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domingo, 26 de febrero de 2017

Becoming minimalist

10 Facebook Pages to Encourage Simplicity In Your Life

1. Becoming Minimalist. The images and posts on our Facebook page reach more than 4 million people every week. The community is active, engaged, and uplifting. If you aren't a follower yet, I think you'll enjoy it. Thank you to everyone who has shared it with friends.
2. Be More With Less. Inspiration from Courtney Carver and the minimalist fashion challenge Project 333. Discover what matters most. Simplicity is the way back to love.
3. Break the Twitch. Practical intentional living with Anthony Ongaro. Minimize distractions, build habits, and create opportunities to live a great life.
4. The Art of Simple. The Art of Simple is a community blog about the art and science of living simpler. Tsh Oxenreider covers a range of fascinating topics: family, travel, intentional living, hospitality. You'll like it.
5. No Sidebar. Design a simple life and experience the happiness you deserve. Brian Gardner curates articles and images from a wide range of sources to offer daily inspiration.
6. Marc and Angel Hack Life. Two of my favorite people online, Marc and Angel Chernoff, have created a wonderful Facebook page focused on inspirational advice, productivity, health, love, work, and general self improvement.
7. The Minimalist Plate. Zoë Kim is a mom of four and writer for The Minimalist Plate and Huffington Post. She posts about the pursuit of living an intentional life by owning less, creating new habits, and cultivating opportunities to give.
8. Simplify & Pursue. Robin Shliakhau is a wife and mom striving to simplify her life so they can pursue what matters most to them. She strives to encourage others to do the same.
9. Wellness Mama. Through her website and Facebook page, Katie helps families live more naturally through real food recipes, natural beauty and cleaning tutorials, healthy remedies, and more.
10. The Life on Purpose Movement. Erica Layne has created a powerful movement for purposeful women, where she explores topics from self-care and happiness to simple living & purposeful parenting.

lunes, 20 de febrero de 2017

Como se llega a la deshumanización con los refugiados y otros temas




"El individuo", afirma Ushpiz, "se vuelve tan indiferente hacia sí mismo como ser humano y hacia la gente que le rodea que puede llegar a tomar parte en cualquier maldad que la mera funcionalidad pueda producir". Observamos lo que pasa a nuestro alrededor y lo atribuimos a personas ciegas de odio o racismo y creemos que no tenemos ninguna responsabilidad en esos hechos, nos alejamos de ellos. Incapaces de colocarnos en el lugar de las víctimas, nos recluimos en nuestra propia vida privada, nos retiramos continuamente de la discusión. Eso es exactamente lo que explicó Hannah Arendt. "No tenemos en cuenta nuestra responsabilidad humana de hacer todo lo posible, sin cesar y devotamente, para cambiar esa realidad", ilustra Ushpiz. (La directora ha escrito repetidamente contra la ocupación de territorios que no pertenecen a Israel y ha criticado a sus compatriotas israelíes por no sentirse responsables de los derechos de los palestinos).

domingo, 19 de febrero de 2017

Ribeyro : ser el eterno forastero


Cartas a Juan Antonio. París, 28 de enero de 1954. Julio Ramón 

“El gran error de la naturaleza humana es adaptarse. La verdadera felicidad estaría constituida por un perpetuo estado de iniciación , de sucesivo descubrimiento, de entusiasmo constante. Y aquella sensación solo lo producen las cosas nuevas que nos ofrecen resistencias que aún no hemos asimilado. El matrimonio destruye el amor, la posesión mata el deseo, el conocimiento aniquila el placer, el hábito la novedad, la destreza, la conciencia. Ser el eterno forastero, el eterno aprendiz, el eterno postulante, he allí una fórmula para ser feliz.”

Albin de la Simone & Emilíana Torrini "Moi moi"


sábado, 18 de febrero de 2017

La vida es un cuento contado por un idiota , lleno de sonido y furia , que no significa nada

(Macbeth, Acto V, Escena V)

Tomorrow, and tomorrow, and tomorrow
Creeps in this petty pace from day to day
To the last syllable of recorded time;
And all our yesterdays have lighted fools
The way to dusty death. Out, out, brief candle!
Life's but a walking shadow, a poor player
That struts and frets his hour upon the stage,
And then is heard no more. It is a tale
Told by an idiot, full of sound and fury,
Signifying nothing.


