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martes, 31 de mayo de 2016

Hitchens: el debate sobre la fe

“El debate sobre la fe –explica Hitchens– es el origen y fundamento de todas las discusiones porque representa el comienzo (pero no el final) de todas las discusiones acerca de la filosofía, la ciencia, la historia y la naturaleza humana. Es también el comienzo (pero en modo alguno el final) de todas las disputas sobre la vida buena y la ciudad justa. La fe religiosa es imposible de erradicar precisamente porque somos criaturas que todavía estamos evolucionando. Jamás sucumbirá; o, al menos, no sucumbirá hasta que superemos el miedo a la muerte, a las tinieblas, a lo desconocido y a los demás. Por esta razón, no la prohibiría ni siquiera en el caso de que pudiera hacerlo. Usted dirá: es muy generoso. Pero, ¿serán los creyentes igual de indulgentes conmigo? Lo digo porque hay una auténtica e importante diferencia entre mis amigos religiosos y yo, y los amigos auténticos e importantes son lo suficientemente honrados para reconocerlo. Me conformaría con poder acudir a los ritos con que se acoge la maduración religiosa de sus hijos, con maravillarme ante sus catedrales góticas, con ´respetar´ su fe en que el Corán fue fruto de un dictado, aunque fuera exclusivamente en árabe y a un comerciante analfabeto, o con interesarme por el consuelo que ofrecen las religiones neopaganas, el hinduismo o el jainismo. Y, si es así, seguiré haciéndolo sin insistir en que me prodiguen cortés y recíprocamente idéntico trato… que consiste en que ellos, por su parte, me dejen en paz. Pero, en última instancia, la religión es incapaz de hacerlo. Mientras escribo estas palabras, y mientras usted las lee, las personas de fe planean cada una a su modo destruirnos a usted y a mí y destruir todas las magnificas realizaciones humanas que he mencionado y que han costado tanto esfuerzo. Hitchens  ( a raiz de los dogmatismos religiosos recientes y antiguos que llevan a guerras , etc ) 

Ana Ajmátova / Cuando una persona muere...










Cuando una persona muere
Cambian también sus retratos.
Sus ojos miran de otra forma, y sus labios
Sonríen con otra sonrisa.
Yo me di cuenta de esto al regresar
Del entierro de un poeta.
Desde entonces, con frecuencia, he comprobado
Que mi conjetura era cierta.

Ana Ajmátova (Bolshoi Fontán, Ucrania, 1889-Domodedovo, Rusia, 1966), Poemas escogidos, traducción de Jorge Bustamante García, Editorial Norma, Bogotá, 1998
Vía La Gaddiana

lunes, 30 de mayo de 2016

Intoxicados de medicina (Por Ray Moynihan e Iona Heath)


