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domingo, 29 de octubre de 2017
sábado, 28 de octubre de 2017
Malos tiempos para el buen clínico ( del blog el gerente demediado )
“Hoy en día, se incita a los médicos a meterlo todo en un ordenador, con fines epidemiológicos, estadísticos, contables. Pero nadie parece querer grabar en su memoria el nombre ni la cara de la gente, recordar el primer encuentro, las primeras emociones, las sorpresas, los detalles cómicos, las historias trágicas, las incomprensiones, los silencios”
Hubo un tiempo en que la meta de cualquier medico era convertirse en un buen clínico, alguien capaz de afrontar cualquier problema por vago o intrincado que fuera y encontrarle el diagnostico adecuado. Hoy las cosas han cambiado. Ahora la preocupación dominante es publicar en revistas de impacto o participar en proyectos de investigación, a ser posible europeos. Algo imprescindible para progresar en la carrera profesional.
Tuve la inmensa suerte de formarme con alguien que era , esencialmente, un clínico excepcional. Alguien no excesivamente conocido profesionalmente, que no ocupó cargos de gestión relevante, ni dirigió la política sanitaria de ningún partido, ni fue líder de opinión de nada. Si uno busca su nombre en Pubmed encuentra 10 referencias en treinta años, todas ellas en revista españolas. Pero en aquel tiempo en que muchos de sus compañeros hacían curriculum publicando las cosas más diversas ( a menudo superfluas), él se dedicaba simplemente a ver pacientes. Si en aquel hospital alguien tenia un caso especialmente peliagudo, buscaba el asesoramiento del Dr. Aréchaga. Si alguien tenia un familiar enfermo, recurría a Santi Aréchaga.
La poca medicina que sé, la aprendí de él. La importancia de escuchar al paciente ( y no a sus acompañantes) con toda la atención puesta en ello. Mirando a los ojos, dejándole hablar. Lo minuciosa que puede llegar a ser una buena exploración física, no tanto por lo enrevesado de las maniobras, sino por lo atento y cuidadoso que se debe ser al tocar, a la búsqueda de información, en un cuerpo enfermo, alterado ,dolorido. La diferencia existente entre un verdadero diagnostico diferencial y una mera lista de diagnósticos posibles, para lo que se precisa de un conocimiento exhaustivo e inmediato. La importancia de ese momento único en que el paciente aguarda el juicio diagnostico como el que espera un veredicto. Y lo difícil que resulta siempre encontrar el equilibrio entre no mentir y no angustiar.
En aquella época, cada vez mas lejana, los residentes andábamos entretenidos en la carrera armamentística intervencionista: a ver quien realizaba antes un procedimiento más complejo, en cuya cima estaba colocar vías centrales en sitios inauditos. El buen diagnostico se dejaba a gente como el Dr. Aréchaga, porque requería un dosis de lectura , análisis, reflexión y memorización a la que no todos estábamos dispuestos.
A raíz de un problema familiar vuelvo a contemplar la diferencia entre los buenos clínicos y los clínicos rutinarios. Y tengo la suerte de encontrar médicos de esos anónimos, a los que solo recuerdan sus pacientes, los que no salen en ruedas de prensa con consejeras y ministras tras realizar un transplante prodigioso, ni aparecen en la radio o el telediario de las 9 dando consejos y pautas de correcto comportamiento para pacientes obedientes.
Gente anónima capaz de hacer una historia clínica completa aunque fuera de la consulta los pacientes refunfuñen por el retraso que lleva, y sus indicadores de espera no sean los adecuados. Médicos de los que siguen tomando notas en papel mientras escuchan al paciente y miran a los ojos ( y no a la esclavizante pantalla del ordenador). Gente que sigue sabiendo hacer una exploración neurológica completa, solo con las manos, un martillo y una linterna. Capaces de demostrar todo lo que saben, que solo solicitan las pruebas estrictamente imprescindibles, que demuestran que se han estudiado el caso entre visita y visita, que relativizan el resultado de las pruebas en función de la evolución, que no recurren al sagrado TAC o a la divina Resonancia Magnética hasta que no resulta estrictamente imprescindible. Personas que se apoyan en la ayuda del tiempo (esperan y ven) para desenmascarar al trastorno culpable.
Mientras tanto enseñamos a los residentes, a los futuros médicos otro tipo de comportamientos: el de la atención rutinaria, estandarizada y sistemática , estudiando a los pacientes como si fuesen piezas defectuosas de una fábrica de tornillos. En donde se trata principalmente de aplicar el protocolo establecido (glucemia, presión arterial electrocardiograma), y si todo es normal “acicalar y largar” ( como decía el Gordo de la Casa de Dios) . Cubriéndonos las espaldas con etiquetas como “ se descarta patología urgente, o “trastorno funcional”, simplemente porque el tornillo humano no cuadra con lo que hay escrito en nuestro protocolo.
El medico que progresa adecuadamente, el que es acreditado por las agencias del ramo, el que recibe reconocimientos y premios, es el que es capaz de documentar que tiene publicaciones en revistas de impacto del primer cuartil, aunque la haya hecho con un primo coreano y vaya de vigésimo autor sobre un modelo de determinación enzimática en ratas asiáticas. El buen clínico, el que atiende a pacientes en consultas atestadas y sigue aplicando rigurosamente su saber, carece de la valoración, el apoyo y la consideración de políticos, gestores e instituciones, salvo cuando alguien cercano se pone enfermo. Solo tienen el reconocimiento silencioso de todos aquellos que aprecian su trabajo y conocimiento. Cuando se vuelve a leer algún capitulo del Harrison ( además de comprobar una vez mas lo excepcional del texto) se comprueba lo difícil que resulta y el esfuerzo que precisa adquirir ese saber. Y lo poco que, por desgracia, lo apreciamos.
miércoles, 25 de octubre de 2017
Critical Management Studies : el pensamiento positivo en las empresas
“Estas nuevas culturas empresariales buscan un compromiso del trabajador diferente del que se había pedido tradicionalmente”, explica Carlos Jesús Fernández, profesor del Departamento de Sociología de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM). “Antes había que saber hacer un trabajo y desempeñarlo durante ocho horas diarias. Ahora se buscan unas características personales, unas competencias de personalidad”. De ahí las charlas motivacionales que fomentan palabras mágicas como liderazgo, emprendimiento, riesgo o ese mantra tan extendido como es “la necesidad de salir de nuestra zona de confort”. De ahí también la proliferación de libros de autoayuda vinculados al mundo empresarial. El problema, según Fernández, es que “existe un vacío de regulación que controle estas prácticas”, lo que hace que en ocasiones vayan demasiado lejos.
“Proliferan los discursos de innovación, pero cada vez se trabaja más, hay más disciplina y se consumen más ansiolíticos”, opina un experto
“Lo que persiguen principalmente estas técnicas es que los trabajadores se identifiquen con su empresa”, dice Óscar Pérez Zapata, profesor de Organización de Empresas en ICADE y la Universidad Carlos III de Madrid y director de investigación del think tankDubitare. “Se quiere crear una cultura de empresa fuerte en la que los elementos emocionales e íntimos, como las llamadas a la pasión, son cada vez más importantes”, añade.
Y todo se envuelve en un barniz de sonrisas, de ese pensamiento positivo tan en boga que critican libros como Sonríe o muere (Turner), de Barbara Ehrenreich, o La industria de la felicidad (Malpaso), de William Davies. “Se trata de una mentalidad que encaja muy bien con lo que se pretende”, opina Pérez Zapata, “el pensamiento positivo elimina cualquier posibilidad de crítica y desplaza las culpas y los porqués al individuo y no a la estructura donde se desenvuelve. Conecta con la línea fantasiosa del yo emprendedor, de la iniciativa personal del héroe que todo lo puede con autogestión y que en el extremo es únicamente responsable de éxitos y fracasos”.
