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sábado, 26 de julio de 2014

Del Biciclown ( Twitter ) recorriendo el mundo con su bici y su oficio de clown . Desde hace 3500 dias que no está en España

Perú


26/07/2014
Esa frontera desconocida
Lugar: Moyobamba
Hay un famoso dicho que afirma que "Hasta el rabo todo es toro" y yo podría decir que "Hasta la frontera todo es barro", porque meterse por la frontera de las montañas entre Ecuador y Perú es una locura hermosa. Uno de esos actos conscientes de los que te arrepientes cada día un poco, pero nunca lo suficiente como para abandonar la faena. Salí de Loja con el cielo más despejado que había visto durante los varios días que pasé en esa ciudad, por cierto, alojado por un seguidor en twitter y su amable familia. Atravesé Vilcabamba y no encontré a la misionera que había conocido hacía 12 años atrás y de la que hablo en el documental Kilómetros de Sonrisas. La ciudad que presume de dotar a sus habitantes de larga vida está hoy día llena de turistas (en muchos casos norteamericanos) que se retiran en busca de un buen clima y un ritmo de vida que les haga sacar mayor partido a su pensión de jubilación.

Hace tiempo que descubrí que para disfrutar de los grandes placeres de la vida (amigos, puestas de sol, estrellas fugaces y hasta una cerveza helada tras un día de duro pedal) no hace falta romperse el lomo como un burro, ni dedicar ocho horas de tu vida a un trabajo. Por mucho que te guste el trabajo sigue siendo una obligación y no tiempo libre. Ahora en Vilcabamba los jubilados de oro se reúnen a las once de la mañana para tomar una cerveza y recordar, entre amigos nuevos o viejos, los cincuenta años que se la pasaron trabajando hasta llegar a ese bar de este pueblito de Ecuador. Morirán de un infarto con la cuenta bancaria llena de ceros. Podían haber llegado a ese mismo bar muchos años antes pero deseaban hacerlo con la seguridad que da el dinero en el banco. Falsa seguridad, por cierto.

Ese dinero que reciben cada mes por haber trabajado toda su vida. La zanahoria del burro. El ser humano que nace por casualidad en el primer mundo ha sido agraciado con unos, digamos, 75 años de vida (la mitad en muchos países africanos) y se juega gran parte de su tiempo de ocio a una sola carta: la jubilación. En vez disfrutar de ese tiempo durante su juventud y madurez, cuando las fuerzas y la salud aún le acompañan, prefiere emplear toda su energía en trabajar para producir una especie vegetal que no se come pero que se canjea por tiempo: dinero. Si tiene la buena suerte de llegar a los 75 podrá retirarse y disfrutar del dinero que le quede tras pagar médicos y pensiones a su ex mujer e hijos.

Poco atraído por ese ambiente me fui al mercado local a comer un menú con los obreros y continué hacia Yangana. Cuanto más hacia la frontera se va uno más pequeños son los pueblos. En este no había hospital, sólo dos policías que no parecían dispuestos a tener un invitado esa noche. A la salida del pueblo la familia Bermeo sin embargo, sin me convidó a pasar la noche en el porche. Quedaban por delante aún un par de duras jornadas salvando cada día más de 1.000 metros de desnivel. Primero Palanda y luego llegar a Zumba. Ya en Palanda se acabó la nueva carretera y las máquinas trabajan desbrozando el monte para ampliar la actual pista de lodo y piedras. Si las cuestas eran duras en asfalto, con una capa de lodo de veinte centímetros eran ya impedaleables. Por suerte no había llovido en los últimos días y el barro ya se iba secando. Aún así llegué a Zumba empapado de polvo y una mezcla de sudor y barro. Pero lo mejor estaba aún por venir. La última jornada era la más difícil ante la escasez de pueblos y la dureza de las subidas. Algunas de ellas creo no serían posibles ni siquiera en una bici sin equipaje. Ver vídeo en mi canal de youtube. Llegando por fin a la frontera hice uso de todo el freno que me quedaba y aún así, no conseguí parar la bici a tiempo. Sali derecho por la curva y si llega a venir un carro no me hubiera quedado más recurso que gritar para que se apartara.

