que tan claro como este hecho, puede haber otros asuntos que se den por sentados y otros que se ignoren intencionalmente, o no.
Porque realmente…¿cuál es la razón para tener un médico?
Es un concepto muy reciente. Supongo que la razón actual desde el punto de vista del paciente es conseguir pasar por la vida con el menor dolor y confusión posible y morir limpia y decentemente. Pero hasta que esto pasa, se supone que el médico esta para escuchar las frustraciones y para atender a los diversos caprichos del sistema nervioso central.
Estoy interesado en esta teoría de desintegración que indica que a petición mía, usted me mantendrá en una dulce ignorancia de lo que me pase. Sé que en muchos casos es deseable, pero desde mi punto de vista, no puedo entenderlo.
¿Qué es lo que quiero de un médico?
Pues más que cualquier otra cosa, probablemente quiero un amigo con conocimientos especiales. Si Ud. nunca hubiera buceado y yo estuviera con usted, mi meta sería instruirlo en las profundidades y en los peligros, de lo agradable y lo maligno. Supongo que significa lo mismo. Estamos hechos de tal forma que, unos destellos nada sutiles puede causar un pánico sin sentido, mientras que una traición secreta puede estar mordisqueándonos, sin darnos cuenta, incluso en el más agradable éxtasis de las profundidades. Hay dos tipos de dolor, o más bien una serie de clases de dolores. Pienso especialmente en el dolor “enseñanza” que nos aconseja a no hacernos daño a nosotros mismos o en el dolor contrario, el dolor explosivo, que nos avisa de una desintegración lenta o rápida. Como no estamos cualificados, no sabemos la diferencia y, según me han dicho, incluso el experto pierde sus conocimientos cuando el problema lo tiene él mismo. Creo que si uno supiera la diferencia entre estos dos dolores, se prepararía de manera diferente.
Luego llega el aviso de la caída del telón. Siendo que el final de la obra es siempre el mismo, creo que pudiendo hacerlo, el protagonista debería tener derecho a decidir cómo quiere que sea su salida de escena, teniendo en cuenta a los que le sobreviven, que sean al fin y al cabo los únicos que importan.
Luego está la rutina diaria y siempre he considerado que esto es falso en la mayoría de la gente -la dieta, el ejercicio, las píldoras, el descanso, la evacuación. Probablemente sea cierto que el seguimiento cuidadoso de instrucciones aprendidas prolonga la vida, aunque esta no merezca la pena; sin embargo he observado que para cuando un sujeto necesita este tipo de consejos, está ya demasiado anclado en sus hábitos para aceptarlos. Bueno, quizás lo hará durante una temporada, pero pronto se abandonará otra vez y, quizás no sea mala cosa. Probablemente se tome sus pastillas y poco más; excepto cuando les entre el pánico, pues en ese caso, muchos hombres y mujeres se convierten en inválidos voluntarios y rápidamente se dan cuenta que les encanta serlo.
Por supuesto que me gusta engañarme a mí mismo, como el que más, pero no hasta el punto de que me parezca ridículo. Estoy tratando de ponerlo en perspectiva Denny, de modo que usted sepa lo que tiene entre manos.
Yo no pienso en el dolor como un castigo y lo voy a evitar todo lo que pueda. Por otro lado, para usar una experiencia común, prefiero sufrir el dolor rápido y evanescente de la silla del dentista a la sensación desagradable de que se pase el efecto de la novocaína. En la mayoría de los casos, he sido capaz de separar lo que duele por miedo de lo que realmente duele.
Al informar sobre los efectos, soy razonablemente honesto. Es difícil recordar algún problema después de que ha pasado. Por último, no considero la enfermedad como una eminencia, y no entiendo cómo la gente puede utilizarla para llamar la atención sobre sí mismos, ya que esas atenciones son casi siempre realizadas a regañadientes y llevadas a cabo de forma desagradable.
No me gusta la impotencia en los demás y en mí mismo, y esto es, con mucho, mi mayor temor ante la enfermedad. Créanme, yo no hablaría de todo esto, y de hecho nunca lo hago, si no fuera por la naturaleza de esta comunicación.