Problemas como estos son analizados por los llamados critical management studies (CMS), un conjunto de disciplinas surgidas en los años noventa que estudian el funcionamiento de las empresas de forma crítica, a partir de la obra de pensadores como Michel Foucault (sobre todo sus estudios sobre la sociedad disciplinaria), la teoría crítica de la Escuela de Fráncfort o la teoría del proceso del trabajo, entre otras fuentes teóricas. Surgieron de profesores en escuelas de negocio y Facultades de Administración de Empresas, como Mats Alvesson o Hugh Willmott, que proponían una perspectiva crítica y que trataban de sacar a la luz las relaciones de poder en el seno de las organizaciones empresariales. “Aunque la palabra crítica parezca muy beligerante, puede ser una crítica constructiva para la empresa”, dice Pérez Zapata. “En cuanto a este tipo de técnicas, lo que hace el veneno es la dosis”.
El panorama descrito es el propio del trabajo en la era posfordista, donde se da la desprotección, la movilidad y la flexibilidad laboral, la disolución de las clases sociales bien definidas y la atomización de las relaciones laborales. La conexión permanente vía Internet, además, hace borrosos los confines de los horarios, los límites de las jornadas. Lo referente al trabajo también se vuelve líquido. “Se rompen así los límites y regulaciones de casi todo: dónde se trabaja, cuánto se trabaja, con quién, cómo, etcétera, ahora mucha de esta responsabilidad recae sobre el trabajador”, dice Pérez Zapata. “Habitualmente se produce una sobrecarga sobre el trabajador al que se pide simultáneamente trascender sus límites y también saber ponérselos a sí mismo”.
“Existe una individualización y psicologización creciente”, señala Luis Enrique Alonso, catedrático de Sociología de la UAM y coordinador del grupo de investigación de Estudios sobre trabajo y ciudadanía. “Lo que se busca es la completa adhesión psicológica y que no haya ningún intermediario entre el trabajador y la empresa, que no haya ningún tipo de acción ni identidad colectiva”, dice. Ese aire de creatividad individualista y modernidad hipster bien podría ser una herencia de la contracultura de los años sesenta asimilada por el capitalismo contemporáneo: la rebeldía individualista antisistema convertida en ambición individualista empresarial, como señalan Chiapello y Boltanski en El nuevo espíritu del capitalismo (Akal). El futbolín en la oficina. “Lo cierto es que hablar hoy día de organización y derechos colectivos suena muy antiguo”, concluye el catedrático, “lo que nos lleva a una especie de darwinismo social propiciado por la precariedad existente. Se enmascara así una lucha encarnizada por los escasos puestos disponibles: sálvese quien pueda”.
“¿Estamos actuando de forma ética en las empresas?”, se pregunta Fernández. “Proliferan los discursos de innovación, pero por detrás cada vez se trabaja más, cada vez hay más disciplina, se sufre más y el consumo de ansiolíticos para soportarlo va en aumento”.
Tecnogobernanza : la atención clínica devorada por la informática
Stephen Martin, de Harvard, y Christine Sinsky de la American Medical Association publicaron un trabajo en The Lancet, a propósito de las derivas a las que están llevando los registros clínicos electrónicos.
El inicio de su Punto de Vista no puede ser más contundente: “La documentación clínica está en riesgo de usurpar la atención real en términos de tiempo, enfoque clínico e importancia percibida. Los registros médicos tal y como se están empleando, están contribuyendo en buena medida a la sobrecarga cognitiva, forzando la relación entre clínicos y pacientes y fomentando el síndrome del”quemado” (burnout). Un relato exacto del encuentro clínico no es ni posible ni deseable, y los intentos de producirlo son dañinos para pacientes, profesionales y para el sistema en su conjunto. En este trabajo proponemos una construcción alternativa de los registros clínicos que los reconduzcan a su propósito primitivo: ayudar en el proceso de cognición, comunicar, generar una sucinto reporte de lo realizado y soportar una atención longitudinal de las personas, en definitiva facilitar la construcción de relaciones, apoyar el proceso de toma de decisiones, disminuyendo a la vez la carga de trabajo”.
Es decir, empleamos mucho más tiempo en escribir que en atender, entre otras razones porque de ello depende parte de nuestro salario: un conflicto de interés invisible para profesionales y organizaciones, y que está hurtando a los pacientes la atención que precisan y merecen. No es cierto, como señalan Martin y Sinsky, que ello esté dirigido esencialmente a mejorar la atención del paciente.Es posible que ese pudiera ser su fin en un principio ya demasiado lejano;pero hoy en día los Registros electrónicos sirven para una gran variedad de objetivos, desde dar respuesta a evaluadores de todo tipo y pelaje, hasta servir de acreditación y certificación de profesionales, centros e instituciones; desde cubrirse ante acciones legales hasta satisfacer las supuestas “ necesidades de información” de cada funcionario, departamento y director de la inmensa burocracia kafkiana en que se han convertido los servicios sanitarios. El propósito primordial de ayudar a tomar decisiones y facilitar una concisa comunicación se perdió en un magma de corta y pegas.
El fin último del encuentro clínico debe seguir siendo el de escuchar,establecer relaciones clínicas, y tomar decisiones juiciosas. Perder de vista ese propósito, aliena a los profesionales convirtiéndoles en meros oficinistas de una burocracia anónima. Registrar todo lo que el sistema demanda es imposible; para ello sería más barato colocar una caja negra en cada consulta y grabar todas las conversaciones
sábado, 21 de octubre de 2017
Jullien : la cultura está en la base
. La cultura no es la guinda del pastel. Creo que ese es el gran error de Marx, que dijo cosas esenciales, pero se equivocó cuando dijo que la estructura es la economía y que lo cultural es una superestructura; no, no es cierto, la cultura está en la base. Si uno estudia a Descartes, Pascal, Hugo, Baudelaire, hay cosas que ya no hará porque ni siquiera las pensará. La tolerancia está en la lengua. Y el sectarismo también se refleja en ella. La lengua es aquello a través de lo cual se articula el pensamiento; no es neutra. Pensar es explotar los recursos de la lengua. En Francia ha habido mucha demagogia y se ve en la pobreza del discurso. En el debate televisivo entre Marine Le Pen y Macron se vio la diferencia. Lo que ella decía eran tonterías, pero además su lenguaje era pobre, vulgar, y eso lo vieron los franceses.
viernes, 20 de octubre de 2017
Lenguaje y comunicación : Menos es mas
En comunicación, menos suele ser más. La virtud está en la sencillez:
Before you leave the house, look in the mirror and remove one accessory, Coco ChanelY, sin embargo, en demasiadas ocasiones, nos empeñamos en lo contrario.
