¿Qué es?
Una vida sencilla y de autocontención es lo que caracteriza al movimiento de la simplicidad voluntaria. Los argumentos que se encuentran detrás de esta opción son muy diversos (ecologismo, salud, realización personal, etc.) y, por ello, resulta difícil determinar qué aspectos hay que incluir en su definición. La simplicidad suele ser interpretada de manera muy diferente, pudiendo ser vista como una carencia o como un enriquecimiento personal.
En todas las culturas han existido grupos y personas que han optado por una vida sencilla y han promovido esta filosofía de vida. A pesar de ello, la simplicidad voluntaria como movimiento data oficialmente de finales de los noventa, situándose concretamente en Seattle, donde comenzó a extenderse hasta llegar a la mayoría de los países europeos. Las distintas personalidades que han optado por este tipo de vida han relatado sus experiencias para que las podamos conocer. Cecile Andrews o Benjamin Lesage predicaron con el ejemplo y, con distintos niveles de intensidad, llevaron a cabo diferentes proyectos en esta línea. Uno de ellos -donde participa Cecile- es el Círculo de la Felicidad (The Happiness Initiative) que busca un cambio social basado en una felicidad lograda a través de la colaboración y la solidaridad en comunidad. En esta misma línea, la ciudad de Seattle (sustainableseattle.org), precursora de la simplicidad como movimiento, logró integrar esta idea en un indicador de bienestar alternativo a los indicadores convencionales de crecimiento económico.
¿Dónde encontrarlo?
Muchas de dichas experiencias han sido recogidas por el Instituto de la Simplicidad (o Simplicity Institute), una institución sin ánimo de lucro dedicada a la investigación y promoción del tránsito hacia una comunidad justa, próspera y sostenible. Algunas de las redes articuladas en torno a distintas dimensiones –de las múltiples a las que alude la simplicidad voluntaria– las encontramos en grupos y redes como Simply Living, de Ohio, surgida en 1992 y que cuenta con más de 700 miembros. En esta misma línea y con objetivos similares aparece el grupo Simplicity Collective, que sirve de apoyo a sus integrantes y estimula la creación de ideas que promuevan una vida materialmente simple pero enriquecedora.
¿Qué hacen?
No son muchas las páginas web con recursos disponibles bajo el denominativo del movimiento, pero es posible mencionar algunas de las más completas. Elblog Vida sencilla, por ejemplo, nos acerca a multitud de experiencias en distintas áreas que van desde la crítica consumista hasta el crecimiento personal, vivencias que son presentadas de manera articulada dentro de esta web. Aunque más centrada en las reivindicaciones ecologistas, es recomendable visitar The Movement For Compassionate Living, donde encontraremos alternativas y conocimientos frente a la explotación animal, métodos de producción de alimentos más ecológicos y experiencias de una vida vegana, saludable y sostenible.
Con la meta de amplificar la difusión, desde 1995 existe una campaña en Reino Unido conocida como International Downshifting Week. Es una campaña de sensibilización local que anima a los participantes a abrazar positivamente el “vivir con menos”. Son muchas las campañas desarrolladas en las últimas décadas para incentivar esta opción de vida, pero por su originalidad algunas son dignas de ser destacadas; concretamente, el desafío que Dave Bruno propuso y que se conoce como “The 100 Thing Challenge”. Este reto –que muchos asumieron- consistía en reducir gradualmente las posesiones a tan sólo 100 elementos. La vivienda también ha sido fruto de controversia. Algunas personas individualmente han optado por una considerable disminución en las dimensiones de sus casas, ocasionando la proliferación de algunas compañías que ofrecen este tipo de infraestructuras como la Tiny House Comnpany.
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