Probablemente no voy a cambiar mis hábitos a menos que me sienta obligado. No creo que en esto sea el único.
Finalmente, yo no soy religioso por lo que no tengo aprehensión por el más allá, ni esperanza de recompensa ni temor al castigo. No es una cuestión de creencia. Es lo que siento que es la verdad desde mi experiencia, la observación a partir de sensaciones simples.
En segundo lugar, he tenido una vida suficientemente larga como para no sentirme defraudado del tiempo que me quede.
En tercer lugar, he vivido muy plena y vivamente, y no hay posibilidad de un despertar cósmico.
En cuarto lugar, he tenido incluso más de lo que me correspondía de las cosas por las que los luchan los hombres: cosas materiales, honores y amor.
En quinto lugar, mi vida ha estado singularmente libre de enfermedad o accidente. En todo caso el bienestar ha inclinado la balanza mucho más que las enfermedades.
En sexto lugar, yo no vengo a Ud. como un hombre enfermo.
Oh! Sé que lo que es un sincope del corazón y me he desmayado dos veces en mi vida; también he tenido bloqueado un tramo de mi vesícula biliar un par de veces, pero en general estoy muy sano. Y sé que lo estoy por que no he perdido la curiosidad. Y como he dicho antes, preferiría vivir más plenamente incluso si es menos tiempo.
Y ahora quiero añadir una última cosa que es imprescindible que usted sepa: Amo a Elaine más que a mí mismo. Su bienestar, comodidad y felicidad son más importantes que los míos. Llegaría a cualquier extremo para evitarle cualquier dolor o tristeza que no fuera necesaria para su propio beneficio.
Espero que esto le sea de algún valor. Y ahora ya, sigamos a partir de aquí.
Suyo
me gusta pensar en .....
me gusta pensar que algún día quizá hay políticos , con la mentalidad de Gandhi , Aldous Huxley , Ana Parks y Mandela . Schweitzer y Robert Musil .
lunes, 28 de abril de 2014
40 cosas que los médicos no deberíamos olvidar ( de Intramed )
IntraMed | |
Estoy recopilando situaciones clínicas, conflictos y malentendidos de la práctica diaria. Van algunos de los que veo a cada rato. Especialmente en mí mismo que soy el peor de todos. Ojalá ayuden. ¿Ustedes tienen otros para agregar a mi lista?
|
Un medico en estado de presencia , de blog Transitos Intrusos
Un médico en estado de presencia es un haz de relaciones en movimiento. De relaciones estables que pueden progresar, estancarse o retroceder. De relaciones ocasionales que proporcionan la oportunidad de generar confianza. De relaciones casuales para personas en circulación. También mañana, de relaciones online basadas en la interacción, muy alejadas de las que proponen lo que me gusta denominar como “confederación de industrias de tic, biomédicas y farmacéuticas”, que estimulan relaciones basadas en las máquinas, en las cifras y las pruebas. No, online será algo parecido a un encuentro corto en el que se conversa y puede ser intenso.
En este contexto puede leerse la cuestión de la asistencia domiciliaria. Esta puede servir no sólo para resolver un problema específico, sino que se trata de un encuentro corto muy especial, que puede fortalecer el vínculo profesional/paciente, así como el conocimiento de sus condiciones. La presencia del médico allí es muy importante, porque en ese territorio tiene que ser aceptado por el demandante.
La influencia no es como la entienden aquellos que se encuentran en estado de ausencia, un acto automático en el que el paciente es informado por un experto y esto mejora su comportamiento. Así este es entendido como un recipiente vacío que hay que llenar de información técnica. No. La influencia se dirime en las situaciones críticas especiales, en las que un influyente puede movilizar la potencialidad derivada de la relación continuada para tener impacto. La influencia se teje, se construye en una relación en la que se compite con otras fuentes comerciales, profanas y mediáticas. Un médico que sea un campo -haz de relaciones forjado en su consulta y en los encuentros cortos, no debe ser demasiado intrusivo o directivo, debe saber esperar los momentos en los que puede intervenir con más eficacia.