[Antes de salir de casa, mírate al espejo y quítate algún accesorio]
Simplicity is the ultimate sophistication, Leonardo Da Vinci
[La simplicidad es la última sofisticación]
Burro grande, ande o no ande
Ante todo no hagas daño : Henry Marsh
Marsh reflexiona sobre las relaciones que mantiene con los pacientes. La vinculación emocional la cree necesaria, de hecho él no sabría hacerlo de otra manera, es un hombre temperamental, pero -según afirma- hay que saber encontrar un equilibrio, que no ha parado nunca de buscar. Los pacientes deben ser tratados con franqueza, aunque -admite- la dificultad aparece cuando no hay esperanza y el paciente quiere aferrarse a un hierro candente. Según Marsh, saber transmitir la profunda tristeza que supone no poder ayudar lo suficiente, es una de las dificultades más grandes que afronta cualquier médico.
miércoles, 18 de octubre de 2017
LA LUZ DE NELSON MANDELA
Después de 27 años en la cárcel y ser elegido en 1994 presidente electo de Sudáfrica, Nelson Mandela compartió con el mundo entero uno de sus poemas favoritos, escrito por Marianne Williamson: “Nuestro temor más profundo no es que seamos inadecuados. Nuestro temor más profundo es que somos excesivamente poderosos. Es nuestra luz, y no nuestra oscuridad, la que nos atemoriza. Nos preguntamos: ¿quién soy yo para ser brillante, magnífico, talentoso y fabuloso? En realidad, ¿quién eres para no serlo? Infravalorándote no ayudas al mundo. No hay nada de instructivo en encogerse para que otras personas no se sientan inseguras cerca de ti. Esta grandeza de espíritu no se encuentra solo en algunos de nosotros; está en todos. Y al permitir que brille nuestra propia luz, de forma tácita estamos dando a los demás permiso para hacer lo mismo. Al liberarnos de nuestro propio miedo, automáticamente nuestra presencia libera a otros”.
The disadvantage of smarts
https://www.economist.com/blogs/prospero/2012/06/quick-study-satoshi-kanazawa-intelligence
Intelligent people are more likely to be left-wing, childless, homosexual atheists
martes, 17 de octubre de 2017
Aristóteles y la amistad
Es bien conocida la importancia que Aristóteles concede a la amistad en el marco de sus reflexiones éticas. Baste recordar que la Etica a Nicómaco, la más representativa de las obras éticas de Aristóteles, contiene dos libros completos, los libros VIII y IX, dedicados a la amistad. Esto quiere decir que al tema de la amistad se le concede un espacio mucho más amplio que a otros temas éticos fundamentales, como son, por ejemplo, la indagación acerca de la felicidad, o el tema del placer, o el problema de la incontinencia, o las cuestiones relativas a la justicia. Ahora bien, esta amplitud en su tratamiento no es algo casual, sino que responde a la convicción aristotélica de que la amistad es algo especialmente valioso, diríamos que algo único, en la vida de los seres humanos. La amistad, en efecto, no es un aliciente más, entre otros, para una vida feliz: es --en palabras del propio Aristóteles-- “lo más necesario para la vida”, lo más necesario para una vida feliz. Por eso, dice Aristóteles, “nadie querría vivir sin amigos, aun estando en posesión de todos los otros bienes” (Ética a Nicómaco VIII 1, 1155a5-6). Por otra parte, además de necesaria, la amistad es algo noble, es algo hermoso (ib. 1155a28-9). “Constituye una virtud o, en todo caso, no puede darse sin virtud” (ib. 1155a3-4). En definitiva, puesto que el ser humano es un animal social, que naturalmente tiende a la convivencia con otros seres humanos, la amistad constituye la realización más plena de la sociabilidad y la forma más satisfactoria de convivencia.
Concluyamos, pues, que la amistad perfecta —por tanto, la amistad auténtica, la que merece tal nombre— es aquella que se basa en la excelencia, en la virtud, y en la cual el amigo es querido por sí mismo. Ambos rasgos se dan unidos, según Aristóteles.
La tesis de Aristóteles es, por tanto, que el amor al amigo constituye una extensión del amor a sí mismo. Y que, por consiguiente, en la amistad basada en la virtud el querer del bien del amigo es una extensión del querer de aquello que es bueno en sí y, por tanto, bueno para uno mismo. Lo que Aristóteles viene a decirnos es que solamente el que quiere lo mejor para sí mismo puede querer realmente lo mejor para el amigo. Este es, sin duda, el sentido de la frase aristotélica que ya he comentado anteriormente, según la cual el amigo “tiene para con el amigo la misma disposición que para consigo mismo” (E.N. IX, 9, 1170b7-8). Esta es la postura de Aristóteles. En cualquier caso, y con esto concluyo, parece razonable convenir en que una amistad que no hace mejores a los amigos es una amistad que no merece tal nombre ni merece la pena cultivarla.
martes, 10 de octubre de 2017
lunes, 9 de octubre de 2017
No permitas que nadie expropie tu muerte . Del Blog del Dr Casado
En estos tiempos convulsos asistimos a todo tipo de expropiaciones. Nos privan de vivienda, educación de calidad, sanidad universal y todo tipo de derechos, alimentan la Banca con el dinero destinado al gasto social, dicen que bajan los impuestos pero luego resulta que no es cierto... Si nos tratan así en la vida imaginen como nos tratarán en la muerte. Y una cosa les dijo, todos vamos a morir.
Así como el nacimiento nunca nos pertenece, la muerte si puede pertenecernos. El reto estriba en apropiarnos de ella para tratar de que sea una buena muerte y no una muerte delegada o una chapuza, que es lo que desgraciadamente predomina hoy en día.
¿Quién nos puede expropiar nuestra propia muerte?
Habitualmente lo hacen nuestros familiares y el sistema sanitario. Si la familia pide a los médicos que hagan todo lo posible estos lo harán, pero no siempre más es mejor.
¿Cómo evitar que nos expropien la muerte?
Siendo capaces de pensar y reflexionar sobre ella. Morir es inevitable, morir mal no debería serlo. Preguntarnos cómo nos gustaría morir y verbalizarlo con nuestra familia y allegados facilitará que estos puedan tomar decisiones cuando nosotros no seamos capaces de hacerlo.
El doctor Marc Antoni Broggi lo explica muy bien en la siguiente entrevista en la contra de la Vanguardia.
¿Hay una muerte apropiada, doctor?
Sí, si la humanizas y la haces tuya. También hay una muerte expropiada.
¿Qué quiere decir?
Tus familiares y médicos querrán expropiar tu muerte. Pero es tuya: que sea propia y apropiada. ¡Aprópiate de tu muerte!
¿Cómo querrán expropiar mi muerte?
Si te diagnostican una enfermedad terminal, tus familiares dirán a los médicos: "¡Hagan todo lo posible!". Y los médicos lo harán, porque te verán como un reto médico.
¿Y esto es expropiatorio?
Sí: "Todo lo posible...". ¿Es conveniente? ¿Compensa hacer tanto? ¿Eso humaniza o deshumaniza? La medicina ha avanzado más en los últimos 25 años que en los últimos 25 siglos: ¡hoy podemos hacer tantas cosas... que quizá sean demasiadas!
¿No vale la pena tanta actuación?
Ponlo todo en la balanza, razónalo, háblalo... y decide: se trata de tu calidad de vida, y al final está siempre la muerte, tu muerte.
Me asusta el sufrimiento.
Hoy disponemos de fármacos contra el dolor: no tiene sentido sufrir. El índice de uso de morfina en España es bajo, índice de baja atención al paciente terminal.
¿Qué aconseja a los médicos?Hacemos demasiado para frenar la muerte y demasiado poco (y tarde) para evitar el sufrimiento. ¡Hagamos que el tramo final de la vida del paciente sea vivible!
¿Qué aconseja a los moribundos?
"No te olvides de vivir", que dijo Goethe. Ved tan inevitable vuestra muerte... como la vida que os queda.
¿Cómo vivir si sé que voy a morir?