Mañana y mañana y mañana, se arrastra a pasos insignificantes
día a día hasta la última sílaba del tiempo registrable.
Y todos nuestros ayeres han iluminado para imbéciles el camino
hasta la polvorienta muerte. ¡Apágate, apágate breve candela!
La vida no es más que una sombra ambulante, un pobre actor
que sobre el escenario se pavonea y sacude en su hora signada,
y después no se oye más. Es un cuento contado por un idiota,
lleno de sonido y furia, que no significa nada.

EL cielo de la pampa ( en mi infancia )


La cala de mi casa


viernes, 17 de febrero de 2017

Peter Singer explica por qué ayudar a los demás no es una opción, sino una obligación

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Jeremy Bentham maximizando la felicidad del mundo enteroJeremy Bentham maximizando la felicidad del mundo entero. 

Voy por un parque y veo que una niña ha caído en un estanque y se está ahogando. No hay nadie más: ni sus padres, ni un cuidador, ni ninguna otra persona. ¿Debería salvar a la niña? Me voy a mojar, probablemente me destrozaré los zapatos y tendré que cancelar una cita que tenía justo después, pero nadie puede negar que es mi obligación intentar salvarla porque ninguna de estas cosas tiene importancia en comparación.
Ahora pongamos que recibo una carta que me pide un donativo para salvar la vida de una niña que vive en otro continente. Si decido que necesito ese dinero para comprarme un chaqueta, casi todo el mundo pensará que no estoy haciendo nada malo, aunque tampoco nada bueno.
Sin embargo, para el filósofo australiano Peter Singer, autor de este dilema moral, estos dos ejemplos son iguales. Según escribe en Ética práctica, “si está en nuestro poder prevenir que algo muy malo ocurra, sin sacrificar nada que tenga una importancia moral comparable, deberíamos hacerlo”.
Esto no solo se aplica a niñas imaginarias que se están ahogando frente a nosotros: también a todas las situaciones “en las que podemos ayudar a alguien que vive en la absoluta pobreza”. Es más, “ayudar no es, como se piensa convencionalmente, un acto de caridad elogiable, sino algo que está mal no hacer”.
Hemos hablado con él para saber cuál es la mejor forma de ayudar a esa niña del estanque.
¿A quién debería ayudar?
Singer, nacido en 1940 y profesor en las universidades de Princeton y de Melbourne, opina que, si vamos a donar dinero, tenemos que pensar en la gente que vive en situación de pobreza extrema en el tercer mundo: son quienes están en una situación peor y, también, a quienes podemos ayudar de forma más efectiva. "Viven con menos de 700 dólares al año y a menudo no tienen acceso a agua potable, sanidad básica y educación para sus hijos", explica a Verne por correo electrónico. En cambio, la gente más pobre en España, recuerda, sí tiene acceso a estos mínimos, por lo que "hacer algún cambio significativo en sus vidas es mucho más caro que hacerlo en países en desarrollo".
Singer reconoce en su libro que instintivamente preferimos ayudar a alguien cercano. Pero, en su opinión, tenemos que preguntarnos qué deberíamos hacer y no qué hacemos habitualmente. Tiene sentido dar prioridad a nuestra familia, pero no tanto preferir ayudar a alguien a quien no conocemos y que vive a 50 kilómetros en lugar de a alguien que está en una situación aún peor, pero que vive a 5.000 kilómetros.
Este punto de vista tiene sus críticos: algunos, por ejemplo, opinan que la proximidad es un factor importante, ya que es más fácil formar o afianzar relaciones con esas personas o comunidades. También creen que se puede ayudar de forma más efectiva.
¿Con cuánto debería ayudar?
La cantidad que destinemos dependerá de lo que consideremos que tenga una importancia moral comparable: unos zapatos, un coche nuevo, una cena en un restaurante de lujo, unas vacaciones… Al menos algunas de esas cosas tienen menos peso moral que la extrema pobreza que se podría prevenir con el dinero que cuestan.
"Muchos de nosotros podríamos dar más de lo damos -explica-. Pero lo importante es que mucha gente comience dando algo significativo, para que podamos crear una cultura en la que dar para contrarrestar la pobreza global sea una parte esencial de una vida ética. Una vez la gente coja el hábito de dar, por ejemplo, un 1% y encuentre que es algo satisfactorio, le resultará más fácil incrementar la cantidad".
Él parte del 1% de nuestros ingresos: es una cifra modesta que no cambiaría prácticamente en nada la situación de la mayoría de nosotros, pero que podría suponer un cambio para mucha otra gente. En su web The Life You Can Save propone una tabla según nuestros ingresos, incrementando este porcentaje hasta el 14% si ganamos más de un millón de dólares al año. Como mínimo, claro.
Singer subraya en muchos de sus artículos que hay estudios que muestran que la gente más generosa suele estar más satisfecha con sus vidas. Kant decía que un acto verdaderamente moral es desinteresado y no se hace por satisfacción personal, pero Singer no está de acuerdo: "El hecho de que alguien se sienta bien después de ayudar a los demás es un rasgo de carácter deseable".