La frontera de Ecuador es de tal relajo que los funcionarios están jugando al voley. Sin deseos de interrumpir el juego, espere a que terminara un set, para pedirle a un chico de torso desnudo que me sellara el pasaporte para salir. Acto que hizo secándose el sudor con urgencia por miedo a que el segundo set comenzara sin él.

En Perú ya no hay afición a ese deporte y el funcionario se afanaba en terminar un montón de expedientes de exceso de estadía. Y eso que la visa en Perú es de seis meses. Pero este país es más de cinco veces el tamaño de Ecuador.

Celebro la llegada a Perú con un buen asfalto. Las cuestas no son tan pronunciadas y hasta las bajadas las puedo hacer sin frenar solamente inclinando mi cuerpo para negociar las curvas.

En unos días llegué a Jaén y acudí a la tienda de bicicletas El Ciclista. El amigo Lontxo me había dicho que ayudan a viajeros y efectivamente. No me pudieron dar alojamiento pero al menos Miguel, ajustó las dos ruedas que venían dando tumbos por Ecuador. La trasera tiene un golpe que disimuló con otro golpe (este de martillo) y la delantera amenaza con desintegrarse de tanto frenar y frenar. Pero les he pedido que aguanten un poquito más.

Tras unos días de descanso en Jaén (donde celebré mi cumpleaños, gracias a todos los que me habéis felicitado por las redes sociales, MIL GRACIAS) me vuelvo a juntar con otros ciclistas que conocí en casa de Santiago en Tumbaco (Quito). Sol y Guille son colombianos y van también para el sur aunque más despacio que yo. Y Lee es un canadiense que se dirige así mismo al sur pero va más rápido que yo. Su bici debe pesar no más de 35 kgs y la mía algo más de 75 kgs. Imposible mantener su ritmo en las subidas por más que le adelante en las bajadas.

Un enorme trabajo el de plantar arroz



Acampando en el Gallito de las Rocas


Llegué así solo a la impresionante cascada de Gocta a dos horas de caminata del pueblo de Cocachimba. Tratan de impulsar un turismo comunitario con unas reglas un poco difusas aún. Cobran 10 soles por entrada (unos 4 dólares) y te dicen que debes ir con guía (30 soles para un grupo de hasta 10 personas). El camino no está marcado pero es fácil si sigues tu intuición. Discutiendo un poco pueden llegar a redimirte del guía pero no de la entrada. Todos los de la asociación son más o menos parientes y no se observa un ambiente de ave rapiña en su local por más que la cascada de Gocta sea un gran negocio. Hay otro pueblo cerquita del que también se puede ver la cascada, San Pablo, y aquí cobran también 10 soles pero no te imponen el guía. Disfruté del paseo, sin guía, y saqué algunas hermosas fotos no sólo de la cascada sino también de las delicadas flores que crecen en los alrededores.


Ahora giro el manillar de mi bici 180 grados y me voy hacia la selva del Perú. Hacia Iquitos. La razón es que la maravillosa Wendy Ramos me ha invitado al evento que celebran cada año en el barrio de Belén en Iquitos, donde payasos de todo el mundo dan alegría y color a las calles y las gentes de ese lugar con espectáculos en cada esquina. Serán doce días en los que las narices rojas iluminarán la vida de los habitantes de Belén. Más información aquí.


Nos vemos en Iquitos. Paz y bien el biciclown.




Impresionante la visión desde aquí de la cascada de Gocta

Ane Brun - "Words" ( canción )


Seneca y la ira ( Alain de Bottom )

jueves, 24 de julio de 2014

So true..  it about me:)

Crecimiento a que precio ????

