Cada vez más profesionales de distintos ámbitos utilizan el pensamiento visual (visual thinking) para pensar mejor, o para ayudar a otros a pensar mejor. Pensamiento visual significa pensar con imágenes. Trasladar el proceso de pensamiento desde el hemisferio izquierdo (el lógico) al derecho (el imaginativo) o, más bien, tratar de emplear ambos al mismo tiempo.
Pocas personas son 100% pensadores visuales como Nicola Tesla, prolífico inventor, capaz de construir compleja maquinaria totalmente en su imaginación, o Temple Grandin, diagnosticada de autismo, que explica en una interesante charla TED cómo funciona su mente.
Decía que no es muy usual que nuestro cerebro trabaje únicamente con imágenes. En general, estamos acostumbrados a trabajar más desde las palabras, que desde recursos visuales. En la era de internet nos hemos vuelto grandes consumidores de imágenes: fotografías, ilustraciones, infografías y vídeos se comparten en redes sociales e, incluso, algunas se viralizan. Si bien hemos desarrollado la capacidad de comprender imágenes, en general, no somos tan buenos creándolas (o eligiéndolas de google imágenes) cuando las queremos utilizar para comunicar algo. Pero, me estoy desviando de lo que te quería contar hoy. Porque, en este post, trato de hablar de lo interesante que resulta usar imágenes para pensar. El uso de imágenes para comunicar “es otra historia y debe ser contada en otra ocasión”, como decía Michael Ende.
Suponiendo que no tenemos una mente como la de Nicola Tesla, podemos servirnos de lápiz y papel para expandir nuestro pensamiento y facilitar enormemente la comprensión de un problema, la generación de ideas, la organización de un tema, etc. En lugar de apuntar sólo palabras, lo que te propongo es que intentes incluir dibujos sencillos. Un paso previo, es afrontar la hoja en blanco olvidándote de escribir de izquierda a derecha y de arriba hacia abajo. Puedes comenzar añadiendo flechas, círculos, etc., todo aquello que refleje las conexiones que van surgiendo mientras piensas. Es una manera de ir practicando, para ir ejercitando el músculo del dibujo, que se nos ha quedado atrofiado desde que lo abandonamos en la infancia. Con el tiempo, verás que te vas soltando y van apareciendo nuevas formas que te ayudan a continuar profundizando o ampliando las cuestiones sobre las que reflexiones.
Para pasar a la acción, te recomiendo que te hagas con un cuaderno o libreta para pensar. Elije uno que te guste especialmente, por su tamaño, tipo de papel, encuadernación… Es interesante que la hoja sea lisa, sin rayas ni cuadros, porque da más libertad. También, es preferible que la hoja sea gruesa, de más de 90 g/m2, sobre todo, si vas a usar rotuladores de colores. Es mejor un cuaderno que hojas sueltas, ya que te permitirá volver sobre tus pensamientos, de vez en cuando, que serán fuente de inspiración para desarrollar nuevas ideas. Es un cuaderno para ti. Un lugar para sentirte cómodo experimentando con garabatos que no tienen que ser obras de arte. Recuerda que se trata de utilizar un recurso visual para ayudarte a pensar mejor.
Por si necesitas inspiración para comenzar a aplicar el pensamiento visual, te presento un eBook muy interesante: 143 Visuals to inspire you to take action de Scott Torrance. En este vídeo puedes ver una entrevista del autor hablando sobre el origen del libro y otras interesantes cuestiones. Se trata de una recopilación de notas visuales (sketchnotes) y dibujos de 54 personas de todo el mundo (una menda incluida), donde puedes sumergirte y encontrar ideas para tus propios dibujos. Por experiencia te digo que dibujar y rascar, todo es empezar…
No hay comentarios:
Publicar un comentario