¿No es mejor colaborar con una ONG que dar dinero?
"Depende de tus aptitudes y del dinero que puedas ganar". Singer, como buen utilitarista, no se pregunta por lo que es más virtuoso, sino por lo que va a producir mejores resultados: algunos pueden hacer mucho bien trabajando sobre el terreno, otros quizás no tanto. Singer nos recomienda la web 80.000 hours, en la que se recoge información acerca de cómo podemos tener un mayor impacto.
Uno de los creadores de esta web es el filósofo escocés William MacAskill, que sostiene que una carrera en la vilipendiada banca podría ser valiosa desde un punto de vista ético: se puede hacer más bien ganando mucho dinero y donando una gran parte del salario que siguiendo una carrera a primera vista más ética, como por ejemplo trabajando para una ONG.
¿Pero no es trabajo del gobierno?
El dilema de la niña en el estanque no convence a todo el mundo. El neurobiólogo Kenan Malik escribe en The Quest for a Moral Compass que el caso hipotético de esta niña no se puede trasladar al mundo real: no es lo mismo una sola niña a la que solo yo puedo ayudar que millones de personas a las que, sin duda, otros muchos pueden socorrer, escribe. No son casos equivalentes, sino que hay un abismo moral entre ambos casos.
¿Y quién más está en situación de ayudar? Los gobiernos de los países ricos. El filósofo John Kekes recuerda que la mayoría de nosotros ya ayudamos a los demás: los impuestos tienen precisamente la función de redistribuir de la riqueza. Por supuesto, todos podríamos hacer más, pero eso no quiere decir que estemos obligados éticamente a hacerlo.
"Podríamos debatir durante mucho tiempo acerca de quién es responsable -responde Singer-. E incluso aunque estemos de acuerdo en que es un asunto del gobierno, ¿qué debemos hacer si el Estado no se hace cargo del problema y, mientras tanto, hay niños muriendo? Para un ciudadano español, este es ciertamente el caso: el gobierno de este país destinó un deplorable 0,14% del producto nacional bruto a la ayuda internacional [en 2015], una de las figuras más bajas de todas las naciones desarrolladas. Claro que puedes, y debes, exigir a tus representantes electos que el gobierno dé más, pero mientras tanto tienes opciones".
Por seguir con el ejemplo del estanque: sin duda, la niña debería estar vigilada y en el parque debería haber más seguridad para evitar estos accidentes. Incluso podemos argüir que un rescate es trabajo para la policía o los bomberos. Pero mientras nos quejamos, la niña se está ahogando.
¿Las ONG no están bien administradas?
Singer considera que esto no es cierto en la mayoría de los casos: los gastos de administración de estas entidades no suelen superar el 20% y además son necesarios (para saber a qué proyectos hay que destinar ese dinero, por ejemplo). También recuerda que la mayoría de organizaciones trabajan sobre el terreno y no dan dinero a gobiernos corruptos.
Aun así, la precaución es razonable y por eso Singer recomienda webs como Give Well, que ofrece información sobre muchas organizaciones y su impacto. Singer tiene una web similar, The Life You Can Change, que incluye incluso una calculadora que permite saber para qué servirá cada donativo. Por ejemplo, podemos saber que una donación de 3 dólares sirve para comprar una cama tratada con insecticida para proteger de la malaria y 50 dólares, para una operación de cataratas.
Pero ese dinero me lo he ganado yo y debería poder gastarlo como quisiera
Peter Singer no tiene nada en contra del derecho a la propiedad, pero recuerda que nuestros bienes no son solo consecuencia de nuestro trabajo y de nuestro esfuerzo. Casi nunca partimos de cero: incluso aunque no hayamos heredado una fortuna, por puro azar hemos nacido en una sociedad en la que hay sanidad, escuelas, universidades, tejido empresarial, etcétera. Por no hablar de que nuestras aptitudes también dependen en gran medida de la lotería genética. Tenemos la obligación de ayudar porque a una gran parte de nosotros nos venía ya dado gran parte de lo que tenemos.
En su libro, Singer pone un ejemplo para ilustrar este extremo (y que está basado en el experimento mental del velo de la ignorancia, de John Rawls). Si nuestros antepasados hubieran vivido en el Golfo Pérsico probablemente ahora seríamos ricos gracias al petróleo que por casualidad hay bajo tierra. Pero si hubieran nacido en el Sáhara, ahora viviríamos en una situación de pobreza extrema sin tener nosotros culpa de nada. Imaginemos que nos dicen que vamos a nacer en Kuwait o en Chad, pero no sabemos en cuál de los dos países. ¿Aceptaríamos el principio de que los habitantes de Kuwait no tienen obligación de ayudar a los de Chad? Es más, ¿nos daría exactamente igual dónde nacer porque basta con trabajar duro para crear riqueza?