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Cuanto más aprendemos sobre el problema del exceso de medicina y lo que está impulsando, más difícil parece imaginar soluciones eficaces. Evitar pruebas y tratamientos innecesarios requiere reformas basadas en la investigación médica, la educación y la regulación.
Pero para que estas reformas puedan tener resultados, antes, hemos de reflexionar sobre la necesidad que existe de cambiar nuestra forma de pensar acerca de los límites de la medicina. Es hora de liberarnos de la fantasía peligrosa de que la tecnología médica nos puede librar de la incertidumbre, el envejecimiento y la muerte.
Ahora, todos estamos enfermos
Un creciente cuerpo de evidencia muestra que, cuando se trata del cuidado de la salud, estamos recibiendo demasiado de algo bueno. En Estados Unidos, se estima que más de 200 mil millones de dólares al año se desperdician en pruebas y tratamientos innecesarios. En el Reino Unido, asociaciones médicas hacen llamamientos a los médicos para reducir los despilfarros que producen. Y en Australia, la campaña Choosing Wisely recientemente señaló listas de asistencia sanitaria innecesaria y perjudicial.
No sólo hacemos un uso excesivo de píldoras y procedimientos, estamos creando aún más problemas con  el “sobrediagnóstico“, etiquetando con enfermedades que nunca van a hacerles daño a personas saludables.
Los programas de detección precoz pueden diagnosticar cánceres potencialmente mortales y extender vidas. Pero también pueden encontrar muchas anomalías tempranas que son tratadas como cánceres a pesar de que nunca habrían causado ningún síntoma si no se hubieran detectado.
Los altibajos comunes de nuestra vida sexual son re-etiquetados como disfunciones médicas. Las personas mayores que simplemente tienen riesgo de futuras enfermedades – por tener el colesterol alto, por ejemplo, o la función renal reducida o baja densidad mineral ósea – se presentan como si fueran ya enfermos.
Los médicos que amplían las definiciones de enfermedad y la reducción de los umbrales en los que se realizan los diagnósticos a menudo son pagados directamente por las empresas que se benefician de convertir a millones de personas en pacientes.
Lo que está impulsando todo este exceso es una combinación tóxica de buenas intenciones, fantasías e intereses creados, alimentados por tecnologías de diagnóstico cada vez más sofisticadas que, a menudo, no ofrecen sino ilusión de certeza sobre las causas de nuestro sufrimiento. Estamos en busca de soluciones técnicas para asuntos profundamente humanos: la incertidumbre, la vejez y la muerte.
Cambios fundamentales en el pensamiento
De hecho, la intolerancia a la incertidumbre es, posiblemente, uno de los motores más importantes del exceso de medicina. Los médicos solicitan cada vez más pruebas para intentar, a menudo en vano, estar más seguros de lo que están viendo. Pero las enfermedades -y los riesgos y beneficios de sus tratamientos- están inevitablemente cargadas de incertidumbre porque estamos tratando de aplicar conocimientos derivados del estudio de poblaciones a individuos únicos.
En términos generales, la incertidumbre es la base de toda la creatividad científica, la libertad intelectual y la resistencia política. Debemos nutrirnos de la incertidumbre, atesorar y enseñar su valor, en lugar de tenerle miedo.
No importa lo enfermos que los vendedores de medicamentos traten de hacernos sentir por el simple paso del tiempo: el envejecimiento no es una enfermedad. Las definiciones de enfermedad que equiparan “normalidad” con juventud son fundamentalmente erróneas y requieren una revisión urgente.
Los médicos que han definido la osteoporosis, por ejemplo, decidieron arbitrariamente que los huesos de una mujer joven fueran el criterio de normalidad, y clasificaron automáticamente a millones de mujeres mayores como “enfermas”. Del mismo modo, los expertos que definieron “la enfermedad renal crónica” han clasificado los cambios normales de la función renal que suceden con la edad como algo anormal. Prepárense para la inminente llegada de la pre-demencia, el último intento de medicalizar el proceso de envejecimiento.
En casi todos los casos, las personas que realizaron estas definiciones, tienen vínculos con las empresas farmacéuticas, lo que refuerza la necesidad de una mayor independencia entre médicos y las compañías que se benefician de la expansión del imperio médico.
Rayos de esperanza
Todo el mundo tiene que morir y todos, pacientes y médicos, en mayor o menor medida, tenemos miedo a morir. Debido a ello, no es tan sorprendente lo a menudo que recurrimos a soluciones biotecnológicas en lugar de prestar verdadera atención al cuidado de los moribundos, uno de los fines fundamentales de la medicina.
Lo que tendemos a olvidar es que la medicina no puede salvar vidas sino sólo posponer la muerte. Sin embargo, nos engañamos y creemos que la medicina puede seguir extendiendo interrumpidamente nuestras vidas, llegando a ver la muerte, casi, como un fracaso de la medicina.
Los médicos continúan con tratamientos para evitar la muerte incluso después de que éstos se hayan convertido en obviamente inútiles, a menudo con el apoyo de los propios pacientes o sus familias. Sólo son posibles conversaciones profundas, difíciles y necesarias sobre la muerte y el morir en un contexto de confianza, algo que se vuelve cada vez más difícil en sistemas de salud cada vez más fragmentados.
Sin embargo, hay algunas señales de cambio positivas dentro de la medicina. La campaña Choosen Wisely mencionada anteriormente es una colaboración entre los médicos y la sociedad civil. Y es, ahora, un movimiento internacional contra el exceso de medicina.
Un nuevo enfoque llamado toma de decisiones compartidas promueve conversaciones mucho más honestas entre los médicos y las personas que cuidan, entendiendo juntos la incertidumbre acerca de los beneficios y los daños de las intervenciones médicas, en lugar de traficar con falsas esperanzas. Otro nuevo enfoque llamado prevención cuaternaria está siendo asumido por los médicos intentando proteger a las personas de etiquetas médicas innecesarias y pruebas y tratamientos inútiles.
Todos estos nuevos movimientos intentan restablecer la confianza entre médicos y pacientes, ayudando a reducir el miedo, abrazar la incertidumbre, y poniendo fin a la pretensión de que la medicina puede curar el envejecimiento e incluso la muerte. La ciencia biomédica ha hecho nuestras vidas inmensamente mejores, pero es el momento de aceptar que demasiada medicina puede ser tan perjudicial como demasiada poca.
Traducción de Abel Novoa del texto publicado en The Conversation, “We’re overdosing on medicine – it’s time to embrace life’s uncertainty
    

Porque hay que leer

Romeo y Julieta

Hay gente que quiere un romance como el de Romeo y Julieta  , sin saber que fue un romance de 3 días  y seis muertos
HAY QUE LEER !!!