En este contexto puede leerse la cuestión de la asistencia domiciliaria. Esta puede servir no sólo para resolver un problema específico, sino que se trata de un encuentro corto muy especial, que puede fortalecer el vínculo profesional/paciente, así como el conocimiento de sus condiciones. La presencia del médico allí es muy importante, porque en ese territorio tiene que ser aceptado por el demandante.
La influencia no es como la entienden aquellos que se encuentran en estado de ausencia, un acto automático en el que el paciente es informado por un experto y esto mejora su comportamiento. Así este es entendido como un recipiente vacío que hay que llenar de información técnica. No. La influencia se dirime en las situaciones críticas especiales, en las que un influyente puede movilizar la potencialidad derivada de la relación continuada para tener impacto. La influencia se teje, se construye en una relación en la que se compite con otras fuentes comerciales, profanas y mediáticas. Un médico que sea un campo -haz de relaciones forjado en su consulta y en los encuentros cortos, no debe ser demasiado intrusivo o directivo, debe saber esperar los momentos en los que puede intervenir con más eficacia.
domingo, 27 de abril de 2014
la enfermedad segun Virginia Woolf
Dice Virginia Wolf que la enfermedad es como remover la tierra donde está plantado un árbol: quedan al descubierto las raíces, y se ve lo profundas y fuertes que son.
viernes, 25 de abril de 2014
libros para regalar segun Ivan Thays
Hoy, 23 de Abril, Día Internacional del Libro, es usual buscar recomendaciones de libros para regalar. Comprar libros se convierte en una tradición que debemos incentivar (aunque deberíamos incentivar más la de leer los libros que compramos o recibimos de regalo). Como me gustan las fechas, y también me gustan las listas, he elaborado una lista que puede titularse "Los libros que más he regalado en mi vida". Son títulos que, por diversos motivos, siempre termino regalando. Incluso podría decir que tengo en mi casa varios de ellos para que la ocasión de regalar un libro (como un 23 de abril) no me agarre con las manos vacías.
Aquí mi lista de los cinco libros que más he regalado en mi vida, y que me encantaría poder regalárselo a cada uno de ustedes este Día Internacional del Libro.
1.- La verdadera vida de Sebastian Knight de Vladimir Nabokov
Un libro hermoso, un libro triste. La historia de un sujeto que busca los detalles de la vida y la muerte de su célebre hermano, escritor genial y hombre caído en picada. Una biografía a retazos y también una novela de intrigas y amores fatales. Por alguna razón, pensé que este libro era una metáfora de mi alma: el alma de un adolescente y luego de un señor bastante melancólico. Cada vez que me enamoraba de una muchacha, le regalaba este libro, con la esperanza de que lo leyese, comprendiese mi alma y me amase de inmediato. Nunca ocurrió. No lo he vuelto a regalar más. Pero da lo mismo que nunca haya cumplido con mis expectativas, me alegra haber regalado tantas veces un libro tan estupendo. Es una novela inicial poco mencionada en la obra de Nabokov, con algunas fallas evidentes en la trama, pero cuya intensidad y pasión amorosa - ingenua y dulce al mismo tiempo- solo en contados pasajes la he visto recuperada en su innegablemente brillante obra posterior.
2. Otras tardes de Luis Loayza
No existe ningún libro que represente mejor el espíritu de Lima, esa identidad mortecina y lastimera como la garúa, que estos cuentos de Luis Loayza. Son solo cinco cuentos, pero cada uno de ellos es una obra de arte, una pieza de relojería muy fina, que nos conducen a un gran final donde el indeciso clima limeño es el protagonista. Cuentos como "Enredadera" o "La segunda juventud" han quedado impregnados en mí para siempre. Regalar este libro es como arrojar botellas al mar: siempre espero que llegue a manos de alguien que consiga que la obra de Loayza (huraño por naturaleza y, por ello, ajeno al mundo editorial, sus egos revueltos y el autobombo) sea tan leído como se merece.