Reconcíliate con la vida: entiende que la vida estaba antes que tú y que seguirá sin ti.
Es duro.
Nos acostumbramos a vivir... y nos apegamos. Pero la vida no te necesita. Piénsalo.
Ya.
Y, a la vez, piensa que has colaborado con la vida, que has dejado huella, has aportado obras, hijos, emociones... que darán frutos.
¿Eso es balsámico?
¡Y perdónate! No te juzgues: hiciste lo mejor que pudiste y quédate contento.
¿Ayuda a bien morir ser creyente?
Ante la muerte, no he detectado gran diferencia entre creyentes y ateos.
¿Qué es lo importante para bien morir?
Sentirte acompañado, mirado, admirado: que haya alguien a tu lado que te vea de verdad. Y para eso suele ser mejor un amigo que un familiar.
¿Por qué un amigo?
A un familiar le cuesta verte: ve que no estarás en Navidad, ve el hueco que dejas...
¿Cómo puedo ayudar a un amigo moribundo?
Estando presente. No quieras hacer: ¡hay que estar! Se trata de saber estar: una mano, una mirada... Sé empático con él, no temas acercarte a él y defiende sus intereses.
Ayúdeme a preparar bien mi muerte.
Empieza por pensar que esta vida hay que dejarla en un momento u otro.
Vale.
Redacta un documento de voluntades anticipadas: tus valores, tus instrucciones médicas, designa a quién delegas decisiones si tú no puedes. ¡Eres ciudadano hasta el final!
¿Pido que me digan toda la verdad sobre mi diagnóstico, o mejor no?
Nada de mentiras. Pero, eso sí, que te modulen la verdad para que te sea útil.
Depende de la sensibilidad del médico.
La red sanitaria debe reflexionar sobre la calidad de la agonía. La mitad de la gente muere en hospitales. ¡Luchemos menos contra que el paciente muera y más porque muera bien! Hagamos que el entorno hospitalario sea más cálido, acogedor, íntimo...
¿Cuál es la buena práctica médica en este ámbito, según las tesis de la bioética?
Aceptar que la muerte llega y aligerar la llegada de la muerte.
¿Conoce alguna muerte ideal?
Rilke dijo: "Señor, da a cada uno su propia muerte". Que tu muerte encaje en lo que ha sido tu vida. Como la de Sócrates... que me parece incluso demasiado perfecta.
Recuérdemela.
Condenado a morir con cicuta, convoca a sus amigos, charla con ellos, hace salir a los que lloran, bebe y se despide: "Parto hacia la muerte y vosotros hacia la vida: ¡sólo los dioses saben quién tendrá mejor suerte!".
¿Cómo querría que fuese su muerte?
Sin dolor. Y comprendiendo que ha llegado el momento. Y despidiéndome de mi gente más cercana, y entendiendo que saldrán adelante. Como dijo Quevedo: "Que mi vida acabe y mi vivir ordene".
Pero hay también muertes fulminantes y entonces no podrás ordenar nada.
Ya, y no sé si eso es mejor que el paciente sea autor, actor y director de la obra, como dijo el poeta Gil de Biedma en aquel verso.
Recuérdemelo.
"Pero ha pasado el tiempo y la verdad desagradable asoma: envejecer, morir es el único argumento de la obra". Yo haría una pequeña corrección.
¿Cuál?
"Envejecer, disfrutar y morir". Lo de "¡No te olvides de vivir!" de Goethe. Hasta el final, ¡todo es vida! Me impresionó un paciente amigo mío que, moribundo, sacó una botella de vino y me invitó a brindar...
Máteme bien esta entrevista, doctor.
Mientras puedas, procura que al morir puedas susurrarte esto: "He vivido".
domingo, 8 de octubre de 2017
La vida es un solo de violín
Samuel Butler compara la vida a un solo de violín que tenemos que interpretar en público mientras aprendemos la técnica del instrumento y a medida que ejecutamos la pieza
Mi isla preferida : Formentera
http://elviajero.elpais.com/elviajero/2014/06/26/actualidad/1403793071_865875.HTML
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El ejemplo palpable de que para ser universal hay que ser primero local bien podría encarnarlo Formentera, esta humilde isla del Mediterráneo con muy poco afán de protagonismo. A pesar de sus reducidas dimensiones y el especial empeño de sus habitantes en volverse invisibles a lo largo de la historia —primero para escapar de los piratas que asolaban las Baleares y ahora para sobrevivir a las hordas de italianos pudientes que en verano fondean sus yates en estas costas—, el mundo entero sabe de Formentera. El pequeño paraíso que, irreductible, se mantiene bastante puro y que proporciona aún esa sensación —deber de las islas— de estar lo más alejado posible del mundo.
Los hippies de los años setenta fueron los que incluyeron esta porción de tierra en la hippy trail y, consecuentemente, descubrieron al mundo, y a los yates, este tesoro escondido. Entonces Formentera era una excursión obligada para todo el que visitara Ibiza, pero algunos, embrujados por este lugar, prolongaban su estancia, como el galés Frank Jackson, que murió en 1991 y que llegó para un fin de semana y se quedó más de 30 años.
Una buena opción para pasar la noche es el Agroturismo Es Pas (Venda Ses Clotades, Can Joan Barber; Es Caló; 670 33 20 45; habitación doble con desayuno, 270 euros). El pequeño hotel está ubicado en una antigua casa payesa reformada. De los olivos de su finca sacan el aceite para las tostadas del desayuno, y las higueras proporcionan la mermelada casera. Para bolsillos menos boyantes, el bar y hostal Centro (plaza de la Constitución, 3; Sant Francesc; 971 32 20 63; habitación doble, 55 euros) ofrece un trato agradable y familiar.
La obligatoriedad de llegar por mar desde Ibiza protege a Formentera. La travesía entre las dos islas es corta, tan solo 11 millas, pero entraña cruzar el estrecho de Es Freus, que en verano es el segundo paso más frecuentado del Mediterráneo, tras el estrecho de Gibraltar, y que al tener poco calado puede ser peligroso con mala mar. Muchos naufragios han tenido lugar por estas costas, lo que ha acrecentado la leyenda de un Mediterráneo menos bucólico que el que canta Joan Manuel Serrat. Un reputado marino como Joseph Conrad sostiene que tras la aparente quietud de sus aguas se esconden mil peligros: “Dichoso aquél que, como Ulises, ha hecho un viaje aventurero; y para viajes aventureros no hay mar como el Mediterráneo (…). Era a los marineros mediterráneos a quienes sirenas de rubias cabelleras cantaban entre las negras rocas efervescentes de blanca espuma, y a quienes voces misteriosas hablaban en la oscuridad”, escribe Conrad en El espejo del mar,como recuerda Carlos Garrido en su libro Formentera mágica (editorial Olañeta). El mito de las sirenas ha vivido siempre en estas aguas. Si a esto le sumamos el hecho de que durante siglos los hombres de Formentera emigraban y en la isla solo quedaban las mujeres, entenderemos cómo este lugar ha pasado a la historia como “s’illa de ses dones”, como cuenta Garrido.
El silencio y su especial luz son los pilares de la exclusividad de este lugar. Al anochecer, antes de que la oscuridad llegue, puede apreciarse una breve claridad blanca, rosada, azul, roja… Un intento fallido, pero contundente, de amanecer de nuevo. Este es el lugar de España con más proporción de playa por metro cuadrado, y muchas de ellas aparecen en los rankings de las mejores del mundo. Ses Illetes y Ses Platgetes son, para muchos, las más hermosas. El secreto de sus aguas transparentes está en la pradera de posidonia que rodea la isla y que actúa como una depuradora natural. Este sofisticado sistema marino fue declarado patrimonio mundial por la Unesco en 1999.
