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lunes, 19 de diciembre de 2016

"Regreso a Coronel Vallejos" fue un éxito en la 5º Semana del Cine Documental

Patricia Bargero estuvo presente en el estreno


El filme de Carlos Castro abrió la muestra que se lleva a cabo, hasta el 21 de diciembre, en el Cine Gaumont de Capital Federal. La prensa elogió la obra del director villeguense.

 "Regreso a Coronel Vallejos" abrió la 5º Semana del Cine Documental Argentino, una muestra organizada por la Asociación Nacional de Directores y Productores de Cine Documental (ADN) que comenzó el jueves 15 y que se extenderá hasta el miércoles 21, en el Cine Gaumont (la sala ubicada en avenida Rivadavia 1635 de la ciudad de Buenos Aires).
El atractivo filme del villeguense Carlos Castro sobre el escritor -también villeguense- Manuel Puig y la particular relación que mantuvo con los pobladores de General Villegas, cosechó muy buenas críticas de todos los medios y periodistas especializados.
Además de "Regreso a Coronel Vallejos", la 5º Semana del Cine Documental Argentino cuenta con otros cinco largometrajes argentinos ("Vuelo nocturno, la leyenda de las princesitas argentinas", de Nicolás Herzog, "Lantéc Chaná", de Marina Zeising, "Dhaulagiri, ascenso a la montaña blanca", de Guillermo Glass y Cristián Harbaruk, "Agosto final", de Eduardo Sánchez, e "Interiores", de Fito Pochat, que cerrará el ciclo) y una película extranjera invitada ("La espina en el corazón", de Michel Gondry).
A continuación, Actualidad transcribe dos reseñas sobre el documental que se pre-estrenó en General Villegas -durante el Puig en Acción 2016- y que está cosechando múltiples elogios:
TELAM
En "Regreso a Coronel Vallejos", Castro vuelve al lugar donde Manuel Puig desarrolla la historia de sus dos primeras novelas "La traición de Rita Hayworth" y "Boquitas pintadas", es decir General Villegas, el pueblo asfixiante de la pampa seca donde creció y que retrató con singular maestría, describiendo una postal agria de la soledad, el desprecio, los prejuicios, los chismes y la violencia cotidiana, aunque velada, que debió soportar mientras vivió allí.
"Puig nunca regresó a General Villegas después de haber escrito sus novelas y mucho menos después de haberse transformado en un ciudadano ilustre. Así que de alguna manera el regreso es una forma de tratar de reconciliar al pueblo con su memoria. El tiempo se encargó de mostrar que sus novelas eran tranquilas en relación a sus pobladores y que en realidad había mucho prejuicio en torno a ellas", afirmó Castro.
El cineasta señaló que la película "no es una biografía literaria de Puig, sino una biografía en su pueblo. La narración la hace Patricia Bargero, una hemipléjica a quien llaman 'La viuda de Puig', que se convirtió en la columna vertebral del filme y cuyo accidente lo relacionan mucho con Puig, ya que ella conoce mucho su vida e incluso vive en la que era su casa".
En la película, Castro -y la mayoría de las personas que entrevista- recuerdan a un Puig solitario en un pueblo casi desértico y plagado de chismes, un niño que prefería escuchar música clásica o ir al cine a salir a andar en bicicleta con otros niños, un hombre que pensaba que "La Pampa es un espacio sin paisaje, una pantalla donde cada uno proyecta su propia historia", un lugar de fuertes y débiles, "el reino de la prepotencia" que él rechazó totalmente.
"El pueblo era como una película, un western que él había ido a ver por error, pero de la cual no podía salir", se dice en la película, donde Castro recuerda también a su madre farmacéutica, que no se sentía cómoda en ese lugar, y a un padre muy duro y exigente, que le hacía la vida más triste aún, en un lugar ya de por sí cargado de amenazas, violencia y soledad.
"Escuché todos los relatos de todos los conflictos que se fueron dando con Puig en la sobremesa de mi casa, en los almuerzos familiares. Todos decían que Puig era un tipo jodido porque sacó los trapitos al sol del pueblo, eso era lo que se decía en las sobremesas", recordó el director, que además de entrevistas a los pobladores de General Villegas incorporó al filme numerosas fotos y filmaciones de archivo.
"Hice la secundaria a principios de los 90, recién se empezaba a leer a Puig en las escuelas y descubrirlo ahí fue como estar leyendo la historia de mi pueblo. Era muy lúdico y gracioso. Siempre hubo en la ciudad una gran tensión con sus novelas, porque se metió con los poderosos del pueblo y puso todas las historias sobre la mesa, pero sin juzgarlas, pero la gente igual se enojó mucho con eso", añadió.