En ese escenario Wiringa, Irving, Petigrew y Kumpunen consideran oportuno recordar los argumentos de Tim Jackson en su Prosperity without growth: “ estamos profundamente condicionados por l lenguaje de la eficiencia. El producto lo es todo. El tiempo es dinero. La preocupación por el aumento de la productividad  laboral genera toneladas de literatura académica, obsesiona a Consejeros Delegados y Ministros de Hacienda de todo el mundo. Por supuesto para algunas actividades tiene sentido. Pero hay otras en donde no cuadra en absoluto: ¿qué sentido tiene obligar a nuestros maestros a enseñar en clases cada vez más abarrotadas?, ¿ O presionar a nuestros médicos a atender a un mayor número de pacientes por hora? ¿ Obligar a nuestras enfermeras a correr de cama en cama sin ser capaces de sentir   empatía   ni ofrecer consuelo? El agotamiento de la compasión es uno de los azotes crecientes en las profesiones destinadas a brindar cuidado, acosados por absurdos  objetivos de productividad. Pongamos otro ejemplo: ¿Qué conseguiríamos si obligáramos a la London Philarmonic a  tocar la Novena de Beethoven cada año más deprisa?”
Las políticas implantadas en este país en los dos últimos años, con la dirección  inflexible de la derecha y el silencio cómplice de la izquierda , son buen ejemplo de ello: aumento del número de alumnos por aula, profesores medidos por indicadores de productividad académica en revistas de impacto, amortización sistemática de plazas de medicina de familia porque no es posible salirse de ese mandamiento grabado en piedra de que no se cubrirán más de un 10% de las plazas vacantes, axioma que aceptaron sin rechistar todos los gobiernos de este país. Menos tiempo por paciente, más pacientes por médico.
Como señala Jackson hay otras formas alternativas de abordar el crecimiento, de volver a”construir una economía del cuidado, la artesanía , la cultura. Y haciendo esto restaurar el valor del trabajo humano y su merecido lugar en el corazón de la sociedad”

Ilustraciones de Darwin ( Beagle Library )

http://darwin-online.org.uk/BeagleLibrary/Beagle_Library_Illustrations.htm

lunes, 21 de julio de 2014

Diletante : documental de Kris Nikilson

Synopsis
Bela Jordán tiene 80 años y vive en una estancia familiar a orillas del Río Paraná en el interior de Argentina. Viuda aristocrática, dedica su tiempo al ocio activo: lee a orillas del río, arma rompecabezas de 2000 piezas, corta el pasto en tractor y navega en Internet con su laptop. Con la energía física de una adolescente y la sabiduría de una anciana, ella se enorgullece de nunca haber entregado su tiempo a la sociedad de consumo y describe la vejez como “la época más linda de su vida”.

Bela mantiene permanentes conversaciones con Cata, su mucama, en un debate sorprendente de cosas fundamentales y triviales. Mientras Cata cocina, ambas reflexionan sobre la vida y la muerte a medida que Bela se va revelando como alguien lúcido y autoritario, encantador y despiadado, tacaño y bon vivant a la vez.

Cesar, el peón de la estancia, es solitario y misterioso. El sueña con encontrar la mujer de su vida y merodea la casa espiando a Bela con el miedo obsesivo de encontrarla muerta. Su pasividad y sus miedos son mudos, ya que así como Cata es una voz que nunca aparece en cámara, Cesar es una presencia que no habla.

Como las piezas de los rompecabezas que Bela arma, el universo de estos tres seres se va desplegando poco a poco y el tiempo progresa fragmentado en un exuberante entorno que se revela de a pedazos.

Todo parece encajar cuando Bela recuerda la primera vez que escuchó la palabra diletante y pensó que eso quería ser cuando fuera grande: “ alguien sin otra ambición en la vida que la diversión”

Este íntimo retrato que comienza en Holanda, es realizado por su hija, quien regresa a la Argentina después de 20 años, cerrando un recorrido personal e inmortalizando la anárquica condición de su madre.