3. Poemas de Jorge Eduardo Eielson
"¿Has leído a Eielson?" Esa es mi única pregunta, mi solitario truco, cuando me enfrento a alguien que me habla de la extraordinaria poesía peruana. Eielson, junto a José María Eguren, es el poeta peruano que más admiro. Su obra siempre me ha parecido luminosa, inteligente, imprevista, adelantada por décadas a todo. Su vanguardia es impecable, la manera en que interpretó la filosofía zen y condujo sus versos hacia el silencio (su gran motivo literario) es magistral. La poesía de Eielson brilla en los vacíos, en los versos que no escribe o aquellos cuyas palabras se recortan, se hacen invisible, se callan o se agotan. Una sola sílaba en Eielson puede ser un estallido de iluminación tan maravilloso como un poema de versos innumerables.
4. Mientras escribo de Stephen King
No soy fan de los manuales para escritores, ni de los libros con recomendaciones literarias, ni de las obras que nos enseñan a escribir. Las leo y me aburren casi siempre. Sin embargo, enganché de inmediato con este libro de Stephen King -de quien he leído muy poco- porque me gustó su honestidad de escritor que solo quiere contar historias. Como profesor de talleres, lo suelo regalar a mis alumnos y recomendarlo mucho. Sus consejos, buenos o malos, interesantes u obvios, no son tan importantes como su mensaje detrás del libro: solo te harás escritor escribiendo, amando escribir, buscando que el escribir sea todo el sentido de tu vida. Stephen King se presenta en este libro en aquello que Vargas Llosa llamó "un escribidor", en homenaje a Pedro Camacho. Y quien esté familiarizado con La tía Julia y el escribidor sabrá que uno puede aprender muchísimo de los escribidores, tanto como de los grandes autores, porque su mensaje nunca falla: persiste.
5.- Hijo de Jesús de Denis Johnson
Es un libro de cuentos extraordinario, sin duda, digno de ser regalado. Pero nunca lo he regalado. ¿Qué hace en esta lista? Pues resulta que lo he comprado cinco veces en toda mi vida, y las cinco veces se ha perdido de mi biblioteca. No sé si mi vehemencia al hablar de Johnson, y en especial de esta colección de relatos, hace creer a mis visitantes que pueden llevarse el libro y no devolverlo. Pero sucede. Lo peor es que hasta hace unos meses era inhallable, así que la hazaña de conseguir un ejemplar le daba mayor valor al robo. Y estuve a punto de devolver el golpe, robármelo de la casa de una amiga cuando vi un ejemplar naufragando entre libros que no me apetecían. No me lo robé y el mundo me recompensó: Mondadori sacó hace poco una reedición de Hijo de Jesús y la tengo en mi casa. Escondida, desde luego.
Aquí mi lista de los cinco libros que más he regalado en mi vida, y que me encantaría poder regalárselo a cada uno de ustedes este Día Internacional del Libro.
1.- La verdadera vida de Sebastian Knight de Vladimir Nabokov
Un libro hermoso, un libro triste. La historia de un sujeto que busca los detalles de la vida y la muerte de su célebre hermano, escritor genial y hombre caído en picada. Una biografía a retazos y también una novela de intrigas y amores fatales. Por alguna razón, pensé que este libro era una metáfora de mi alma: el alma de un adolescente y luego de un señor bastante melancólico. Cada vez que me enamoraba de una muchacha, le regalaba este libro, con la esperanza de que lo leyese, comprendiese mi alma y me amase de inmediato. Nunca ocurrió. No lo he vuelto a regalar más. Pero da lo mismo que nunca haya cumplido con mis expectativas, me alegra haber regalado tantas veces un libro tan estupendo. Es una novela inicial poco mencionada en la obra de Nabokov, con algunas fallas evidentes en la trama, pero cuya intensidad y pasión amorosa - ingenua y dulce al mismo tiempo- solo en contados pasajes la he visto recuperada en su innegablemente brillante obra posterior.
