Miles de aldeanos ascienden hasta 4.000 metros en busca del hongo más caro del mundo
La primera luz del día reverbera en la cumbre del Dhaulagiri (8.167 metros), séptimo pico más alto del planeta. Mientras el sol se despereza, Gupta y su familia se preparan para el gran viaje. Su sobrina recoge madera seca. Su cuñado despluma los últimos pollos. Y su hermana termina de cocer lentejas y hervir el arroz para el Dal bhat (plato típico en el Himalaya nepalí). “Acamparemos 6 ó 7 días en la montaña, a 4.000 metros de altura. Casi todos viajan con nosotros. Permanecen los más pequeños y los ancianos,” cuenta Gupta Bahadur, de 45 años, vecino de Siwang. La aldea se levanta a unos 2.500 metros de altitud y a dos días a pié de Beni –municipio más cercano con acceso a carretera–. La mitad de las casas de este pueblo de medio millar de habitantes quedarán vacías en unos días pero ahora es un hervidero de gente. Mujeres y hombres portan los víveres necesarios en sus doka (cestas de mimbre tradicionalmente atadas a la frente). Muchos cargarán montaña arriba con más de 30 kilos durante una semana. Gupta sale del establo de madera con aire serio y muestra un puñado de lo que parecen gusanos disecados descansando sobre la palma de su mano: “El año pasado no pudimos encontrar muchas. Es una planta muy misteriosa. Puedes buscarla en un metro cuadrado y no encontrarla, mientras otros la descubren rápido. Algunas veces no encontramos una sola pieza en una semana y otras veces recogemos 50 en un día.” Yarsagumba; o ‘viagra natural’, como se la conoce en la región, es el hongo más caro del planeta. Su recolecta moviliza a gran parte de los pueblos de la región occidental de Nepal todas las primaveras. “Esperamos tener fortuna este año,” dice Gupta señalando a las montañas del Himalaya.
El espécimen crece únicamente entre los 3.000 y 4.000 metros de altura, en las praderas alpinas de Nepal, India y Bután, y en la meseta tibetana. Durante más de 500 años, el hongo ha sido codiciado por la cultura asiática debido a sus propiedades afrodisiacas y medicinales. “El ophiocórdyceps sinensis [nombre científico] es muy conocido por ser un gran tónico revitalizante. Asegura el buen funcionamiento de muchos órganos del cuerpo y fortalece el sistema inmune. Al ser un regulador del sistema circulatorio, se utiliza para impotencia, el dolor de cabeza, y para mejorar la producción de sangre y esperma,” explica Jit Narayan Sah, profesor del Instituto de Estudios Forestales de la Universidad de Tribhuvan (Nepal). El biólogo describe las propiedades de este espécimen único formado de un hongo y una larva: “El parásito crece en las montañas del Himalaya durante las lluvias veraniegas y coloniza a una larva de gusano bajo tierra, momificándola durante las heladas de invierno. Pasados varios meses, una planta emerge del híbrido, dando lugar a la parte que se crece en el exterior”. El espécimen se recolecta antes del monzón, entre Mayo y Junio.
“Mis hijos de 17 y 20 años siempre nos acompañan en la recolecta. Es imprescindible tener buena vista, y manos pequeñas y ágiles para encontrar yarsagumba en el buki [nombre familiar dado a la zona montañosa donde se produce],” describe Ganesh Pun, comerciante de 38 años también de la aldea de Siwang. Ganesh explica que la larva que yace dentro de la tierra es la que tiene valor en el mercado. Cuanto más grande es ésta, más pequeña es la planta que crece en el exterior. Al riesgo que suponen las condiciones geográficas y climatológicas en el Himalaya, se une la dificultad para dar con el ejemplar. Ganesh lleva una década comerciando con la especie exótica y describe cómo se organiza la vendimia: “Hay comités encargados de controlar el acceso al terreno. Se establece que cada persona pague 250 rupias (2 €) para entrar, y una cantidad máxima de yarsagumba a recolectar por individuo.” Él y el resto de miembros del comité recaudan estos aranceles y los destinan a fines sociales, como ayuda a la pequeña escuela de Siwang.
Pero no todos los municipios de Nepal se organizan de la misma forma. Los vastos altiplanos de los distritos occidentales de Rukum y Dolpa son conocidos por dar la mejor clase de yarsagumba. Y estas semanas se ven invadidos por miles de tiendas de campaña. “
El espécimen crece únicamente entre los 3.000 y 4.000 metros de altura, en las praderas alpinas de Nepal, India y Bután, y en la meseta tibetana. Durante más de 500 años, el hongo ha sido codiciado por la cultura asiática debido a sus propiedades afrodisiacas y medicinales. “El ophiocórdyceps sinensis [nombre científico] es muy conocido por ser un gran tónico revitalizante. Asegura el buen funcionamiento de muchos órganos del cuerpo y fortalece el sistema inmune. Al ser un regulador del sistema circulatorio, se utiliza para impotencia, el dolor de cabeza, y para mejorar la producción de sangre y esperma,” explica Jit Narayan Sah, profesor del Instituto de Estudios Forestales de la Universidad de Tribhuvan (Nepal). El biólogo describe las propiedades de este espécimen único formado de un hongo y una larva: “El parásito crece en las montañas del Himalaya durante las lluvias veraniegas y coloniza a una larva de gusano bajo tierra, momificándola durante las heladas de invierno. Pasados varios meses, una planta emerge del híbrido, dando lugar a la parte que se crece en el exterior”. El espécimen se recolecta antes del monzón, entre Mayo y Junio.
“Mis hijos de 17 y 20 años siempre nos acompañan en la recolecta. Es imprescindible tener buena vista, y manos pequeñas y ágiles para encontrar yarsagumba en el buki [nombre familiar dado a la zona montañosa donde se produce],” describe Ganesh Pun, comerciante de 38 años también de la aldea de Siwang. Ganesh explica que la larva que yace dentro de la tierra es la que tiene valor en el mercado. Cuanto más grande es ésta, más pequeña es la planta que crece en el exterior. Al riesgo que suponen las condiciones geográficas y climatológicas en el Himalaya, se une la dificultad para dar con el ejemplar. Ganesh lleva una década comerciando con la especie exótica y describe cómo se organiza la vendimia: “Hay comités encargados de controlar el acceso al terreno. Se establece que cada persona pague 250 rupias (2 €) para entrar, y una cantidad máxima de yarsagumba a recolectar por individuo.” Él y el resto de miembros del comité recaudan estos aranceles y los destinan a fines sociales, como ayuda a la pequeña escuela de Siwang.
Pero no todos los municipios de Nepal se organizan de la misma forma. Los vastos altiplanos de los distritos occidentales de Rukum y Dolpa son conocidos por dar la mejor clase de yarsagumba. Y estas semanas se ven invadidos por miles de tiendas de campaña. “
No hay comentarios:
Publicar un comentario