domingo, 20 de julio de 2014

Entrevista a Yasmina Reza

A Yasmina Reza, el teatro le sigue pareciendo un lugar profundamente misterioso. “¿Por qué nos interesamos por otros personajes y sus vivencias sobre el escenario, cuando podríamos fijarnos en lo que nosotros vivimos a diario? ¿Por qué necesitamos esa ficción?”, se pregunta en el café de un lujoso hotel de Saint-Germain, meca de la intelectualidad parisiense, a dos pasos de su domicilio. En esta nublada mañana de verano, Reza no encuentra respuesta a su pregunta, aunque siga indagando en ella en cada una de sus obras. La reflexión aparece en medio de una conversación apasionada –y, a ratos, también tensa–, durante la que la autora se acabará mostrando generosa a su pesar. Reza dispone de un verbo lúcido, pero también punzante, que no duda en desenfundar cuando la ocasión lo requiere. En especial, para protegerse de cualquier intromisión. No le gusta sobreexponer su persona y se dice refractaria a los discursos grandilocuentes. Y, como tal, es alérgica a las entrevistas, que dice vivir como un auténtico martirio. “Si las acepto es solo para poder existir en este mundo. Si no, entre 500 libros, el mío pasaría desapercibido”, reconoce.
En 1987, Reza escribió Conversaciones después de un entierro, la primera de una larga serie de obras que, bajo la apariencia inofensiva de la comedia burguesa y el teatro de bulevar, abordan asuntos dignos de la más elevada metafísica. Sus personajes compran cuadros abstractos por el estatus social que estos confieren –Arte, traducida a 35 lenguas, la convirtió en la dramaturga contemporánea más representada en el mundo– y llevan a sus hijos al museo para “paliar el déficit escolar en la materia” –como los protagonistas de Un dios salvaje–, pero después no dudan en masacrarse los unos a los otros en la intimidad de sus comedores. Para Reza, la civilización es solo un delgadísimo barniz que desaparece cada vez que se presenta el más mínimo conflicto. Sus obsesiones reaparecen concentradas en una nueva novela, Felices los felices (Anagrama lo publicará en septiembre), donde destapa las alegrías y miserias cotidianas de 18 personajes atrapados entre la dificultad de vivir, el hastío de amar y el pánico a morir.
Su libro empieza con una frase de Borges: “Felices los amados y los amantes y los que pueden prescindir del amor”. ¿Qué le gustaba en esta cita? Es una afirmación interesante, porque insinúa que quienes prescinden del amor también logran ser felices. Siempre he tenido esa misma intuición: asociar felicidad y amor es una auténtica estupidez. La cita encaja bien con lo que cuento en este libro, lleno de personajes en plena búsqueda sentimental, pero todos ellos infelices sin excepción. Amor y felicidad no son nociones colindantes, pese a lo que aseguran los cuentos de hadas. Intentar realizarse por vía del amor es una imposición social que vuelve desdichada a mucha gente.
El libro, como el resto de su obra, contiene un enorme recelo respecto a la pareja, e incluso hacia todo tipo de vínculo afectivo. No, eso último es demasiado. No puedo decir que esté de acuerdo. Lo que sí es cierto es que no creo en la pareja. Me parece una estructura solitaria y encerrada en sí misma. La pareja es una construcción extraña, básicamente porque no funciona. Claro, hay personas que, a base de insistir por todos los medios, logran hacerlas funcionar. Pero, para mí, se trata de una creación artificial.
¿Qué alternativa propone? ¡No propongo nada! El amor a secas, tal vez. El amor que no sigue un camino predeterminado. Vivir junto a tu pareja no es una necesidad. Hacerlo todo en pareja no es una necesidad. Tener amigos comunes, tampoco. El proyecto doméstico no es una necesidad, incluso cuando hay hijos de por medio. La pareja, tal y como se entiende hoy, no me interesa, lo que no significa que no haya participado en ella. He vivido mucho más tiempo en pareja que sin pareja, aunque nunca haya creído en ella.

Sorpendentes ojos de distintos animales

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Cuidar las relaciones



Las personas nos nutren, pero con frecuencia descuidamos los detalles. Debemos huir de encuentros
rutinarios y cultivar las buenas conversaciones.