2. Otras tardes de Luis Loayza
No existe ningún libro que represente mejor el espíritu de Lima, esa identidad mortecina y lastimera como la garúa, que estos cuentos de Luis Loayza. Son solo cinco cuentos, pero cada uno de ellos es una obra de arte, una pieza de relojería muy fina, que nos conducen a un gran final donde el indeciso clima limeño es el protagonista. Cuentos como "Enredadera" o "La segunda juventud" han quedado impregnados en mí para siempre. Regalar este libro es como arrojar botellas al mar: siempre espero que llegue a manos de alguien que consiga que la obra de Loayza (huraño por naturaleza y, por ello, ajeno al mundo editorial, sus egos revueltos y el autobombo) sea tan leído como se merece.
3. Poemas de Jorge Eduardo Eielson
"¿Has leído a Eielson?" Esa es mi única pregunta, mi solitario truco, cuando me enfrento a alguien que me habla de la extraordinaria poesía peruana. Eielson, junto a José María Eguren, es el poeta peruano que más admiro. Su obra siempre me ha parecido luminosa, inteligente, imprevista, adelantada por décadas a todo. Su vanguardia es impecable, la manera en que interpretó la filosofía zen y condujo sus versos hacia el silencio (su gran motivo literario) es magistral. La poesía de Eielson brilla en los vacíos, en los versos que no escribe o aquellos cuyas palabras se recortan, se hacen invisible, se callan o se agotan. Una sola sílaba en Eielson puede ser un estallido de iluminación tan maravilloso como un poema de versos innumerables.
4. Mientras escribo de Stephen King
No soy fan de los manuales para escritores, ni de los libros con recomendaciones literarias, ni de las obras que nos enseñan a escribir. Las leo y me aburren casi siempre. Sin embargo, enganché de inmediato con este libro de Stephen King -de quien he leído muy poco- porque me gustó su honestidad de escritor que solo quiere contar historias. Como profesor de talleres, lo suelo regalar a mis alumnos y recomendarlo mucho. Sus consejos, buenos o malos, interesantes u obvios, no son tan importantes como su mensaje detrás del libro: solo te harás escritor escribiendo, amando escribir, buscando que el escribir sea todo el sentido de tu vida. Stephen King se presenta en este libro en aquello que Vargas Llosa llamó "un escribidor", en homenaje a Pedro Camacho. Y quien esté familiarizado con La tía Julia y el escribidor sabrá que uno puede aprender muchísimo de los escribidores, tanto como de los grandes autores, porque su mensaje nunca falla: persiste.
5.- Hijo de Jesús de Denis Johnson
Es un libro de cuentos extraordinario, sin duda, digno de ser regalado. Pero nunca lo he regalado. ¿Qué hace en esta lista? Pues resulta que lo he comprado cinco veces en toda mi vida, y las cinco veces se ha perdido de mi biblioteca. No sé si mi vehemencia al hablar de Johnson, y en especial de esta colección de relatos, hace creer a mis visitantes que pueden llevarse el libro y no devolverlo. Pero sucede. Lo peor es que hasta hace unos meses era inhallable, así que la hazaña de conseguir un ejemplar le daba mayor valor al robo. Y estuve a punto de devolver el golpe, robármelo de la casa de una amiga cuando vi un ejemplar naufragando entre libros que no me apetecían. No me lo robé y el mundo me recompensó: Mondadori sacó hace poco una reedición de Hijo de Jesús y la tengo en mi casa. Escondida, desde luego.
jueves, 24 de abril de 2014
Bertrand Rusell : Decalogo
"Quizá la esencia de
la visión liberal pueda resumirse en un nuevo decálogo, que no pretende
reemplazar al antiguo, sino sólo complementarlo. Como docente, los Diez
Mandamientos que quisiera promulgar podrían enunciarse del siguiente modo:
1. No te sientas completamente seguro de nada.
2. No creas que merece la pena ocultar la prueba, pues ésta es
seguro que saldrá a la luz.