¿Qué es el utilitarismo?

El tema de la cooperación internacional puede parecer un asunto económico o político, pero es, también, filosófico: “Los economistas pueden proporcionar información acerca de cómo ayudar más -explica Peter Singer a Verne-, pero tienden a evitar conversaciones sobre cómo deberíamos vivir. Son los filósofos quienes, desde Sócrates, han discutido esta cuestión, animándonos a examinar nuestras vidas y a reflexionar sobre nuestras elecciones a la luz de nuestros valores”.
En la historia de la filosofía ha habido grandes corrientes éticas. Por ejemplo, las teorías basadas en el deber (o deontológicas) creen que hay que respetar ciertas obligaciones y derechos con independencia de sus efectos. El principal exponente sería Immanuel Kant, con su imperativo categórico (una de sus formulaciones es "obra solo según aquella máxima por la cual puedas querer que al mismo tiempo se convierta en ley universal").
El punto de partida del consecuencialismo es el opuesto: esta corriente opina que la moralidad de nuestros actos depende solo de sus consecuencias. Peter Singer se define como utilitarista, que es una corriente consecuencialista que inició Jeremy Bentham (1748-1832) en su Introducción a los principios de moral y legislación. Se basa en el principio de mayor felicidad: el interés de la comunidad consiste en la suma de los intereses individuales y “la acumulación de placeres individuales aumentará la felicidad de todos, que es el objetivo final”, como resume Victoria Camps en su Breve historia de la ética. Es decir, la justicia se mide por sus resultados, sin que sea necesario recurrir a derechos o deberes.
John Stuart Mill (1806-1873) intentó dar respuesta a algunas de las críticas a Bentham y apuntó, por un lado que “hay una sanción última de la moral utilitarista que es ‘el sentir de la conciencia de la humanidad’” y que se antepone al placer o al interés personal. Esto condenaría, por ejemplo, que los romanos arrojaran a los cristianos a los leones, por mucho que tal cosa produjera placer a la mayoría de los ciudadanos de la época.
Mill también sugirió que los placeres se distinguen entre sí por la calidad y no solo por la cantidad. Al contrario de lo que creía Bentham, Mill escribe que “es mejor ser un hombre insatisfecho que un cerdo satisfecho; es mejor ser Sócrates insatisfecho que un loco satisfecho”. Entre dos placeres, añadía, es más deseable aquel que prefieren “todos o casi todos los que tienen experiencia de ambos”.

martes, 14 de febrero de 2017

Richard Dawkins: “No eduquen a los niños en dioses ni hadas”