He cambiado de médico porque acepta favores de la industria farmacéutica

El elefante de la Industria Farmacéutica ocupa un espacio inmenso en la habitación de los sistemas sanitarios. Nadie  le ve. Seguimos afanosamente atareados en nuestras cosas, lamentándonos de crisis y recortes, de mala educación de los usuarios, de que todos quieren medicinas para los problemas de la vida diaria. Queda la duda de si algún día, en algún momento, seremos capaces de ver al menos una oreja al elefante. Porque, como dice Gotzsche , se necesitan dos para bailar el tango
No estaría mal empezar por seguir sus seis sencillas recomendaciones:
-    dejar de formar parte de cualquier asociación que acepte favores de la industria.
-    Preguntar a su médico si recibe dinero o beneficios de la industria, si recibe visitadores, y si es así cambiarse de médico
-    Dejar de tomar medicamentos salvo en los casos en que sean absolutamente indispensable ( lo que es muy improbable)
-    Preguntar si existe una versión más barata del fármaco en caso de ser indispensable éste.
-    Evitar medicamentos que lleven menos de 7 años en el mercado.
-    Recordar que no podemos creer una sola palabra que proceda de la industria farmacéutica

La mamma cumple 89 !! en plenitud de alma , mente y cuerpo ( sólo un poco patosa )

En los años jóvenes 
En Buenos Aires con papá y Luisa

                                                     Estambul : derviches giróvagos
Con Kitty en el Perito Moreno . Santa Cruz 

En Buenos Aires con María Paula 

En Calafate con Kitty 
En Reikiavik 


                                                 
En Creta el verano del 1996
Leyendo : su gran pasión  


En Islandia con María José -2012


Con Juan Ignacio y Kitty

domingo, 29 de mayo de 2016

Por qué los médicos siguen recibiendo a los representantes? (Por Abel Novoa)


 

by nmurcia
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En el año 2001 se realizó un estudio con 117 residentes de medicina interna de primer y segundo año. Cuando se les preguntó si pensaban que el contacto con la actividad comercial de los representantes de los laboratorios les afectaba personalmente a la hora de tomar decisiones , el 61% respondió que no; el 38% que quizás un poco y solo el 1% reconoció que les afectaba bastante.
Cuando la pregunta era sobre cómo pensaban que a sus compañeros les afectaban estas relaciones la respuesta cambió: más de 1/3 opinaba que mucho; la mitad que un poco y solo el 16% creía que no les afectaba en absoluto.
grahan
Así es: los médicos se creen inmunes ante los regalos y favores de los visitadores aunque no creen que lo sean sus compañeros. Como dice Green, prefieren confesar los pecados de los demás
 

En un estudio antiguo pero significativo realizado con 100 estudiantes de medicina, a la pregunta de si consideraban inadecuado que un político recibiera 50 dólares de una empresa, el 85,5% respondió afirmativamente. Cuando la misma pregunta se hacía en relación con un médico, la respuesta era afirmativa tan solo en el 46%.
¿"Corrupción" si la pasta la recibe un político y "regalo inocente" si la recibe un médico?
No suena muy coherente
vON4NJA
Está claro que los médicos tienen lo que en psicología se llama "ceguera selectiva" (bias blind spot).
Es una típica disonancia cognitiva:
"El concepto de disonancia cognitiva, en psicología, hace referencia a la tensión o desarmonía interna del sistema de ideas, creencias y emociones que percibe una persona al mantener al mismo tiempo dos pensamientos que están en conflicto"
Según Festinger, el psicólogo que definió el concepto, no solemos tolerar el conflicto interno de manera mantenida por lo que las personas que se encuentran inmersas en una disonancia cognitiva necesitan buscar estrategias capaces de reducir la tensión; las más frecuentes son:
(1) quitar importancia o negar uno de los factores en conflicto (negación) y
(2) añadir elementos o ideas que resuelvan o disminuyan la disonancia (racionalización)

En un estudio cualitativo realizado con médicos que aceptaban regalos de los representantes, se pudo comprobar la utilización de estas dos estrategias cognitivas: negación y racionalización