3. No te desaliente nunca pensar que no vas a tener éxito.
4. Cuando encuentres oposición, aun cuando sea de tu esposa o de
tus hijos, esfuérzate por vencerla con argumentos y no por la autoridad, pues
la victoria basada en la autoridad es ficticia e ilusoria.
5. No tengas respeto a la autoridad de otros, pues siempre se
encuentran autoridades que opinan lo contrario.
6. No utilices el poder para reprimir opiniones que creas
perniciosas, pues si lo haces, las opiniones te reprimirán a ti.
7. No temas parecer excéntrico al opinar, pues todas las
opiniones ahora admitidas fueron antes excéntricas.
8. Mira con más agrado la discrepancia inteligente que el
asentimiento pasivo, pues si valoras como es debido la inteligencia, lo primero
supone un asentimiento más profundo que lo segundo.
9. Sé escrupulosamente veraz, aun cuando la verdad sea
inconveniente, pues será aún más inconveniente si tratas de ocultarla.
10. No sientas envidia por la felicidad de otros que viven en un
paraíso de necios, pues sólo un necio puede creer que eso es la
felicidad". (Un decálogo liberal-Autobiografía)
Bertrand Russell.
martes, 22 de abril de 2014
Estados civiles suecos : nosotros tenemos 5 , ellos gran variedad
A continuación os expongo una pequeña guía de las más importantes, curiosas y absurdas:
- Sambo: Dos personas que mantienen una relación y viven juntas pero sin estar casadas. Yo por ejemplo soy sambo y puedo decirlo tal cual en una entrevista de trabajo “Jag är sambo”, es además totalmente oficial por el gobierno sueco. Hoy en día es lo más común en Suecia debido a la ausencia de viviendas. Según el “Svensk Uppslagsbok” de 1935 significa descendiente del negro y el indio (mestizo), pero la verdad no tengo ni la más mínima idea de porque lo han acabado utilizando en este sentido. La versión finlandesa-sueca es Skambo.
- Mambo o Pappbo: Hij@ joven que aún vive con su madre o padre. Muy común también en España pero por otros motivos ya que en Suecia no es la falta de dinero para emanciparse sino la falta de viviendas disponibles.
- Särbo: Una pareja que no viven juntos ya que a cada uno le gusta más su propia vivienda.
- Närbo: Padres divorciados que viven tan juntos que los niños tienen acceso a ambos.
- Turbo: Parejas que se turnan para quedarse con sus hijos. Son los padres que se mueven de casa cada X semanas y los niños siempre viven en la misma.
- Delsbo: Sólo viven juntos en ocasiones.
- Gråbo: Personas mayores que se han ido a vivir juntos la vejez.
- Kombo: Tan simple y llano como dos amigos que comparten piso.
- Krylbo: Familia de acogida que tienen sus propios hijos.
- Gambo: Hijos adultos que viven con sus abuelos.
- Svärbo: El más divertido de todos, hombre joven que vive con su… SUEGRA!!! A mí no me importaría vivir con la mía, sus “lussebullar” (bollos de azafrán) son los mejores que he probado nunca. Desgraciadamente no existe la versión femenina, ¿Por qué será?
Todas estas palabras terminan en “bo”, que en sueco es el infinitivo del verbo vivir, y van unidas a palabras derivadas de mamma, pappa, samma, nära…
La agencia inmobiliaria sueca “Svensk Fastighetsförmedling” tiene un test online en Facebook para averiguar qué relación sentimental va más con el carácter de cada uno. ¿Eres sambo, särbo o singel? Os dejo el link para que lo descubráis vosotros mismos.