—Usted no es un agnóstico, sino un ateo militante. ¿Por qué es necesario movilizarse contra la religión?
—Eso depende de su definición. Agnóstico significa “no sé”. Una definición que yo apoyo dice que es quien no tiene creencias positivas en un dios. El ateo siente una creencia positiva de que no hay Dios. Yo no tengo esa creencia. Lo que tengo es una ausencia de cualquier razón para creer en Dios, como tampoco en las hadas. Como científico, me conmueve la belleza del mundo y del universo. Como educador, veo perverso que a los niños se les eduque en falsedades cuando la verdad es tan hermosa.
—¿Y el ateísmo no puede ser también dogmático o intolerante?
—Siempre hay que argumentar tu causa, no callar a la gente. Durante siglos, hemos aceptado que no puedes criticar la religión. Hacerlo parece intolerante pero no lo es.

Educando escépticos

En un pasaje de su libro, Dawkins se muestra contrario a la forma en que la mayoría de familias inculcan explicaciones mágicas a sus niños. “No puedo evitar preguntarme si una dieta de cuentos de hadas repletos de encantamientos y milagros, hombres invisibles incluidos, es dañina desde un punto de vista educativo”, escribe. “¿Por qué los adultos promueven la credulidad de los niños? ¿Es realmente un error tan descabellado plantearles a los niños que creen en Papá Noel un pequeño y simple juego de preguntas y respuestas que les haga pensar? ¿Cuántas chimeneas tendría que visitar en una noche? No se trata de decirles que Papá Noel no existe, sino de fomentar el intachable hábito del cuestionamiento escéptico”. Él asume que eso es impopular: “Siempre que planteo esta cuestión me echan a patadas de los sitios por querer interferir en la magia de la infancia”.
Su escepticismo no se dirige solo contra la religión: también contra la superstición y las seudociencias (astrología, videncia, tarot o ufología), a las que dedicó su ensayo Destejiendo el arco iris (1998). Es más prudente sobre la llamada medicina alternativa: si se prueba su eficacia deja de ser alternativa. Pero no es el caso de la homeopatía: “Es interesante: con el método de doble ciego [ni el paciente ni el investigador saben cuál es el fármaco y cuál el placebo] no hay diferencias. Ambos son placebo”.

domingo, 12 de febrero de 2017

Sino te da tiempo es culpa tuya ( el tiempo en medicina )


Del blog El gerente demediado



“Hoy cada uno es un trabajador que se explota a sí mismo en su propia empresa. Cada uno es amo y esclavo en una persona”.
Byung-Chul Han. Psicopatología