Mirada apreciativa “Si no puedes cambiar tu destino, cambia tu actitud”
AMY TAN
Cuidar las relaciones
Por Miriam Subirana Las relaciones son fuente de felicidad y de sufrimiento. Encontramos felicidad en una buena amistad, un buen amor, una conversación, un compartir íntimo y lleno de sentido o en una aventura compartida. Todo esto nos nutre. Sin embargo, las relaciones también son las que más sufrimiento nos causan. Debido a malos entendidos, riñas y conflictos, pueden suponer una causa de pesar constante. Desafortunadamente, a veces es la pérdida de un ser querido la que nos hace sentir que quizá deberíamos haber cuidado más la relación. Cuántas veces hemos escuchado que en el lecho de muerte, las personas se arrepienten de no haber cuidado mejor a sus amistades o familiares, de no haber dedicado más tiempo a conversar y a estar con ellos. “Muy pronto en la vida es demasiado tarde”, dice Marguerite Duras.
A veces cuidamos más las relaciones en momentos difíciles. En cambio, en momentos mejores podemos caer en dar por supuesto que uno ya tiene a esa persona, sea marido, esposa, amigo, colaborador. Y entonces deja de sentirle, de cuidarle, de estar más atento a su presencia y a lo que le ocurre y necesita. Cuando se inicia una relación se cuidan los detalles. Con el tiempo, cuando uno ya ha integrado a esa persona en su círculo relacional cercano, a menudo deja de cuidarla con atención. No escucha, no dedica tiempo, no percibe si la otra persona está pasando por momentos delicados.
Cuidarnos unos a otros es esencial para que las relaciones florezcan. Somos seres relacionales. Las personas dan sentido a nuestro ser y hacer. Nos construimos con el otro. Las relaciones se convierten en un proceso de revelación propia y ajena, en las que uno se descubre a sí mismo descubriendo al otro.
¿Qué hace que las relaciones prosperen? “El poder personal no se puede desarrollar ni sostener si la persona no logra ver a otros y sentirse vista por los demás, valorados y valorar. Ésta es la dinámica relacional central, la fuente que permite vivir plenamente” (Joan Quintana).
Si las amistades y las relaciones son tan importantes, es una prioridad cultivar una actitud apreciativa y prestar atención a no caer en la trampa de las expectativas, plantear las conversaciones necesarias, escuchar, estar por el otro, no evitar el conflicto sino afrontarlo mediante la comunicación no violenta, acompañar en el sufrimiento y dedicar el tiempo necesario. Veamos cada uno de estos aspectos. Cuando estamos muy cerca de alguien y creemos que le conocemos bien, podemos caer en el hábito de fijarnos más en lo que no nos gusta y nos acostumbramos a quejarnos. Dejamos de apreciar el valor que nos aporta. Tenemos la sensación de que es el otro el responsable de nuestra insatisfacción.
Cuando uno se queja de algo es porque le importa. Si no le importara, ni prestaría atención, ni dedicaría energía a protestar. Cuando recibimos un reproche de alguien cercano, merece la pena ver qué es lo que realmente nos está diciendo. Detrás de las frustraciones hay un anhelo no cumplido. ¿Cuál es? ¿Qué es lo que realmente quiere la otra persona? ¿Hasta qué punto podemos satisfacerlo o cómo hacerle aterrizar en la realidad de lo que somos y podemos ofrecer? Cuando las quejas son nuestras, podemos reformularlas para expresarlas como una petición, un anhelo, en vez de con rabia o intención de culpabilizar.
Hay veces que la frustración es fruto de darse cuenta del autoengaño en el que uno ha vivido respecto a una relación. Aparece la decepción. La persona se cae definitivamente del pedestal: no es como pensaba que era. En esos casos, cuidar la relación implicaría procurar que la separación sea lo más ética y respetuosa posible. Siendo consciente de que es bueno salir del espejismo en el que se estaba. Es una liberación incluso mientras causa dolor. En estos casos, a veces, la relación que más tenemos que cuidar es la que mantenemos con nosotros mismos. Cuidarnos para no caer en la desesperación ni en la depresión. Necesitamos escuchar y escucharnos. “El cuidado de uno mismo es la condición de posibilidad para articular correctamente atender a otro” (Francesc Torralba).
Plantear las conversaciones necesarias. Uno de los factores clave del cuidado de las relaciones radica en tener las conversaciones acerca de los temas que importan con las personas que nos importan. Estar presentes y disponibles para conversar, dialogar y aclarar. ¿Qué facilita un buen diálogo? La actitud apreciativa, de escucha y de plantear con claridad y respeto nuestras peticiones. Nos cuesta conversar cuando la relación es fuente de frustración y de quejas. Las quejas, decía, son peticiones encubiertas, y las frustraciones suelen ser sueños o anhelos no cumplidos. Por tanto, para facilitar encuentros que nos permitan un acercamiento, podemos preguntar qué es lo que la persona realmente quiere, y hablar desde ese aspecto y no de lo que no se quiere.
