LA DESESPERANZA FATALISTA
Tiempo atrás, habría abandonado la sala hecho un basilisco y exigiendo que se hiciese algo de inmediato, pero he llegado a asumir que, cuando uno tiene que enfrentarse a un nuevo protocolo informático en un hospital gigantesco y moderno como el nuestro, lo mejor es sustituir la ira por una desesperanza fatalista y reconocer su absoluta impotencia al respecto. Sólo soy un médico más que se enfrenta a un programa informático más
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