La costa ofrece otros espectáculos, como las torres de vigilancia, cinco en total, colocadas en lugares estratégicos, una de ellas en la paradisíaca isla de Espalmador. Como cuenta el libro Formentera mágica, “la presión de los piratas llegó a ser tan grande en esta parte del Mediterráneo que Felipe II ordenó en 1570 la evacuación de las Baleares”, aunque nunca se llevó a cabo. Con el tiempo, las torres dieron paso a los faros para guiar a los barcos. Algunos de ellos, como el del cabo de Barbaria, hay que verlos al anochecer, justo antes de que la ausencia de luz pase todo al blanco y negro. Julio Medem lo usó con muy buenos resultados en Lucía y el sexo. Desde el mirador de la Mola se aprecia una vista panorámica de casi toda la isla, como quien ve la proa de un trasatlántico desde la popa. Aquí está también el famoso mercado artesanal, que abre los miércoles y domingos por la tarde, y en esta punta de la isla viven los habitantes más longevos, en una tierra de gentes poco dadas a morirse o a enfermar desde épocas remotas. Entre los restos arqueológicos de Ca Na Costa, que datan de entre 1.900 a 1.600 antes de Cristo, se identificó a dos hombres de más de 50 años y a varios de entre 40 y 45, algo impensable entonces.
Érase una vez un chiringuito
La historia del Piratabus (playa de Migjorn, kilómetro 11; 609 60 14 26; mojitos, 10 euros) comienza en los años setenta, cuando Pascual y Pablo, que regentaban una discoteca en Calatayud, conocen Formentera, se enamoran de ella y venden su negocio para venir a la isla. Cuando el dinero se les acaba, deciden comprar un viejo autobús de línea y convertirlo en un bar, el Piratabus, que con el tiempo se hizo legendario. En noviembre de 1983 las autoridades ordenaron retirar el vehículo, pero un chiringuito de madera sustituyó al antiguo bar. Edith, de 54 años, alemana, se añadió a la tripulación cuando conoció a Pascual, dueño actual del local. “Llegué a Formentera en 1978 porque tenía un hermano aquí. Las visitas aumentaron y también el tiempo de estancia, hasta que en 1988 me trasladé definitivamente. Hasta hace 16 años he vivido en casas sin luz ni agua”, cuenta esta enamorada de la isla. El chiringuito ofrece bebidas, tapas y música a la puesta de sol, que es cuando el espíritu hippyresucita de nuevo.Dylan y otros ‘hippies’
Els peluts —como llamaban los payeses a los hippies— que elegían Formentera se diferenciaban de los de Ibiza en que eran más puros y extremistas. Había que estar realmente convencido de esta filosofía para vivir en casas sin luz ni agua corriente y soportar la soledad y los vientos invernales. Mientras, los de Ibiza disponían de fiestas, discoteca y, los que contaban con el beneplácito de sus padres, recibían mensualmente sus giros de dinero en el único banco del pueblo. Por Formentera pasaron en aquellos años grupos como Pink Floyd, Led Zeppelin y King Crimson, este último autor de la canción Formentera lady;Bob Dylan, Jimi Hendrix, Wolf Biermann, Chris Rea y el director francés Babet Schroeder, que filmó la película de culto More, una reflexión sobre las drogas y el sexo al estilo de los liberales setenta. Todos ellos tenían su cuartel general en la Fonda Pepe (calle Mayor, Sant Ferran; 971 32 80 33), el típico bar de pueblo mal iluminado que servía poco más que botellines y patatillas de bolsa y que, sin quererlo, pasó a ser uno de los bares más cool del momento, donde con suerte se podía coincidir en los lavabos con el autor de Blowin in the wind. La fonda sigue en pie y por ella deambulan hippies de la tercera edad y mochileros en busca de su tour por el túnel del tiempo. El Blue Bar (carretera de Sant Ferran-La Mola, kilómetro 7,9; playa de Migjorn; 971 93 54 75) nació también en aquellos años, y su decoración, con reminiscencias planetarias y extraterrestres, recuerda la vena galáctica tan explotada por aquel entonces.Sin masificación
Lo que más ha contribuido a que esta isla se mantenga aún bastante pura ha sido su falta de aeropuerto y su limitada oferta de camas, lo que convierte la búsqueda de alojamiento en una ardua tarea. Desayunando un día en la Fonda Plate (Jaume I, 1; Sant Francesc; 971 32 23 13) vi que en la mesa de al lado estaba Alejandro Jodorowsky y me animé a saludarlo. Lo primero que me preguntó fue si sabía de alguien que le pudiera alquilar una casa para las vacaciones. La isla se libró de la construcción masiva del boomturístico por un problema logístico: los barcos que llegaban a Formentera eran pequeños y en ellos no cabían hormigoneras ni grúas, y el humilde puerto no contaba con infraestructura para tamaños visitantes.Fans de la pitiusa
La isla cuenta con numerosos adeptos, algunos con el privilegio de poseer allí una vivienda, como el dibujante Jordi Labanda. “Compré mi casa en 2004, antes de que se volvieran locos con los precios. Me gusta la energía que hay, la sensación de libertad que aún se respira y su luz tan especial. Mi momento favorito del día es cuando la luz naranja del atardecer se cuela horizontal entre los pinos”. El diseñador Philippe Starck y la modelo Eugenia Silva también cuentan con morada aquí. Esta última es además socia del bar restaurante Can Toni (plaza del Pilar, 1; La Mola; 971 32 73 77). Javier Mariscal evita el verano y fuera de temporada se hospeda en el Hostal Rafalet(Sant Agustí, 1; Es Caló; 971 32 70 16. Habitación doble, 110 euros). “De Formentera me gusta el tamaño —es como un barco gigante—, el silencio, las ganas de vivir que tienen los pinos, las sabinas y las buganvillas. La isla no es espectacular ni bonita, es muy banal y hay que encontrarle el punto. Me gusta que en cinco minutos pasas de un acantilado a una playa de arena; ves la puesta del sol o la salida de la luna”, dice el diseñador.La obligatoriedad de llegar por mar desde Ibiza protege a Formentera. La travesía entre las dos islas es corta, tan solo 11 millas, pero entraña cruzar el estrecho de Es Freus, que en verano es el segundo paso más frecuentado del Mediterráneo, tras el estrecho de Gibraltar, y que al tener poco calado puede ser peligroso con mala mar. Muchos naufragios han tenido lugar por estas costas, lo que ha acrecentado la leyenda de un Mediterráneo menos bucólico que el que canta Joan Manuel Serrat. Un reputado marino como Joseph Conrad sostiene que tras la aparente quietud de sus aguas se esconden mil peligros: “Dichoso aquél que, como Ulises, ha hecho un viaje aventurero; y para viajes aventureros no hay mar como el Mediterráneo (…). Era a los marineros mediterráneos a quienes sirenas de rubias cabelleras cantaban entre las negras rocas efervescentes de blanca espuma, y a quienes voces misteriosas hablaban en la oscuridad”, escribe Conrad en El espejo del mar,como recuerda Carlos Garrido en su libro Formentera mágica (editorial Olañeta). El mito de las sirenas ha vivido siempre en estas aguas. Si a esto le sumamos el hecho de que durante siglos los hombres de Formentera emigraban y en la isla solo quedaban las mujeres, entenderemos cómo este lugar ha pasado a la historia como “s’illa de ses dones”, como cuenta Garrido.