En su primera novela, según Castro, Puig "denunciaba situaciones muy conflictivas en el pueblo, pero no sucedió nada. Después, cuando sacó 'Boquitas pintadas' se armó un gran revuelo porque denunciaba la gran hipocresía que existía. Pero la cosa se puso picante cuando Leopoldo Torre Nilsson adaptó la novela y quiso estrenar la película en el pueblo, donde hubo una amenaza de bomba".
Para el cineasta, su documental "describe al ciudadano ilustre que nunca llegó a ser ilustre en su pueblo. La película de Mariano Cohn y Gastón Duprat evoca una frase de Puig que decía que él quería volver a su pueblo como 'una mirada sin cuerpo'. Creo que ellos se basan bastante en su figura para su ficción, aunque también podría ser la historia de cualquier escritor que regresa a su pueblo".
"Por donde se lo mire, Puig fue un escritor revolucionario que siempre puso el dedo en la llaga. En los 70, ser revolucionario era poner a un homosexual y un guerrillero en las mismas páginas. Pensó mucho en cómo rehicieron sus vidas las personas que habían sido obligadas al exilio. Me parece que hoy se encuentran ecos de sus textos en la literatura universal. Fue un tipo crucial por su forma de escribir y su prosa mordaz y corrosiva", aseguró Castro.
Revista Anfibia
"Regreso a Coronel Vallejos" es el documental del ciudadano ilustre que nunca llegó a ser ilustre en sus pagos.
El director reconstruye una parte de la vida del escritor Manuel Puig en General Villegas: el pueblo que lo vio crecer pero que nunca terminó de aceptarlo del todo.
Primero fue "La traición de Rita Hayworth" donde aparece Villegas como escenario pero fue la publicación del libro "Boquitas pintadas" el que condenó al autor por haber "ventilado chismes del pueblo".
En el pueblo la mayoría estaba convencida de que sus personajes en la novela eran hombres y mujeres que conoció en su infancia; que su madre le contó todos esos chusmeríos y él los escribió.
Varios de sus personajes eran mujeres de buen apellido, hombres poderosos, intocables e intachables para la sociedad villeguense que no leyó el libro como una novela sino como una crónica del pueblo.
"Creo que no es para tanto", dice una señora mayor que toma el té junto a otras dos vecinas mientras que una de ellas le responde: "A vos porque no te menciona en el libro".
Si los menciona o no fue la discusión en 1969 cuando apareció el libro. Manuel Puig fue condenado a no volver al pueblo donde pasó las tardes yendo al cine del brazo de madre y en el que creció escuchando música clásica y con pocos amigos por ser "un chico raro" por no decir puto.
El odio era tan fuerte que cuando se estrenó la versión cinematográfica de "Boquitas pintadas" -dirigida por Leopoldo Torre Nilson en 1974- no pudo exhibirse en el cine de Villegas por amenazas de bomba y de que le iban a prender fuego la sala. Los villeguenses tuvieron que viajar a ciudades vecinas para ver la película.
Patricia Bargero, una bibliotecaria que quedó hemiplégica tras un accidente en auto, vive en la que fue la casa del escritor y muchos la llaman "La viuda de Puig".
Con una pasión formidable Patricia narra esta historia que recorre los paisajes del pueblo al que Puig describió en sus novelas y mete el dedo en los prejuicios de los pueblos: ese sentir constante de que la mirada de los otros siempre está juzgando al de al lado.
"Acá vos vas al teatro y por más que un chiste te cause mucha gracia no te vas a reír a carcajadas porque pensás que van a pensar los otros", dice un odontólogo de Villegas.
"La Pampa es un espacio sin paisaje, una pantalla donde cada uno proyecta su propia historia", lee Manuel Puig en un archivo fílmico perteneciente a Felisa Pinto del piloto del programa de televisión "Identikit" que nunca salió al aire.
Carlos Castro, al igual que Puig, es villeguense y como lo hizo el escritor no busca juzgar a la gente de su pueblo sino reflejarse en sus miradas, en sus creencias, en sus tabúes y hasta en sus resentimientos.
El documental no es del todo sobre Puig, ni sobre Villegas, ni tampoco sobre "la viuda de Puig". Es un rompecabezas de piezas que no encajan en la vida del ciudadano ilustre de la vida real.

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