Esta palabra sin traducción esconde una filosofía casi budista
Dinamarca es el país más feliz del mundo, según un informe anual que la ONU lleva haciendo desde 2012. Muchos apuntan, más allá de su escandinavo Estado de bienestar, a que el secreto de su felicidad es el hygge (que se pronuncia algo así como huu-gue, pero mejor escúchalo aquí), un concepto que no tiene fácil traducción y del que se ha escrito mucho últimamente.
“Es difícil encontrar una palabra; sería una mezcla entre acogedor, bienestar, estar en una situación en la que te sientes cómodo, relajado y libre”, explica a Verne Mikkel Larsen (42 años), agregado de comunicación de la Embajada danesa en Madrid. Para él tiene que ver con algo social, con compartir momentos de disfrute con otras personas. Sus compañeras Julie Thomsen, de 24, y la viceconsul Birte Secher, de 70, creen que ese sosiego, esos momentos sin estrés en los que hacer pequeñas cosas que nos hagan felices, se pueden disfrutar también solos.
Aunque en la representación diplomática escandinava no creen que el hygge esté relacionado con el mal tiempo, como sugería Quarzt hace poco, sí creen que el otoño y el invierno son más proclives. “Es más necesario porque es oscuro y frío”, explica Thomsen. Estos son sus consejos para importarlo a nuestra vida:
1. Busca el momento. Thomsen explica que el concepto consiste en dedicar un tiempo diario para hacer lo que nos hace sentir bien con la gente que queremos o con nosotros mismos. “En Dinamarca pensamos mucho en emplear el tiempo de una manera eficaz, para trabajar y hacer todas las tareas diarias”. Pero además de eso, dice, encuentran tiempo para cuidarse y relajarse al margen de las obligaciones, con “pequeñas cositas”, según ella.
2. Abre tu casa. El hygge se puede producir en cualquier sitio. Una barbacoa al aire libre en verano, un paseo por un parque, un aperitivo, una cena en un restaurante pueden ser hyggelig. Pero a los daneses les gusta más reunirse en casa y echan de menos que los españoles, más proclives a verse en bares, abran más sus puertas.
3. Crea un ambiente propicio. Cuida la iluminación, que sea acogedora. Pon buena música de fondo. Una chimenea sería ideal, pero las velas son imprescindibles. Unas flores frescas sobre una mesa de madera, un mantel bien colocado aunque comas solo, ayudan a conseguir un toque especial que invite a un disfrute sencillo. Se trata de cuidar las pequeñas cosas para que sentirse cómodo.
4. Evita todo lo que rompa ese estado de relax. Nada de hablar de política o de temas que puedan provocar crispación. Esto va de estar en armonía, de tener un momento agradable en paz, así que queda prohibido pensar en el trabajo, en los problemas, en el estrés diario y las prisas. La televisión, el iPad y el teléfono también impiden esas conexiones sociales que son hygge.
5. Funciona mejor en petit comité. Depende del tamaño de tu casa y de ti mismo, pero según nos cuentan se consigue mejor en pequeños núcleos. Y tiene sentido, porque así es más sencillo mantener una conversación y no varias reuniones paralelas.
6. Piensa en el menú. En otoño e invierno los daneses no conciben una velada sin una bebida caliente. Cocinar en compañía es también muy común. Pueden reunirse con familia o amigos y hacerse unas albóndigas con un receta tradicional u hornear un pastel. Les gusta mucho también el grød, una especie de papilla o gachas que les recuerda a su infancia, porque el hygge tiene también mucho de nostalgia. Pero hygge puede ser también comprar unos quesos ricos y un buen vino y tomárselo a la luz de las velas.
7. Ten presente a tus antepasados. Hay quien dice que lo hygge tiene que ver con hacer cosas que reconocerían tus ancestros. Los daneses que hemos consultado están de acuerdo en que está muy relacionado con las tradiciones y con actividades u objetos que tienen un valor sentimental. Tomar el té en una vajilla de tu abuela es muy hygge, según Larsen. Para Secher, que lleva 40 años en España y se aferra a las tradiciones danesas, abrir un mueble de sus bisabuelos es como volver a oler la casa de sus abuelos y ese es un sentimiento muy hyggelig para ella. Destapar todos los días el calendario de adviento típico escandinavo que descuenta los días hasta Navidad también, porque les transporta a su infancia, cuando lo hacían con sus padres.
8. Ponte cómodo. Aunque el hygge tiene más que ver con disfrutar que con los actos y las cosas en concreto, hay elementos que ayudan. Las velas, que dan calor y luz cuando en Escandinavia domina la oscuridad y el frío. La ropa cómoda, según Thomsen. Quedarse en la cama el domingo bajo el edredón más rato de lo habitual, con un buen libro y un café. O acurrucarse en un sofá bajo una manta con una taza de té o chocolate caliente para ver una película.
9. Haz cosas hyggelig. Es importante que sea algo que te guste y, generalmente, suele ser algo sencillo. Los juegos de mesa en familia o con amigos son muy hyggelig. La Navidad también, mientras que la Pascua (que allí consiste en buscar huevos de chocolate escondidos) es más divertida que hyggelig, aclara Larsen. También hay cosas que son hygge para unos y para otros no. Por ejemplo Thomsen, con 24 años, cree que cazar pokemones con amigos podría encajar, pero estar enganchado al móvil no, porque se trata de pasar tiempo de calidad. Para Secher todo lo que tenga que ver con videojuegos o móviles es lo contrario de relax y por tanto, queda excluido.
10. Huye de ambientes que no son hygge. El antónimo de este término es uhyggelig, pero esto tiene más que ver con una película de terror, con sangre, miedo, etc. A lo que se refieren los daneses es a todo lo que no invita a estar cómodo. Para Larsen, por ejemplo, no se puede conseguir un ambiente relajado en un bar español con sillas de plástico, zonas en sombra y tubos fluorescentes.
11. Exprésalo. En Dinamarca es una palabra que utilizan muy a menudo, que además de sustantivo es adjetivo, adverbio y verbo. Sirve para describir ese jersey cómodo que te acabas de poner, para decirle a tus hijos, "vamos a ver una peli y comer chuches" o "vamos a jugar al Trivial y pasar un rato hygge". Se usa con frecuencia para compartir con tus amigos lo bien que te encuentras con ellos en ese momento y para despedirte después de una cena que ha sido muy hyggelig.
12. Sé consciente del deleite. Una comida y una larga sobremesa a la española con amigos podría muy bien ser hygge, pero lo que diferencia a los daneses es que son capaces de identificar y nombrar ese momento de bienestar. Saben que está sucediendo y lo están disfrutando, algo así como un mindfulness permanente al estilo nórdico. “Encaja muy bien con el slowliving, es algo casi budista”, dice Larsen. Para Secher, “es vivir en el momento, disfrutar del ahora”.
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