El mundo del Management, esa fe tan del agrado de gestores modernos (esos que consideran que todo es solucionable con una buena sonrisa y una palmada en la espalda del buen trabajador), tiene en la gestión del tiempo una de sus áreas de mayor innovación. Si hace poco más de un mes recibíamos con alborozo la propuesta que recogía El Pais de trabajar a partir de las 4 de la mañana para que cuando lleguen los otros a la oficina, ya llevemos buena parte del trabajo hecho, ahora es El Confidencial el que se hace eco de un invento revolucionario que cambiará por fin nuestra forma de vida y nos hará ser mucho más eficientes en nuestras disipadas e improductivas vidas.
Se llama 100-10, “ la forma definitiva de organizar la rutina diaria para que te de tiempo a todo”. Un gran científico, un tal Tim Urban, ha publicado en Wait but why  ( “new post every sometimes”), el Harrison del gestor molón, su particular forma de organización del tiempo que se ha convertido en  viral inmediatamente
Consiste en dividir el día en fragmentos de 10 minutos, nueva unidad de medida del tiempo que sustituirá próximamente a las anticuadas horas, minutos o segundos. En su opinión si descartamos las inevitables 7 u 8 horas para dormir (a la espera de que la ciencia convierta el sueño en opcional) nos quedan 1000 minutos, es decir 100 bloques de 10 minutos. Todo consiste en bajarse la rejilla que publica El Confidencial e irlas consumiendo como si fueses las chocolatinas del almanaque navideño.
Así, preparar la comida supone 3 unidades de medida, y tomarse una copa 10 bloques. La clave está en decidir con quien o quienes empleas esos bloquecillos.Preparar una fabada a fuego lento es abominable en este contexto.
De esta forma usted podrá ganar tiempo renunciando a prepararse unas judías verdes, u optimizando la copa reduciendo a 6 bloques en lugar de 7 ( con la ventaja que la cantidad de alcohol puede seguir siendo la misma, pero ingerida más rápidamente).
Esta interesante estupidez no tendría mayor importancia si no fuera porque demuestra en qué grado la búsqueda de la eficiencia y el incremento de la productividad ha acabado asumiéndose como una obligación interna.
Lo explica muy bien el profesor de filosofía de  la universidad de las artes de Berlín, Byung-Chul Han en su Psicopatología. Ésta no es otra cosa que el nuevo sistema de dominación que en lugar de separar al opresor del oprimido ( como ocurrió durante siglos) convierte al oprimido en opresor de sí mismo mediante el empleo de la seducción: el individuo se cree libre, cuando el sistema lo que hace es explotar su libertad. El neoliberalismo ha descubierto así, en palabras de Han, que explotar a alguien contra su voluntad no es suficientemente eficiente: Solo la explotación de la libertad genera el mayor rendimiento.
“El que fracasa en la sociedad neoliberal del alto rendimiento se hace así mismo responsable y se avergüenza”. No pone en duda la explotación inconsciente que sufre, no deja que surja ninguna resistencia contra el sistema, sino que dirige la agresión contra sí mismo: se considera un improductivo, un fracasado, un inútil. Aparece la depresión y el “burnout”.
En el escenario de la atención clínica en atención primaria,la situación se replica: el médico que acumula retraso en la atención a sus pacientes es un incompetente, “no sabe gestionar su demanda”. El que no atiende a los pacientes en el mismo día, aunque la petición de la cita sea tan severa como un picor de pies, entra en el tenebroso sector de la delincuencia sanitaria. La estrategia de culpar a la víctima consigue que ésta admita que el problema es solo suyo.
En el nuevo mundo de los madrugones productivos, de los bloques de 10, son severamente censuradas opiniones de gente peligrosa como Groopman y Hartzband, los que escribieron en New England aquella herejía absurda: “Algunas de las mayores recompensas del trabajo en Medicina proceden de “perder el tiempo” de forma no estructurada con nuestros pacientes, compartiendo sus alegrías y tristezas”.
Lástima de hoguera.