que es la felicidad : Arnaldo Calveyra
lunes, 21 de abril de 2014
wislawa szymborska : Contribución a la estadística
las que todo los saben mejor:
cincuenta y dos,
las inseguras de cada paso:
casi todo el resto,
las prontas a ayudar,
siempre que no dure
mucho:
hasta cuarenta y nueve,
las buenas siempre,
porque no pueden de otra
forma:
cuatro, o quizá cinco,
las dispuestas a admirar sin envidia:
dieciocho,
las que viven continuamente angustiadas
por algo o por alguien:
setenta y siete,
las capaces de ser felices:
como mucho, veintitantas,
las inofensivas de una en una,
pero salvajes en grupo:
más de la mitad seguro,
las crueles
cuando las circunstancias
obligan:
eso mejor no saberlo
ni siquiera
aproximadamente,
las sabias a posteriori:
no muchas más
que las sabias a priori,
las que de la vida no quieren nada más que cosas:
cuarenta,
aunque quisiera
equivocarme,
las encorvadas, doloridas
y sin linterna en lo
oscuro:
ochenta y tres,
tarde o temprano,
las dignas de compasión:
noventa y nueve,
las mortales:
cien de cien.
Cifra que por ahora no
sufre ningún cambio.
Aventuras y desventuras de los navegantes solitarios en el Mar de la Incertidumbre ( articulo de Gervas )
http://zl.elsevier.es/es/revista/atencion-primaria-27/aventuras-desventuras-los-navegantes-solitarios-mar-incertidumbre-13071916-reflexiones-medicina-familia-2005
navegantes solitarios en el Mar de la Incertidumbre
La importancia de una consulta amable en medicina
darle al paciente su espacio como persona y no tratarlo como un número
domingo, 20 de abril de 2014
los asuntos de los hombres no merecen gran consideración
Lo que sigue lo escribió el anciano Platón de las Leyes 803 b-e. Aunque parezca escrito por Memónides de Moronea, cualquier interesado puede acudir al texto platónico para confirmar su verdadera autoría. Si lo que dice Platón tiene poco que ver con lo que dicen los manuales acerca de la filosofía de Platón, este es un problema de los manuales, no de Platón:
Los asuntos de los hombres (ta tôn anthrôpôn prágmata) aunque no merecen gran consideración, no hay más remedio que tomarlos en serio, lo cual no es precisamente un motivo de regocijo (eutykhés) (…). Hay que tratar en serio lo que es serio (spoudaîon spoudázein), pero no lo que no lo es. Y esto es precisamente lo mejor que hay en el hombre. Hay que aceptar, en consecuencia, este destino. Todo hombre y toda mujer deben pasar su vida jugando a los juegos más hermosos (kallístas paidiàs) que puedan jugar. Hay que vivir jugando determinados juegos, es decir, sacrificando, cantando y danzando de manera que nos sea posible, de una parte, conseguir el favor de los dioses, y de otra, defenderse contra los enemigos y vencerles en combate”.
La conclusión
: “La manera de ser (tòn trópon) del hombre es propia de quienes, no siendo por regla general más que unos títeres, participan algunas veces en pequeño grado de la verdad”.
Los asuntos de los hombres (ta tôn anthrôpôn prágmata) aunque no merecen gran consideración, no hay más remedio que tomarlos en serio, lo cual no es precisamente un motivo de regocijo (eutykhés) (…). Hay que tratar en serio lo que es serio (spoudaîon spoudázein), pero no lo que no lo es. Y esto es precisamente lo mejor que hay en el hombre. Hay que aceptar, en consecuencia, este destino. Todo hombre y toda mujer deben pasar su vida jugando a los juegos más hermosos (kallístas paidiàs) que puedan jugar. Hay que vivir jugando determinados juegos, es decir, sacrificando, cantando y danzando de manera que nos sea posible, de una parte, conseguir el favor de los dioses, y de otra, defenderse contra los enemigos y vencerles en combate”.
La conclusión
: “La manera de ser (tòn trópon) del hombre es propia de quienes, no siendo por regla general más que unos títeres, participan algunas veces en pequeño grado de la verdad”.
medicina narrativa
medicina narrativa
“Todo el tiempo somos exhortados a ser buenas personas, o a tener empatía y compasión y sin embargo, nadie nos dice cómo hacerlo”.
jueves, 17 de abril de 2014
nuestro control es a menudo una ilusión
Nuestro control del mundo exterior es limitada y temporal, y a menudo, una ilusión."
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