Vienen los piratas
Algas que inspiran joyas
Enric Majoral, de 65 años, de Sabadell, conoció la isla en 1972, cuando vino como aparejador para una empresa que construía un hotel. Le gustó tanto el lugar que decidió quedarse y, de manera autodidacta, empezó a hacer artesanía. “El mercado de La Mola nos lo inventamos yo y unos cuantos más, que de día hacíamos bisutería y de noche la intentábamos vender”, recuerda Majoral, que ahora cuenta con su firma, Joyas Majoral, con dos tiendas y taller en Formentera (avenida de La Mola, 89; La Mola; 971 32 75 16; y Jaume I, 29; Sant Francesc; 971 32 11 48) y otro establecimiento en Barcelona. Hace piezas que se inspiran en el Mediterráneo y algunas expresamente en estas latitudes, como las de la colección Retorn a Formentera o Posidonia.La costa ofrece otros espectáculos, como las torres de vigilancia, cinco en total, colocadas en lugares estratégicos, una de ellas en la paradisíaca isla de Espalmador. Como cuenta el libro Formentera mágica, “la presión de los piratas llegó a ser tan grande en esta parte del Mediterráneo que Felipe II ordenó en 1570 la evacuación de las Baleares”, aunque nunca se llevó a cabo. Con el tiempo, las torres dieron paso a los faros para guiar a los barcos. Algunos de ellos, como el del cabo de Barbaria, hay que verlos al anochecer, justo antes de que la ausencia de luz pase todo al blanco y negro. Julio Medem lo usó con muy buenos resultados en Lucía y el sexo. Desde el mirador de la Mola se aprecia una vista panorámica de casi toda la isla, como quien ve la proa de un trasatlántico desde la popa. Aquí está también el famoso mercado artesanal, que abre los miércoles y domingos por la tarde, y en esta punta de la isla viven los habitantes más longevos, en una tierra de gentes poco dadas a morirse o a enfermar desde épocas remotas. Entre los restos arqueológicos de Ca Na Costa, que datan de entre 1.900 a 1.600 antes de Cristo, se identificó a dos hombres de más de 50 años y a varios de entre 40 y 45, algo impensable entonces.
Con música
Las diversiones se reducen aquí a bañarse, comer, ver la puesta de sol y escuchar música antes de ir a dormir. Las mejores paellas de la isla se comen en el restaurante Real Playa (Lugar Venda de Es Ca Mari; Migjorn; 971 18 76 10; paella para dos, 32 euros), aunque si se quiere algo más sofisticado, Es Molí de Sal (Afores, s/n; 971 18 74 91; cena desde 60 euros) hace las mejores langostas (fritas o en caldereta). Si hay un momento del día en el que todo el mundo está haciendo lo mismo aquí, ese es el de la puesta de sol, en el que no hay nadie que no mire al cielo. Con la oscuridad, la noche empieza en este territorio sin discotecas, pero con relajados chill out. Flipper & Chiller(kilómetro 11, Migjorn; 971 18 75 96; copas desde 10 euros) es el lugar de moda, y además de cenar y tomar una copa, se puede recibir un masaje; mientras Chezz Gerdi (Camí de s’Abeuradeta, s/n; Es Pujols; 971 32 86 03; combinados desde 10 euros) cuenta con un beach club al que se puede acceder por mar. El día acaba en el paraíso, un lugar elegido desde siempre para hacer una pausa, esconderse del mundo o empezar de nuevo por piratas, hippies y hasta aburridos millonarios en sus costosísimos yates.La isla desde el mar
Formentera es tan pequeña —de punta a punta no sobrepasa los 20 kilómetros— que cada año la asociación Respiralia organiza una vuelta alrededor de la isla a nado —en varias etapas— como evento deportivo y solidario contra la fibrosis quística, una enfermedad genética que afecta principalmente a los pulmones. 4Nómadas (www.centronauticoformentera.com) propone también una visión de la isla desde el agua, pero en kayak de mar, con paseos de tres horas en los que pueden verse torres de vigilancia, canteras de marés o praderas de posidonia. Asier Fernández, director, se siente afortunado por vivir en un entorno semejante, pero teme por el futuro de este paraíso. “Nos salvamos de la urbanización masiva, pero ahora tenemos otras amenazas, como los proyectos de prospecciones petrolíferas del Mediterráneo” apunta. De momento, todavía pueden verse tortugas bobas y, si uno se adentra en el mar, hasta delfines. Precio del paseo en kayak: adultos, 30 euros; niños, 15.Héroes de la guitarra al sol
Es probable que el plan más disparatado a realizar en Formentera sea el que propone el alemán Ekkehard Hoffmann —Eki para los amigos—, y que consiste en fabricarse uno mismo, en tres semanas, una guitarra eléctrica. El precio a pagar por vivir en el paraíso es el de asegurarse uno mismo su medio de vida, y Eki lo hizo trabajando en un taller de construcción de guitarras que ya existía y que estaba regentado por un compatriota. Diez años después, el dueño se fue y Eki se quedó con el negocio. “Vivo todo el año en Formentera desde 2000. El invierno es la mejor época del año. En verano todo el mundo está haciendo dinero y trabajando, y con el frío la gente tiene tiempo para ver a los amigos y organizar fiestas. Lo que me gusta de esta isla es que está detrás del tiempo”, dice Hoffmann. Los talleres que propone Eki, que es bajista y toca con otros músicos de la isla, puede hacerlos cualquiera, ya que Formentera Guitars (www.formenteta-guitars.com) proporciona el material y los conocimientos. Precio del taller, 2.100 euros (no incluye alojamiento ni comidas).Higueras y lagartijas
El archiduque Luis Salvador de Austria, enamorado de Mallorca y sin lugar en su corazón para nada más, calificó el paisaje formenterense como “fantasmagórico, monótono y lúgubre”. Los que sepan apreciar la belleza de una vegetación no demasiado exuberante y unos árboles moldeados por el viento pueden practicar el senderismo o dar paseos en bicicleta por los circuitos verdes que propone la Oficina de Turismo de Formentera (www.formentera.es). En estas rutas es fácil toparse con las típicas higueras de la isla, que crecen en horizontal más que en vertical, y a las que los payeses apuntalan sus ramas con varas de madera formando una singular arquitectura vegetal. Así dispuestas, los frutos son más fáciles de recoger, dan más sombra a las cabras y hasta sirven de improvisado altar. Hay parejas que se han casado bajo una higuera formenterense. Y con suerte se puede ver alguna lagartija, reptil endémico de las islas Pitiusas que se ha convertido en el símbolo de Formentera.Guía
Cómo ir y moverse
- Formentera no tiene aeropuerto y solo es accesible por vía marítima. Mediterránea Pitiusa, Trasmapi, Baleària , Fly & Vai Global Touristic Services, Acciona Transmediterránea y Taximarconectan la isla por mar desde Ibiza.
Información
- Oficina de turismo de Formentera (971 32 20 57). Ofrece en su web una base de datos de hoteles y casas rurales, además de información práctica y mapas con rutas para descargar.
Unamuno : mentalidad de cuartel y sacristía
Es asombroso que los votantes españoles voten siempre a los chulos y a los corruptos . Es parte de la mentalidad del franquismo , porque la gente lo único que quiere es seguridad , una seguridad frágil , falsa .
Es una mentalidad de odio a la inteligencia , el grito más expresivo de la cultura española , sigue siendo el de Millán Astray : Muera la inteligencia !
