Desde los noventa, voces críticas se alzan en contra de la religiosa, a la que acusan de ser una fanática amiga de dictadores y de no dar cuidado profesional a los enfermos
Nueva Delhi
La madre Teresa, canonizada este domingo por el papa Francisco, es sin duda la figura católica más respetada y admirada en la historia de India. Sin embargo, desde los noventa varias voces se han alzado para criticar su lado oscuro, “que ni en Occidente ni en India se quiere oír porque nadie quiere saber que su icono de la compasión, premio Nobel de la Paz, era una fanática religiosa amiga de dictadores, ricos y corruptos. A los pobres les pidió resignación y los ayudó a morir, pero sin darles cuidado profesional”, dice Aroup Chatterjee. Este doctor de Calcuta residente en Londres ha sido su crítico más consistente. Escribió el libro Mother Teresa The Final Veredict (Madre Teresa, El Veredicto Final) y estuvo detrás del documentalHell´s Angel (Angel del Infierno), del reconocido periodista anglo-estadounidense Christopher Hitchens, que en 1994 expuso por primera vez a nivel mundial la otra cara de la monja.
Aunque la religiosa siempre aseguró que no hacía política, dio su reconocimiento, entre otros, al dictador de Haití Jean-Claude Duvalier o al régimen totalitario de Enver Hoxha, en Albania. También recibió algunas donaciones que fueron muy criticadas, como las de Charles Keating, que fue encarcelado por el mayor fraude financiero en la historia de Estados Unidos hasta finales de los ochenta. Cuando Keating ingresó en prisión, lejos de devolver el dinero que le había entregado (al menos millón de dólares —896.300 euros—), la madre Teresa intercedió ante el tribunal pidiendo misericordia.
Chatterjee afirma que es imposible saber las donaciones que ha recibido la congregación de las Misioneras de la Caridad, fundada por Teresa de Calcuta, pero asegura que son millones y millones de dólares. “Con esa fortuna podría haber ayudado a vivir mejor a los enfermos”, dice. El doctor considera que Teresa de Calcuta dedicó su vida a expandir el catolicismo más fundamentalista, pregonando el culto al sufrimiento. “A los moribundos no se les daba ningún analgésico fuerte, incluso en los casos más extremos, y los cuidados no eran profesionales, carecían de la más básica higiene, sufrían condiciones de tortura”. Reconoce que la situación ha mejorado en los últimos años, pero recalca que todavía es pésima.
La madre Teresa también encabezó la cruzada del Vaticano contra el aborto y los anticonceptivos. En su discurso de aceptación del Nobel en 1979, declaró que “el más grande destructor de la paz hoy es el llanto del inocente niño no nacido”.
Aunque la madre sólo ayudaba a los creyentes a acercarse a su dios, cualquiera que fuera, en privado aceptó que había convertido a más de 29.000 personas que murieron en su centro, cuenta el doctor. En un vídeo, la religiosa explica que les bautizó “para que San Pedro los deje entrar al cielo”. Y concluye que “es muy bonito ver a la gente morir con tanta alegría”.
Otro de sus críticos es el cubano-estadounidense Hemley González, que en 2008 fue voluntario. “Iba a viajar por la India y decidí hacer labor social. La marca de la madre Teresa es tan fuerte, que aun sin ser religioso, fue lo primero que se me ocurrió. Me di cuenta de que se trataba de una violación sistemática a los derechos humanos y de un escándalo financiero”, asegura. Cuenta que vio cómo las agujas solo eran lavadas con agua para ser usadas de nuevo y que a los enfermos se les daban medicinas caducadas.
Los voluntarios no tenían preparación, según dice González. “Uno de ellos le dio de comer a un paralítico que se atragantó y murió. Yo estuve en la cremación de 12 personas, algunas de las cuales creo que pudieron haber sobrevivido”, afirma González todavía consternado. En su opinión, los misioneros no son amigos de los pobres, sino promotores de la pobreza. Al regresar a Miami, juntó dinero para fundar la ONG Responsible Charity Corp. Dice que sus cuentas son transparentes, que en 2014 su presupuesto fue de 65.000 dólares (unos 58.200 euros). “Las misioneras podrían hacer mucho más con todo lo que reciben”. Las Misioneras de la Caridad han rechazado responder a las preguntas de EL PAÍS.
El reconocido “racionalista” Debasis Bhattacharya apunta que la madre Teresa hacía sufrir a los pobres para poder recibir el amor de Dios. “Pero ella nunca esperó. Cuando estuvo enferma acudió a servicios de salud modernos y costosos”. Del primer milagro que le reconoció el Papa, la cura de un tumor a Mónica Besra, asegura que fue una mentira diseñada: “Su tumor no era por cáncer, sino por tuberculosis. Se curó porque le fue diagnosticado y tratado en el hospital”.
Los críticos de la madre saben que todavía son pocos quienes quieren escucharlos. Pero se felicitan de que los medios empiecen a hacerse eco de críticas a la madre Teresa. “A las ONG se les exige transparencia y profesionalidad. ¿Por qué a las Misioneras de la Caridad no? A 20 años de la muerte de la madre Teresa hacen más daño que ayuda”, dice González.
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