Al charlar sobre los anhelos, abrimos las puertas a una conversación generativa que nos ayuda a aclarar lo que deseamos y hacia dónde queremos ir. En cambio, si nos focalizamos en lo negativo con un discurso de lo que falta, nos anclamos en la queja y no vemos ni nos abrimos a imaginar soluciones. A menudo vamos tan deprisa que cuando hablamos con otra persona, lo hacemos de forma rutinaria y aburrida, sin chispa. No somos comunicadores creativos. Vemos la relación como una irrupción en lo que teníamos previsto, en nuestros planes no entraba la presencia del otro. Planificamos reuniones y acciones, lugares y horarios. Si vivimos aferrados a lo que hemos planificado, dejamos de escuchar las señales que nuestro cuerpo y el momento nos dan. Vivimos en la mente planificadora que quiere lograr sus objetivos. Apreciar y confiar para cuidarnos mejor El mejor cuidado lo manifestamos en entornos de confianza. En ocasiones surge la dificultad de confiar en nuestros colaboradores. Dominan los miedos, en especial cuando se siente que hay mucho
que perder. Desde el miedo es difícil asumir riesgos y plantear conversaciones para llegar a acuerdos. Para recuperar la confianza necesitamos valorar lo que tenemos delante. Como explico en el libro Indagación apreciativa, “cuando apreciamos, avanzamos: nuestra mente se abre a recibir, a reconocer nuevos datos y aprender. Apreciando sentimos asombro y curiosidad, descubrimos lo mejor de lo
que es y nos abrimos a ver lo que podría ser”. Apreciar con esfuerzo apasionado y absorbente nos ayuda a generar una imagen positiva del futuro que deseamos. “Cuando apreciar al otro se convierte en una actitud vital, incrementamos
la calidad de nuestras relaciones y contribuimos a que se manifieste lo mejor
de las personas.”
A veces nos forzamos a cumplir los planes que nos hemos marcado y los compromisos que hemos adquirido. Otras veces nos obligamos a seguir los horarios impuestos por otros. Vamos tirando del carro sin parar, sin respirar a conciencia ni escuchar. Las personas pasan por nuestro lado o las tenemos delante, y no hay tiempo para ellas porque debemos cumplir con nuestros planes. Así, la vida va pasando. Compromisos cumplidos, pero oportunidades y encuentros perdidos. Paseos no compartidos, conversaciones no mantenidas, personas no atendidas, oportunidades desperdiciadas de reencuentros con el otro, porque teníamos que hacer otra cosa marcada por el plan. Cuando actuamos de esta manera, nos instalamos en las planificaciones de la mente y queremos que la realidad las cumpla. En cambio, si vivimos estando presentes en el momento, abrazaremos estos encuentros.
Un amigo mío que trabaja en banca desde hace 38 años me comenta su experiencia a raíz de un cambio de actitud que le aportó un gran crecimiento personal e incrementó su motivación para ir a trabajar. Sintió que cada encuentro con el cliente era de hecho la oportunidad de un hallazgo personal real. Por ello, nos explica, cada vez que recibe a alguien lo convierte en una verdadera re-unión. En ese momento, lo más importante es estar presente con quien tiene enfrente. Así la persona se lleva algo más que una solución financiera.
Cuando alguien está delante de otra persona, pero su mente está en el pasado o en el futuro, en lo que tiene que hacer luego o en lo que pasó antes, no está presente y la comunicación que se establece es pésima, porque ni escucha ni habla. Se pierde la oportunidad de un encuentro real y se queda en uno común, ordinario, sin nada nuevo ni especial.
Sea consciente de que su presencia y actuación influyen. Crea en sí mismo. Recuerde que el poder está en lo que ocurre en ese preciso momento. Considere sagrado cada encuentro con alguien e incremente esa actitud de interés único, sea quien sea la persona que está frente a usted. Si está con un cliente, esté plenamente con él. Si es su hijo, entréguese completamente. Haga que cada persona con la que tenga oportunidad de encontrarse sienta que es la más importante para usted en ese momento. Conviértalo en una experiencia inolvidable. Comparta lo mejor de sí mismo. Dele sentido a la conversación y evite huir con conversaciones superfluas y miradas distraídas. Haga que su persona y su ser aporten diferencia, calidad, cuidado y claridad

