¿Por qué las unidades docentes en España siguen permitiendo el contacto con la industria de los residentes?by nmurcia |
La mayoría de los residentes (hay muy notables excepciones, como veremos) tienen interacciones con la industria farmacéutica de manera habitual e intensiva. Acuden a sus actividades promocionales; aceptan sus invitaciones a comer o a otros actos lúdicos; se apuntan a los cursos que organiza la industria; se benefician de las becas de viaje para ir a los congresos que les ofrecen, etc. La opinión de los residentes sobre estos contactos tan provechosos es generalizadamente positiva: para ellos son contactos adecuados, importantes, beneficiosos y moralmente aceptables.
Los jóvenes médicos que inician la residencia pasan de una economía de estudiante, generalmente subvencionada por la familia, a tener sus primeros sueldos y disfrutar de los más evidentes privilegios que otorga la profesión: las atenciones de la industria farmacéutica.
La industria sabe que los residentes son presa fácil: sueldos bajos, ganas de formación y socialización profesional y poca capacidad de tener un criterio independiente (en un trabajo con residentes de medicina de urgencias, la mayoría eran más crédulos con la información de la industria que sus tutores especialistas.)
En 2005 se realizó una revisión sobre cómo influía en los residentes el contacto con la industria:
- El contacto es frecuente e intenso y la opinión de los residentes muy positiva
- Mayoritariamente los residentes se consideran inmunes a la influencia de la industria aunque consideran que sí tiene capacidad de influir en sus compañeros
- Los residentes creen que la información dada por la industria es objetiva y útil y, por eso, les influye: en un trabajo realizado con residentes de psiquiatría, se encontró una relación significativa entre las visitas de los comerciales de la industria y el inicio de nueva medicación en los pacientes en las siguientes 12 semanas; en dos trabajos (aquí y aquí), los residentes reconocían que sus hábitos de prescripción se habían modificado tras interacciones con los representantes o haber acudido a actividades educativas patrocinadas por la industria; en un estudio realizado con residentes de familia se comprobó como tras la prohibición de recibir muestras gratuitas, los residentes doblaban el cumplimiento de las recomendaciones de una guía de práctica clínica
- En un trabajo que comparaba las actitudes de los residentes de familia que se habían formado en centros con restricciones con los contactos comerciales con las de residentes sin estas limitaciones se comprobó como los últimos tenían actitudes mucho más benévolas en relación con la industria y sus prácticas comerciales: el 54% pensaba que los contactos con los visitadores eran beneficiosos vs 27% que lo pensaba en los centros con restricciones (P=.003); las muestras de medicamentos eran útiles (41% vs 10%, P=0.001), y los regalos apropiados (50% vs 19% para los regalos poco valiosos P=.001; y 18% vs 5% para los regalos caros P=.005).
- En un estudio se comprobó como los residentes formados en centros con políticas restrictivas en relación con la actividad comercial de la industria, posteriormente, en el largo plazo, tenían menor intensidad de contactos con la industria y eran más críticos con la información comercial.
- Cuando los centros docentes formaban a los residentes sobre las estrategias comerciales de la industria y su capacidad de influir en su comportamiento profesional, los resultados eran todavía mejores: la mayoría reconocía la capacidad de influencia de la industria sobre su hábitos prescriptores y adquirían una capacidad crítica con las actividades comerciales pasando a considerar como poco profesional y ético aceptar algunos regalos y prebendas de la industria.
- En 2014, se publicó un trabajo en el JAMA que analizó los patrones de prescripción de los residentes y su relación con los contactos con la industria. Sus conclusiones fueron claras:
"Entre los participantes, nuestro estudio mostró una asociación entre las actitudes positivas de los residentes hacia las interacciones con la industria, un menor conocimiento sobre prescripción basada en la evidencia y una mayor inclinación a recomendar medicamentos de marca. Las políticas que intentan evitar el contacto de los residentes con el marketing farmacéutico son capaces de obtener mejores resultados educativos." (énfasis nuestro)
Es decir, el contacto de los residentes con la industria va claramente en contra de los objetivos docentes de los programas de formación especializada
Esta obviedad ha sido entendida desde hace tiempo en muchos centros docentes e instituciones norteamericanos.
