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martes, 7 de marzo de 2017

El cerebro ético : Michel Gazzaniga

P. ¿Se puede de alguna forma cultivar el cerebro ético?
R. La verdad es que no tengo ni idea. Nunca he tenido muy clara la utilidad de enseñar ética, porque creo que basta con el hecho de crecer. Mi padre era italiano y mi madre inglesa, y ambos me enseñaron muy bien lo correcto y lo incorrecto, lo bueno y lo malo. Para mí no hacía falta aprender ética en el colegio, me lo enseñaban en casa. Sin embargo, ahora estoy cambiado de opinión, porque hay familias disfuncionales. Hay muchas familias en las que los niños no reciben ningún tipo de formación en casa y lo aprenden casi todo de la televisión o de Internet.
P. Pero dos hijos de una misma familia pueden tener, a pesar de haber recibido la misma educación, un cerebro ético y social distinto. ¿Por qué?
R. El cerebro humano está aparentemente preparado para responder a los estímulos sociales y juicios morales. Siempre me ha fascinado el hecho de que con frecuencia nos olvidamos de que la mayoría de las personas se comportan bien. Sólo el 1% de la población se comporta mal, de manera que son muchas más las personas buenas que las malas. Pero las malas también existen.
P. ¿El sentimiento de responsabilidad y culpa es igual en todas las personas?
R. Yo tengo una postura muy dura en este punto. La responsabilidad es una regla, una norma y existe en un grupo social. Independientemente de quién seas, puedes seguir una norma. Existe una línea. La responsabilidad no está en el cerebro, sino que forma parte de las normas sociales, está en la cultura. Si una persona viviera sola, no tendría que ser responsable, pero sí tiene que serlo si vive en sociedad. Con la interacción debe haber un acuerdo social. Por eso, todos podemos seguir las normas.

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