sábado, 19 de julio de 2014

http://www.naranjasdehiroshima.com/ Miles de documentales para ver

Yo no se que me han hecho tus ojos : cantante de tango de las más grandes , Ada Falcón - Se convirtió en monja franciscana

Documental sobre la enigmática vida de la cancionista Ada Falcón, una de las grandes leyendas de la historia del tango. Ada Falcón se retira muy prematuramente, en 1942, convirtiéndose en monja franciscana y haciendo un juramento de no volver a dar entrevistas, ni dejarse fotografiar, ni volver a cantar hasta hoy, en que rompe su silencio. Se deja ver y cuenta su historia después de setenta años.

The Bob Marley Story - The Rebel Music (Spanish Subtitules)


Encuesta sobre el amor - P.P. Pasolini

Micrófono y cámara en mano, Pasolini filmó este documental en 1963, buscando reflejar la mentalidad italiana con respecto a la sexualidad y a las relaciones amorosas entre sus compatriotas. Para ello viaja al sur y al norte, a las ciudades y al campo, entrevistando a intelectuales, trabajadores y granjeros...; a hombres y mujeres, a mayores y niños... Entre las personalidades que aparecen entrevistadas se encuentran el poeta y premio Nobel Ungaretti, o el escritor Alberto Moravia




En este curioso y audaz documental, Pasolini hace preguntas sobre todos los campos de la sexualidad a personas de todas las edades y condiciones sociales. Niños, amas de casa, mujeres trabajadoras, ancianos, burgueses de la ciudad y campesinos hablan sobre la virginidad, la emancipación de la mujer, la prostitución o la homosexualidad. El director muestra las diferencias entre la Italia del norte y la del sur y la mayor libertad relativa de la que disfruta la mujer que trabaja en el norte respecto de la campesina siciliana, que no puede salir a la calle si no es acompañada de su padre o su hermano.http://www.naranjasdehiroshima.com/2008/12/encuesta-sobre-el-amor-pp-pasolini.html

jueves, 17 de julio de 2014

Cine contracorriente : Mandela del mito al hombre : homenaje

http://www.hispantv.com.es/detail/2014/06/03/274085/cine-contracorriente-mandela-mito-hombre



Lo que cuenta en la vida no es el mero hecho de haber vivido. Son los cambios que hemos provocado en las vidas de los demás lo que determina el significado de la nuestra. N Mandela

La mayor gloria no es no caer nunca, sino levantarse siempre.N Mandela

Bajo la dirección de Justin Chadwick, y con William Nicholson a cargo del guión, 'Mandela, del mito al hombre' es la adaptación cinematográfica de la obra autobiográfica homónima escrita por Nelson Mandela en 1995. - See more at: http://www.hispantv.com.es/detail/2014/06/03/274085/cine-contracorriente-mandela-mito-hombre#sthash.4XBCdMu2.dpuf

Cape Cod ( aunque lo mejor siempre es Formentera )


http://elviajero.elpais.com


Para los mitómanos, Cape Cod y las islas de Nantucket y Martha’s Vineyard son un destino ideal. Como en ninguna otra parte en este tranquilo rincón del Estado de Massachusetts frente al océano
Mucho más documentado es el rastro que dejaron los cazadores de ballenas que en el siglo XIX vivieron en esta zona. Herman Melville en Moby Dick inicia la epopeya sobre la caza de ballenas en Nantucket. Los beneficios derivados de la captura de ballenas y cachalotes todavía se perciben en las magníficas casas a lo largo de los 640 kilómetros de costas. Mansiones ocupadas ahora por los turistas adinerados de Nueva York y Boston que a finales del XIX descubrieron el paraíso.
En menos de cuatro horas en coche por la 93 se llega desde Boston hasta Sagamore Bridge, puerta de Cape Cod. Además, un ferri une la capital de Massachusetts con Provincetown, la población más al norte de la península. Provincetown es todo bullicio y actividad en verano, con una numerosa comunidad gay, refugio de artistas el resto del año, que disfrutan de su preciosa y silenciosa bahía. Hacia el sur, en bicicleta por las vías habilitadas, o en coche por la US 6, es imprescindible detenerse en el Cape Cod National Seashore, un formidable parque natural que ocupa casi toda la costa atlántica. A lo largo de la carretera y perfectamente señalizados están algunos de los 10 faros que en los siglos XVIII y XIX evitaban naufragios. El Nauset Ligth en Eastham, o, desde la carretera 28, los de Hardings y Chatham, están situados cerca de magníficas playas.
La tradición ballenera de Cape Cod se ha convertido en experiencia ecoturística. Entre abril y junio, los gigantes del mar empiezan su viaje hacia aguas más cálidas y pasan frente a la costa de Massachusetts. Es el momento para verlos en su hábitat natural, en el santuario marino Stellwagen Bank National, frente a la boca de la bahía de Cape Cod. Las enormes ballenas jorobadas de entre 10 y 15 metros son las más habituales, pero también se divisan delfines y tortugas. Las visitas se realizan bajo la guía de expertos, y en las oficinas de turismo o en los hoteles se puede formalizar la reserva para una observación a bordo de un barco dotado con sónar que localiza las ballenas.
Pero cualquier época es buena para ir a Cape Cod. Ya lo decía John F. Kennedy: “Vuelvo a pasear por la playa de Cape cuando tengo que tomar una decisión difícil”.