En 2006, un grupo de académicos norteamericanos exigían poner en marcha políticas más restrictivas en los centros docentes para evitar la influencia de la industria:
"A pesar de que grupos de médicos, fabricantes y el gobierno federal han instituido la autorregulación en relación con las prácticas comerciales, la investigación en psicología y ciencias sociales acerca de qué implica la recepción de regalos y otras atenciones indica que los controles actuales no protegen de manera satisfactoria los intereses de los pacientes. Es necesaria una regulación más estricta, incluyendo la eliminación o modificación de prácticas comunes relacionados con pequeños regalos, muestras farmacéuticas, educación médica continuada, fondos para viajes, pagos por conferencias o artículos de encargo, consultoría y contratos de investigación. Proponemos que los centros médicos académicos lideren unas políticas para la eliminación de los conflictos de interés que todavía caracterizan las relaciones entre los médicos y la industria farmacéutica"
En 2008, la Association of American Medical Colleges publicaba unas políticas claras y denunciaba que la situación no podía seguir como hasta entonces:
"En las últimas décadas, las facultades de medicina y hospitales docentes se han vuelto cada vez más dependientes del apoyo de la industria para cumplir sus objetivos educativos básicos. Esta dependencia plantea problemas porque tal apoyo puede llegar a influir en la objetividad y la integridad de la enseñanza académica, el aprendizaje, la práctica y, por tanto, poner en cuestión el compromiso de la academia y de la propia industria con la promoción del interés del público y una atención médica basada en las mejores pruebas"
Estas políticas prohiben (1) la aceptación de regalos por parte de residentes y tutores; (2) la posibilidad de que haya visitadores en las áreas de trabajo clínico, limitando su presencia a las zonas no asistenciales y siempre previa petición de cita; (3) la prohibición de que los tutores reciban pagos por conferencias o colaboraciones con la industria; (4) la prohibición de aceptar invitaciones a comer por parte de tutores y residentes; y (5) la prohibición a aceptar becas de viaje por parte de tutores y residentes.
Todos estos posicionamientos ya tienen consecuencia prácticas. La revista de la Sociedad de Docentes de Medicina de Familia ha publicado recientemente una revisión sobre cómo han cambiado estas recomendaciones las políticas de las unidades docentes de medicina de familia en EE.UU. Para ello compararon la situación en 2013 en relación con los resultados de un estudio nacional realizado en 2008 y que encontró que solo el 26,2% de los centros docentes de medicina de familia podían ser considerados "pharma-free".
Pues bien, los avances son significativos:
el 49% de las unidades docentes podían considerarse "pharma-free".
Concluyen:
"En resumen, un número cada vez mayor de unidades docentes de medicina de familia restringen la interacción con la industria. A pesar de las crecientes evidencias de que la interacción con la industria farmacéutica es perjudicial para una prescripción racional, alrededor de la mitad de las unidades docentes todavía permiten algún tipo de interacción en forma de regalos, muestras, encuentros con representantes o actividades patrocinados por la industria."
La especialidad de medicina de familia ha sido la primera en adoptar fuertes restricciones al contacto de sus residentes con la industria en EE.UU.
¿Qué están esperando las unidades docentes españolas de medicina de familia y otras para comprometerse verdaderamente con una formación especializada libre de la influencia distorsionadora de la industria farmacéutica?
Situaciones como las que conocimos recientemente, donde un grupo de residentes denunciaba que su unidad docente permitía y fomentaba actividades formativas patrocinadas por la industria son vergonzosas y deben acabar. Merece la pena reproducir parte de la carta que estos residentes de medicina de familia enviaron a los responsables de la unidad docente:
"Somos conscientes de que la relación entre médicos/as e industria está tan enraizada que resulta difícil permanecer aséptico en el día a día como residentes. Sin embargo, en palabras de la Dra. Margaret McCartney en el British Medical Journal (BMJ), al decidir por nosotros mismos lo que necesitamos y lo que nos gustaría aprender, podemos establecer nuestra propia agenda en lugar de ser receptores de la agenda de otra persona. De esta forma, podemos hacer frente a los problemas acuciantes en la práctica clínica moderna: la polimedicación, la multimorbilidad, desprescripción y prescripción responsable, así como la mejor forma de gestionar nuestras limitaciones.
Nosotros, en parte gracias a lo aprendido en esta Unidad Docente,pretendemos una formación crítica, transparente e independiente de intereses de la industria farmacéutica, lo más beneficiosa posible para los pacientes, el sistema sanitario, nuestra práctica clínica y el desarrollo de la ciencia.
Por tanto, apoyados por multitud de publicaciones al respecto, y siendo respaldados por cada día más profesionales sanitarios que rechazan recibir formación patrocinada por la industria – como ejemplos tenemos a los compañeros/as de la ya mencionada Plataforma No Gracias, No Free Lunch, Médicos sin Marca o Farmacriticxs– , creemos que, para nosotros/as un mayor contacto con la industria va a suponer una peor formación como médicos internos residentes."
NOTA DE LOS EDITORES: si conoces o formas parte de alguna unidad docente con políticas restrictivas respecto al contacto de los residentes con la industria nos gustaría conocerla y hacer divulgación como buena práctica
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