Franco mató la inteligencia española , el espíritu critico , consiguió dotarnos de una mentalidad de cuartel y sacristía , como denunció Unamuno . De esa mentalidad es muy difícil librarse ...
El canon de la postguerra lo marcó Cela : una vuelta al casticismo más rancio
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sábado, 7 de octubre de 2017
“Los alumnos que no compiten tienen una mejor salud mental”
El pionero del aprendizaje cooperativo David Johnson aclara por qué todas las escuelas deberían implantar ese modelo
En los años 60 David Johnson (Indiana, 1940) y su hermano Roger comenzaron una cruzada contra el aprendizaje competitivo e individualista que imperaba en las escuelas de Estados Unidos. Su objetivo era dar la vuelta a la creencia de que solo los más aptos sobreviven y demostrar que el aprendizaje cooperativo era la clave para encajar en la sociedad, encontrar un empleo en el futuro y saber sobreponerse a la ansiedad. Fundaron el Centro de Aprendizaje Cooperativo de la Universidad de Minnesota y desde entonces han publicado más de 100 investigaciones y han formado a más de un millón de profesores de diferentes partes del mundo. Hoy tienen centros formativos en Shanghái, Japón, Noruega o España, donde se enseña una metodología desarrollada por ellos y construida sobre cinco pilares.
Considerados los padres del aprendizaje cooperativo, los hermanos Johnson fueron los primeros en recopilar y contrastar más de 550 estudios publicados sobre el tema desde 1898 para elaborar después sus propias investigaciones, un trabajo por el que han recibido más de una decena de premios, entre ellos el Brock International Prize for Education en 2007, concedido por la Universidad de Oklahoma.
En los años 60 David Johnson (Indiana, 1940) y su hermano Roger comenzaron una cruzada contra el aprendizaje competitivo e individualista que imperaba en las escuelas de Estados Unidos. Su objetivo era dar la vuelta a la creencia de que solo los más aptos sobreviven y demostrar que el aprendizaje cooperativo era la clave para encajar en la sociedad, encontrar un empleo en el futuro y saber sobreponerse a la ansiedad. Fundaron el Centro de Aprendizaje Cooperativo de la Universidad de Minnesota y desde entonces han publicado más de 100 investigaciones y han formado a más de un millón de profesores de diferentes partes del mundo. Hoy tienen centros formativos en Shanghái, Japón, Noruega o España, donde se enseña una metodología desarrollada por ellos y construida sobre cinco pilares.
Considerados los padres del aprendizaje cooperativo, los hermanos Johnson fueron los primeros en recopilar y contrastar más de 550 estudios publicados sobre el tema desde 1898 para elaborar después sus propias investigaciones, un trabajo por el que han recibido más de una decena de premios, entre ellos el Brock International Prize for Education en 2007, concedido por la Universidad de Oklahoma.
MÁS INFORMACIÓN
David Johson, profesor de Psicología Educacional en la Universidad de Minnesota, contestó a las preguntas de este diario en el I Congreso de Innovación Educativa celebrado hace dos semanas en Zaragoza y organizado por el Gobierno de Aragón, un foro de dos días al que acudieron 1.400 profesores para intercambiar experiencias sobre las últimas metodologías en el aula.UBLICIDAD
Pregunta. ¿Qué es el aprendizaje cooperativo y por qué se debería usar en las escuelas?
Respuesta. Mucha gente tiene una idea equivocada. Juntar a personas en la misma habitación, sentarlas en círculo y decirles que son un grupo no quiere decir que vayan a cooperar de forma efectiva. Es necesario que se den cinco elementos esenciales que son los que integran nuestra metodología. El más importante es la interdependencia positiva, que implica que todos los integrantes del grupo perciban que el éxito individual no se dará si no triunfan todos. Si uno falla, todos pierden. La clave es entender que los esfuerzos individuales no serán en beneficio propio, sino del grupo. Este método de trabajo consigue que las personas se preocupen por el éxito de los demás, un elemento básico para la convivencia. Si las escuelas promueven la cultura de ser el número uno, a la vez están animando a esos mismos alumnos a desalentar y obstruir los esfuerzos de los otros. En las competiciones solo ganan unos pocos.
P. Sus estudios han demostrado que la competitividad entre alumnos no mejora los resultados académicos. ¿Por qué sigue instalado ese sistema en las escuelas?
R. A mediados de los sesenta cuando Roger y yo comenzamos a interesarnos por el tema, la competitividad y el individualismo dominaban los sistemas de enseñanza en primaria, secundaria y en la Universidad. Era el llamado darwinismo social, que consiste en aplicar la teoría de la evolución de Darwin al campo educativo: los estudiantes tienen que aprender a sobrevivir en un mundo en el que unos se comen a otros y solo los más aptos sobreviven. En ese momento, el aprendizaje cooperativo era relativamente desconocido e ignorado por los educadores. Afortunadamente, hoy es una de las metodologías escogidas en todos los niveles educativos. Es muy raro encontrar a un profesor que no conozca este tipo de aprendizaje.
P. ¿Cuál es el principal problema que se da en las aulas?
R. Se ignora completamente la interacción entre los estudiantes. Los programas de formación del profesorado destinan la mayor parte del tiempo a enseñar a los docentes a lidiar con los alumnos y les muestran cómo deben reaccionar a los materiales de clase. Sin embargo, la interacción entre los alumnos es esencial y dice mucho de cómo aprenderán o de cuánta autoestima serán capaces de adquirir. No tiene sentido que los estudiantes compitan entre ellos para ver quién saca un sobresaliente y se sitúa por encima de los demás. Ese modelo ha caducado y hasta las empresas tecnológicas como IBM contratan a los que saben trabajar en grupo. A principios de los 2000 una investigación de una consultora señaló que el principal motivo por el que los estadounidenses dejan su trabajo es la falta de habilidades sociales de su jefe. El individualismo ya no vale.
P. ¿Por qué se les considera los padres del aprendizaje cooperativo? ¿Qué han aportado que no hicieran las investigaciones previas?
R. Se nos puede considerar los pioneros del aprendizaje cooperativo de la edad moderna, pero antes de nosotros hubo decenas de autores. El filósofo romano Séneca abogaba por este tipo de aprendizaje con afirmaciones como Qui docet discet, que quiere decir que el que enseña aprende dos veces. En el movimiento por la escuela pública de los Estados Unidos de comienzos del siglo XIX también hubo una fuerte defensa de esta corriente. No es algo nuevo. El hecho de enfrentarse a puntos de vista opuestos genera incertidumbre y conduce a la persona a buscar más información para conseguir una conclusión más refinada y razonada. Además, nuestros estudios demuestran que el alumno debe reestructurar la información para retenerla en la memoria y una forma de lograrlo es explicar algo en voz alta a un tercero.
P. De sus estudios se desprende que el aprendizaje cooperativo exige más esfuerzo y pese a ello resulta más atractivo para los estudiantes.
R. Los beneficios se pueden dividir en tres grandes grupos: un mayor esfuerzo para el logro, una mejora de las relaciones interpersonales y también de la salud psicológica. El cooperativo es más complejo que el individualista porque el alumno tiene que conectar al mismo tiempo con la tarea que debe realizar y con el grupo. Los miembros del equipo tienen que aprender a liderar, a decantarse por un punto de vista, a comunicar o a manejar los conflictos. Nuestras investigaciones demuestran que trabajan más duro cuando lo hacen en grupo que en solitario. Aumenta la retención de información, tienen mayor capacidad para desarrollar argumentos, mayor motivación para seguir aprendiendo después de clase y mejores estrategias para la resolución de problemas.