María Sabina : La sabia de los hongos : La última chamana de México .


Pajaritos . Rosa Montero . El Pais ( 2004 ) a raíz de una carta que le envíe desde Guatemala

Una doctora guatemalteca, Gabriela Picco, me envía un interesante trabajo sobre el sida en las mujeres indígenas de Guatemala. Vivimos en un mundo muy grande y muy confuso en el que, sin embargo, todo está estrechamente relacionado. Ya lo dijo James Lovelock en su hermosa teoría sobre Gaia: nuestro planeta puede ser considerado un todo pensante capaz de autorregular su propia atmósfera. Yo además creo que lo que hacemos cada uno de los humanos sobre la Tierra repercute en los demás. Cada acto generoso, cada risa, cada lágrima; los comportamientos dignos, por mínimos y anónimos que sean, contribuyen al equilibrio del mundo. Pero también el dolor y la iniquidad nos manchan y envenenan globalmente. Las torturas de los prisioneros iraquíes, las mujeres y los niños asesinados por la violencia doméstica, incluso los cientos de miles de focas apaleadas y despellejadas aún medio vivas (qué decepcionante Canadá). Todo ese sufrimiento nos envilece.
Hay muchas penas en el mundo, y la mayor parte son penas calladas, situaciones de extrema indefensión de las que nadie habla. Cuenta Gabriela que las indígenas de Guatemala sufren una triple discriminación: por ser mujeres, por ser pobres, por ser indias. Y ahora, además, por ser seropositivas. El sida avanza de modo vertiginoso en las mujeres de los países subdesarrollados; tienen menos cultura, menor acceso a la sanidad que los hombres, y son usadas sexualmente de manera tiránica y violenta: la mayoría ni siquiera podría imponer el uso del condón, aun en el caso de que llegara a tener acceso a los preservativos. En América Latina las mujeres ya representan entre el 14% y el 45% de los enfermos, y las cifras siguen subiendo. Y su situación es doblemente desesperada: "Murió mi esposo de sida y ahí me quedé sufriendo entonces como una niña", cuenta una indígena seropositiva guatemalteca en el trabajo de Gabriela: "Yo no podía manejar dinero ni trabajo. La vida de una mujer cuesta entre los hombres, y peor la vida de una mujer enferma y sola con hijos. Me quedé como un pájaro entre ramas secas". Vidas olvidadas, vidas brutalmente desprotegidas. Pajaritos inermes que forman parte de ese fardo de dolor innecesario e injusto que nos ensucia a todos.

Poema de Juan Gelman , al final de su vida . No falta el humor cabal del poeta argentino .


 
 

Verdad es
 

 

Cada día

 

me acerco más a mi esqueleto.

 

Se está asomando con razón.

 

Lo metí en buenas y en feas sin preguntarle nada,

 

él siempre preguntándome, sin ver

 

cómo era la dicha o la desdicha,

 

sin quejarse, sin

 

distancias efímeras de mí.

 

Ahora que otea casi

 

el aire alrededor,

 

qué pensará la clavícula rota,

 

joya espléndida, rodillas

 

que arrastré sobre piedras

 

entre perdones falsos, etcétera.

 

Esqueleto saqueado, pronto

 

no estorbará tu vista ninguna veleidad.

 

Aguantarás el universo desnudo.

 

 

 

Juan Gelman