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martes, 16 de agosto de 2016

Vallejo Nájera : la inferioridad mental de los partidarios de la igualdad social

Respecto del grupo de Brigadistas Internacionales, Vallejo-Nájera, en su libro Biopsiquismo del fanatismo marxista, escribe : “Los marxistas aspiran al comunismo y a la igualdad de clases a causa de su inferioridad, de la que seguramente tienen conciencia, y por ello se consideran incapaces de prosperar mediante el trabajo y el esfuerzo personal. Si quieren la igualdad de clases no es por el afán de superarse, sino de que desciendan a su nivel aquellos que poseen un puesto social destacado, sea adquirido o heredado”.
Del examen de la cincuentena de reclusas malagueñas (33 condenadas a muerte y 10 a cadena perpetua), concluye : “Nuestras investigaciones psicológicas en marxistas femeninas delincuentes nos permiten comprender que se trata de libertarias congénitas las cuales, impulsadas por sus tendencias biopsíquicas constitucionales, despliegan un intenso dinamismo cuando se suman a la horda roja masculina.
 Para comprender la activísima participación del sexo femenino en la revolución marxista, recuérdese su característica debilidad respecto del equilibrio mental, la menor resistencia a las influencias ambientales, y la inseguridad del control sobre la personalidad. Cuando desaparecen los frenos que contienen socialmente a la mujer, se despierta en el sexo femenino un instinto de crueldad que rebasa todas las posibilidades imaginadas, precisamente por faltarle las inhibiciones inteligentes y lógicas, una característica de la crueldad femenina que no queda satisfecha con la ejecución del crimen, sino que aumenta durante su comisión. Además, en las revueltas políticas tienen la ocasión de satisfacer sus apetencias sexuales latentes.
Una vez probado que ser marxista es una enfermedad cerebral, se hace necesario separar el grano de la paja, quitándoles sus hijos a los débiles mentales, porque si militan en el marxismo, de preferencia, psicópatas antisociales, la segregación total de esos sujetos desde la infancia podría liberar a la sociedad de plaga tan terrible”.
En otras páginas del mismo libro, el coronel Vallejo-Nájera recalca : “La inferioridad mental de los partidarios de la igualdad social y política, o desafectos”. Critica “la perversidad de los regímenes democráticos, favorecedores del resentimiento que promociona a los fracasados sociales con políticas públicas, a diferencia de lo que sucede con los ­regímenes aristocráticos, donde sólo triunfan los mejores”. Y llega a la conclusión de que “hay revolucionarios natos cuyas tendencias instintivas les llevan a pretender trastocar el orden social”.
Durante la postguerra, Antonio Vallejo Nájera se convierte en una de las figuras emblemáticas de la represión franquista, caracterizada por su intento de revestir la represión con un manto pseudocientífico. En los años 1940 y 1941, se publican, en el Boletín Oficial del Estado, unas leyes que otorgan libertad al psiquiatra para llevar a cabo sus experimentos. Variados conceptos de salud o de enfermedad mental que se desarrollan durante la dictadura franquista tienen su firma. Al tiempo que ciertos psiquiatras excepcionales como Bartolomé Llopis (1905-1966), cuya clarividencia a día de hoy nadie pone en duda (3), sufren por razones políticas las represalias del régimen, otros obtienen los réditos que les supone su coincidencia con el pensamiento político triunfador. El Llopis de la postguerra se ve obligado a sobrevivir con los humildes oficios de telegrafista o de acomodador de cine, mientras el “pensamiento eugenista” del coronel Vallejo-Nájera es profusamente difundido.
 Las premisas de este médico  parten siempre de un supuesto : el marxismo es una ­enfermedad mental propia de personas “intelectualmente débiles y moralmente despreciables”. Convencido de que el socialismo es contagioso y se contagia a quienes rodean al afectado, Vallejo-Nájera decide practicar entre éstos la eugenesia-  Mediante su internamiento en granjas, posterior a la separación y pérdida de aquellos hijos que no están capacitados para tener, se podrá separar la paja del grano. 
Asimismo, a los poseedores del “gen rojo”, se les niega el registro de los nacimientos de sus hijos acaecidos en los penales, lo que permitirá su posterior distribución sea como hijos adoptados o como criados entre los vencedores del “Glorioso Alzamiento”.

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