P. Parece que los estudiantes que cooperan saben manejar mejor su carácter y tienen mayor resistencia a la ansiedad. ¿Por qué?
R. Cada vez que dos estudiantes trabajan juntos, la relación cambia: se entienden mejor, se aceptan y se apoyan mutuamente tanto en lo académico como en lo personal. Cuando no compiten, mejora su salud mental; ganan autoestima y mejora su habilidad para lidiar con el estrés. El grado de vinculación emocional entre los estudiantes tiene un profundo efecto en su comportamiento en el aula. Cuanto más positiva es esa relación, menores son las tasas de absentismo y de abandono. El sentimiento de responsabilidad sobre el grupo incentiva las ganas de emprender proyectos de mayor dificultad y mejora la motivación y la persistencia para alcanzar una meta conjunta. El grupo se siente unido frente a ataques externos o críticas y crece el compromiso por el crecimiento personal y académico del resto de miembros del equipo. Los niños que requieren tratamiento psicológico suelen tener menos amigos y sus amistades son menos estables a largo plazo. La esencia de la salud psicológica es la habilidad de construir, mantener y modificar las relaciones con los demás para conseguir determinados objetivos. Los que no son capaces de gestionarlo suelen presentar mayores niveles de ansiedad, depresión, frustración y sentimientos de soledad. Son menos productivos y más inefectivos en combatir la adversidad
David Johson, profesor de Psicología Educacional en la Universidad de Minnesota, contestó a las preguntas de este diario en el I Congreso de Innovación Educativa celebrado hace dos semanas en Zaragoza y organizado por el Gobierno de Aragón, un foro de dos días al que acudieron 1.400 profesores para intercambiar experiencias sobre las últimas metodologías en el aula.UBLICIDAD
Pregunta. ¿Qué es el aprendizaje cooperativo y por qué se debería usar en las escuelas?
Respuesta. Mucha gente tiene una idea equivocada. Juntar a personas en la misma habitación, sentarlas en círculo y decirles que son un grupo no quiere decir que vayan a cooperar de forma efectiva. Es necesario que se den cinco elementos esenciales que son los que integran nuestra metodología. El más importante es la interdependencia positiva, que implica que todos los integrantes del grupo perciban que el éxito individual no se dará si no triunfan todos. Si uno falla, todos pierden. La clave es entender que los esfuerzos individuales no serán en beneficio propio, sino del grupo. Este método de trabajo consigue que las personas se preocupen por el éxito de los demás, un elemento básico para la convivencia. Si las escuelas promueven la cultura de ser el número uno, a la vez están animando a esos mismos alumnos a desalentar y obstruir los esfuerzos de los otros. En las competiciones solo ganan unos pocos.
P. Sus estudios han demostrado que la competitividad entre alumnos no mejora los resultados académicos. ¿Por qué sigue instalado ese sistema en las escuelas?
R. A mediados de los sesenta cuando Roger y yo comenzamos a interesarnos por el tema, la competitividad y el individualismo dominaban los sistemas de enseñanza en primaria, secundaria y en la Universidad. Era el llamado darwinismo social, que consiste en aplicar la teoría de la evolución de Darwin al campo educativo: los estudiantes tienen que aprender a sobrevivir en un mundo en el que unos se comen a otros y solo los más aptos sobreviven. En ese momento, el aprendizaje cooperativo era relativamente desconocido e ignorado por los educadores. Afortunadamente, hoy es una de las metodologías escogidas en todos los niveles educativos. Es muy raro encontrar a un profesor que no conozca este tipo de aprendizaje.
P. ¿Cuál es el principal problema que se da en las aulas?
R. Se ignora completamente la interacción entre los estudiantes. Los programas de formación del profesorado destinan la mayor parte del tiempo a enseñar a los docentes a lidiar con los alumnos y les muestran cómo deben reaccionar a los materiales de clase. Sin embargo, la interacción entre los alumnos es esencial y dice mucho de cómo aprenderán o de cuánta autoestima serán capaces de adquirir. No tiene sentido que los estudiantes compitan entre ellos para ver quién saca un sobresaliente y se sitúa por encima de los demás. Ese modelo ha caducado y hasta las empresas tecnológicas como IBM contratan a los que saben trabajar en grupo. A principios de los 2000 una investigación de una consultora señaló que el principal motivo por el que los estadounidenses dejan su trabajo es la falta de habilidades sociales de su jefe. El individualismo ya no vale.
P. ¿Por qué se les considera los padres del aprendizaje cooperativo? ¿Qué han aportado que no hicieran las investigaciones previas?
R. Se nos puede considerar los pioneros del aprendizaje cooperativo de la edad moderna, pero antes de nosotros hubo decenas de autores. El filósofo romano Séneca abogaba por este tipo de aprendizaje con afirmaciones como Qui docet discet, que quiere decir que el que enseña aprende dos veces. En el movimiento por la escuela pública de los Estados Unidos de comienzos del siglo XIX también hubo una fuerte defensa de esta corriente. No es algo nuevo. El hecho de enfrentarse a puntos de vista opuestos genera incertidumbre y conduce a la persona a buscar más información para conseguir una conclusión más refinada y razonada. Además, nuestros estudios demuestran que el alumno debe reestructurar la información para retenerla en la memoria y una forma de lograrlo es explicar algo en voz alta a un tercero.
P. De sus estudios se desprende que el aprendizaje cooperativo exige más esfuerzo y pese a ello resulta más atractivo para los estudiantes.
R. Los beneficios se pueden dividir en tres grandes grupos: un mayor esfuerzo para el logro, una mejora de las relaciones interpersonales y también de la salud psicológica. El cooperativo es más complejo que el individualista porque el alumno tiene que conectar al mismo tiempo con la tarea que debe realizar y con el grupo. Los miembros del equipo tienen que aprender a liderar, a decantarse por un punto de vista, a comunicar o a manejar los conflictos. Nuestras investigaciones demuestran que trabajan más duro cuando lo hacen en grupo que en solitario. Aumenta la retención de información, tienen mayor capacidad para desarrollar argumentos, mayor motivación para seguir aprendiendo después de clase y mejores estrategias para la resolución de problemas.
P. Parece que los estudiantes que cooperan saben manejar mejor su carácter y tienen mayor resistencia a la ansiedad. ¿Por qué?
R. Cada vez que dos estudiantes trabajan juntos, la relación cambia: se entienden mejor, se aceptan y se apoyan mutuamente tanto en lo académico como en lo personal. Cuando no compiten, mejora su salud mental; ganan autoestima y mejora su habilidad para lidiar con el estrés. El grado de vinculación emocional entre los estudiantes tiene un profundo efecto en su comportamiento en el aula. Cuanto más positiva es esa relación, menores son las tasas de absentismo y de abandono. El sentimiento de responsabilidad sobre el grupo incentiva las ganas de emprender proyectos de mayor dificultad y mejora la motivación y la persistencia para alcanzar una meta conjunta. El grupo se siente unido frente a ataques externos o críticas y crece el compromiso por el crecimiento personal y académico del resto de miembros del equipo. Los niños que requieren tratamiento psicológico suelen tener menos amigos y sus amistades son menos estables a largo plazo. La esencia de la salud psicológica es la habilidad de construir, mantener y modificar las relaciones con los demás para conseguir determinados objetivos. Los que no son capaces de gestionarlo suelen presentar mayores niveles de ansiedad, depresión, frustración y sentimientos de soledad. Son menos productivos y más inefectivos en combatir la adversidad
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