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sábado, 4 de marzo de 2023

HILMA AF KLINT

25 noviembre, 2018•Sara Torres Sifón Esta semana el proyecto #womanarthouse ha puesto su objetivo sobre una de las artistas a la que no se ha querido dar su lugar en la Historia del Arte, Hilma af Klint (1862-1944). Creadora pionera que rompe con las suposiciones convencionales que define el Arte Abstracto y sus orígenes. Esta polémica en torno a los comienzos de la Abstracción se debe, en parte, a la ocultación por parte Hilma af Klint de estas obras ya que tenía la convicción de que el mundo no estaba preparado para observar su obra. En su testamento pidió que su obra abstracta no se expusiera en público hasta veinte años después de su muerte. Desde el descubrimiento de la obra de Hilma af Klint se debate sobre quién fue el artista pionero de la abstracción. En 2013, el Moderna Museet de Estocolmo la reconoce abiertamente como precursora, pero esta afirmación encuentra reticencias en el MoMa que no la incluye en su exposición Inventing Abstraction de ese mismo año. En palabras de la comisaria Iris Müller-Westermann: “La obsesión por decidir quién vino primero no me parece interesante. Pero que ella pintara así años antes que lo hiciera Kandinsky invalida los estereotipos sobre las mujeres artistas. Se decía que eran capaces de copiar pero no de abrir nuevos caminos. Hilma demuestra que es totalmente falso”. Para poner en contexto el trabajo de Hilma af Klint es necesario conocer sus orígenes. Hilma perteneció a la 1ª generación de mujeres europeas que se formó académicamente en Arte, graduándose en la Real Academia de Bellas Artes de Estocolmo en 1887. La propia Academia le concedió un estudio junto a otros dos compañeros en Kungstraedgaarden, el barrio artístico y bohemio de Estocolmo, donde comenzó a ganarse la vida realizando retratos y paisajes de estilo naturalista. La muerte de su hermana hace que comience a interesarse en el espiritismo. En 1896 empieza a asistir a sesiones y a formar parte, junto a otras cuatro mujeres, del grupo ‘Las Cinco’, durante sus reuniones practicaban la escritura y el dibujo automático. En 1906 comienza a trabajar en Los Cuadros para el Templo, considerados sus primeras pinturas abstractas. Hilma af Klint parte de la base que existe una dimensión espiritual en la existencia y quiere hacer visible el contexto que existe más allá de lo que el ojo puede ver. Las piezas las crea en sesiones espiritistas, Hilma af Klint explica: “Los cuadros fueron pintados directamente a través de mí, sin ningún dibujo preliminar y con gran fuerza. No tenía idea de lo que se suponía que representaban las pinturas; sin embargo, trabajé de forma rápida y segura, sin cambiar una sola pincelada”. En 1908 conoce a Rudolf Steiner (secretario general de la sección alemana de la Sociedad Teosófica y fundador de la antroposofía). Steiner al conocer su trabajo se mostró critico con su trabajo, y afirmó que harían falta cincuenta años más para que el trabajo de Hilma fuera comprendido. Las palabras de Steiner afectan profundamente a Hilma af Klint, que se replantea su enfoque, deja su estudio para cuidar a su madre ciega y durante cuatro años hace una pausa en su trabajo. Hilma af Klint retoma la producción de Los cuadros para el templo en 1912, ciclo que concluye 3 años después con la creación de tres grandes retablos que representan el viaje del alma y la búsqueda espiritual del hombre por la unidad cósmica. En 1920 fallece su madre, lo que hace que se embarque en una nueva serie de pinturas sobre las grandes religiones del mundo. Ese mismo año viaja a Dornach (Suiza), donde Hilma af Klint se reencuentra de nuevo con Rudolf Steiner. Tras ese primer viaje a Dornach interrumpirá su producción pictórica para estudiar literatura antroposófica y se produce en ella un cambio de rumbo. Tras el paréntesis, se dedica sobre todo a pintar acuarelas. El 21 de octubre de 1944, a punto de cumplir ochenta y dos años, Hilma af Klint muere tras sufrir un accidente. La artista deja su legado a su sobrino, Erik af Klint, y expresa su deseo de que no se muestre al público su trabajo abstracto hasta transcurridos al menos veinte años de su fallecimiento. La primera oportunidad de ver su obra abstracta llegó en 1986 en la exposición The Spiritual in Art: Abstract Painting 1890-1985, en Los Angeles County Museum of Art. Pero hasta 2013 no se conoce la totalidad de su legado, un año antes Daniel Birnbaum (director del Moderna Museet de Estocolmo) recibe en su despacho de la isla de Skeppsholmen una caja de madera donde encontró óleos y acuarelas, estudios botánicos de plantas, flores y semillas junto a incomprensibles diagramas matemáticos, así como unos 15.000 cuadernos que documentaban su proceso creativo. Este legado se muestra por primera vez en la retrospectiva de Hilma af Klint en el Moderna Museet de Estocolmo, en el que se revisa la integridad de su trayectoria y se comienza a poner en duda la historia oficial de la abstracción. Esta muestra viajó, entre otros sitios, al Museo Picasso de Málaga donde pudo verse en 2014.

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