Marsh : Primero no hacer daño


Tras licenciarse en Filosofía, Politología y Economía en Oxford, decidió operar cerebros y se convirtió en una eminencia, porque en este oficio, como en tantos otros, la madurez es una ventaja. “Sólo hacen falta tres meses para aprender a hacer una operación concreta, pero 30 años para saber cuándo es mejor no hacerla”. Fue el primero, y no sin polémica, en operar con el paciente consciente. Acaba de publicar un libro que merece la pena leer, Ante todo no hagas daño (Salamandra), el día a día de una especialidad en la que cualquier error tiene consecuencias terribles. Marsh se atreve a hablar de sus errores, lo cual denota que es alguien excepcional, y de todo lo humano, bueno y malo, que conlleva su práctica. Te descubre un mundo.
Siempre he querido entender cuál es el sentido de la vida y cómo debemos vivirla.
¿Y ha llegado a alguna conclusión?
En última instancia seguir la regla de oro: haz lo que te gustaría que hicieran contigo, algo muy difícil de llevar a la práctica.
En teoría, su trabajo consiste en hacer el bien con mayúsculas: salvar vidas.
Sí, de alguna forma extraña ser médico es un lujo moral, pero eso tiende a convertirnos en personas autocomplacientes y arrogantes.
¿Qué ha entendido tras ver tanto sufrimiento?
Menos de lo que esperaba. De joven creía que ver a diario esas cosas terribles que nos pasan, muy terribles, me haría amar la vida y no preocuparme de las cuestiones menores, pero resulta que no funciona así.
Lástima.
De la propia he aprendido que hay que ser honesto con los errores, y ser buen colega, porque a pesar de que el cirujano opera solo y es el gran gorila, el trabajo es en equipo, y cuando las cosas salen mal necesitas su consuelo.
Operar un cerebro ¿es como desactivar una bomba?
Si desgarras un aneurisma, el paciente muere; si tocas algo que no debieras, lo puedes dejar en un estado lamentable. Es desactivar una bomba pero para cobardes, porque el que muere o se queda hecho un ovillo es el paciente.
¿Cómo encaja esos errores fatales?
Al principio solía sentirme físicamente enfermo durante semanas; con el tiempo dura menos. Pero hay cierta tradición en la cirugía de esconder los errores, porque destrozarle la vida a alguien es doloroso y vergonzoso.
Necesitas algo de hierro en el alma para hacer este trabajo”
HENRY MARSH
Neurocirujano
Si no eres honesto, no progresas.
Muchos cirujanos tienen secuelas psicológicas y hay en la profesión cierto alcoholismo, aunque nadie lo admite. Pero tampoco me gustaría un mundo de cirujanos new age, necesitas algo de hierro en el alma para hacer este trabajo.
¿Se acuerda del nombre de los pacientes que ha lisiado?
Sí, he dado conferencias para médicos analizando mis errores, así que durante meses todas las mañanas antes de levantarme he hecho un ejercicio de memoria de todos ellos, una experiencia muy dolorosa. Como decía René Leriche, todo cirujano lleva en su interior un pequeño cementerio.
Usted ha estado al otro lado.
Sí, he pasado por quirófano, mi mujer tiene la enfermedad de Crohn y a menudo está ingresada, y mi hijo mayor tuvo un tumor cerebral.
¿Sacó algo bueno de esa experiencia?
Después de una operación muchos cirujanos se meten en otra. Yo siempre salgo para llamar a las familias y decirles cómo ha ido. Pasé cinco horas deambulando por las calles del centro de Londres a la espera de noticias, sufriendo.
Su hijo era entonces un bebé.
Años después, en esa misma mesa de operaciones vi morir a un crío cuando mi jefe, el mismo neurocirujano que operó a William, fracasó en el intento de extirpar un tumor del mismo tipo.
Enfrentarse a los familiares es algo que todo neurocirujano evita si puede”
HENRY MARSH
Neurocirujano
...
Enfrentarse a los familiares es algo que todo neurocirujano evita si puede, es durísimo y te sientes responsable. Haber sido uno de ellos fue esencial en mi formación. Siempre les digo a los residentes entre risas que los médicos no sufren lo suficiente.
¿Qué ha comprendido de la vida?
Como hobby hago muebles, y de joven lo que quería era acabarlos rápido. Ahora los hago lo mejor que sé. Cuando te haces mayor te preguntas qué dejas para los que vienen detrás.
¿Ha tenido tiempo para sus hijos?
No mucho, pero me han perdonado. Cuando murió mi padre, al desmontar sus inmensas librerías me di cuenta de que sólo valía la pena conservar muy pocos de aquellos libros. Hay que tener poco y bueno, todo lo demás es lastre.
¿Qué hace bueno a un neurocirujano?
La pericia se adquiere, lo más difícil es tomar la decisión correcta. Nos enfrentamos cotidianamente a la muerte. Cuando salvas una vida, lo que sientes es de una profundidad e intensidad que sospecho que poca gente aparte de un cirujano puede llegar a experimentar.
...Pero se corren riesgos inmensos.
Sí, a veces por alargarle la vida a un paciente unos meses o por darle esperanza te arriesgas a que sobreviva con terribles lesiones cerebrales. Hay cosas peores que la muerte.
Tanto drama debe de estresar.
Te hace impaciente e intolerante con la burocracia y el papeleo, todo te parece trivial.
¿Qué teme de envejecer?
La idea de ser un paciente en un hospital con una enfermedad grave me horroriza. No me gustan los hospitales. Pero la mayoría de nosotros somos optimistas biológicos.
...Nos aferramos a la vida.
A la propia y a la de los seres queridos, y habría mucho menos sufrimiento si no lo hiciéramos. La vida sin esperanza es dificilísima, pero con cuánta facilidad la esperanza consigue volvernos necios a todos.
¿Qué sabe del amor y de las relaciones?
Querer a alguien es ponerlo siempre en primer lugar. Yo de joven fui egoísta y estúpido.
¿Qué merece la pena en la vida?
La familia y los amigos, sin ellos no puedes tener salud mental. Y sabemos que la ruta más fiable hacia la felicidad personal es hacer felices a otros.