En la tabla de arriba resumimos los poco sofisticados caminos mentales que siguen los médicos que aceptan regalos de la industria: evitación, negación, universalización, fantasía de control, auto-engaño y "tener derecho"
Es decir, los médicos son humanos; muy humanos 

Por si la conclusión de que los médicos son muy humanos no quedaba suficientemene clara, otro estudio señaló como los médicos sucumben a las estrategias de persuasión más "normalitas" de la industria: reciprocidad, compromiso, aceptación social, simpatía, autoridad (ver abajo)

Sí, los médicos somos muy humanos.
Sin embargo creo que hay algo más.
Cuando observamos las respuestas de los estudiantes de medicina que consideran inmoral los regalos a los políticos pero no a los médicos o la racionalización "tener derecho" podríamos hipotetizar que, además de las tentaciones del ego, existe cierta idea de superioridad moral.
cambridge
En la monografía "The Cambridge Handbook of Expertise and Expert Performance" se señala como la diferencia entre un experto y un lego no sería solo una cuestión de conocimiento sino que habría otras dimensiones sociales afectadas como las de prestigio, privilegio o poder.
loreal
Es decir, los médicos estarían, de alguna manera, ejerciendo su poder cuando valoran y ejercen sus relaciones con la industria farmacéutica: lo hago porque puedo. 
Pocas veces quienes tienen el poder son transparentes. La falta de transparencia es un ejercicio de poder. El saberse poderoso delimita la conducta del médico, no de manera explícita, sino implícitamente; sin que pase nada; sin que se diga nada. Hay una idea de potencia, no tanto en la fuerza que se puede aplicar, sino en la posibilidad de que esa fuerza pueda hacerse presente, de manifestarse. en una exageración retórica sería algo así como como: "cuidadito con tocarme los huevos porque puedo hacer mucho daño" 
El poder corrompe porque el que se cree poderoso se siente en posesión de la verdad, se siente moralmente superior, se vuelve invulnerable a la crítica y a la auto-crítica.
dubet
¿De donde le viene esta sensación de superioridad al médico? Los médicos, una extraña mezcla entre científico y chamán, hemos heredado ambos sesgos: asumimos a la vez un comportamiento objetivo como el del científico y carismático como el del chamán. 
Dubet llama a todo este entramado psicológico "programa institucional" que estaría conformado por los siguientes principios:
1- El trabajo profesional se concibe como una actividad científica donde el médico asume los valores del científico: neutralidad, control de sesgos afectivos y emocionales y separación estricta de las cuestiones valorativas y subjetivas de las fácticas y objetivas
2- La clínica es un santuario donde la actividad profesional se desarrolla a salvo de los desórdenes del mundo, conservando valores, creencias y principios (la razón, la ciencia, la beneficencia) por encima de la contienda de intereses privados y los particularismos de las costumbres
3- Los valores y principios del programa institucional se constituyen en un cuerpo doctrinal percibido, por profesionales y ciudadanos, como fuertemente homogéneo, donde la incertidumbre es sustituida por la confianza en el método y la coherencia moral.
4- La obligación de rendir cuentas o cualquier impugnación al poder de los profesionales es percibida como una abdicación de la Razón y la Ciencia
En definitiva ¿Por qué los médicos reciben a los representantes? 
Una confusa combinación de ego, autoengaño y ejercicio del poder que tiene los días contados porque la sociedad no va a permitirlo mucho más tiempo.
Han caído los controladores aéreos, los banqueros, los curas y los políticos.
Ahora le toca a los médicos.

sábado, 28 de mayo de 2016

Con George en Cala Compta / Eivissa


Voltaire : te necesitamos

Cumple Gina !!! aquí con George recién nacido

Hanna Arendt por Elvira Lindo

Me quedé sola un sábado por la tarde. Miré la programación televisiva. En La 2 programaban Hannah Arendt, la película de Margarethe von Trotta, y pasé la tarde haciendo tiempo, tonteando hasta las 10.
Vi la película y se me confirmó la idea de la necesidad que tenemos las personas maduras de historias adultas en el cine. Margarethe von Trotta traza la historia de la filósofa alemana y su crónica del juicio al nazi Adolf Eichmann sin embellecer a la protagonista, sin rejuvenecerla, aceptándola como era, sugiriendo sus contradicciones ideológicas, sus deseos, sus relaciones sexuales, y, lo más difícil en el cine, mostrando la complejidad de las personas inteligentes. Lo realmente extraordinario de esa Hannah Arendt que presenta la directora alemana es que te deja en un estado de saludable incertidumbre, porque no llegas a calibrar si en su brillante teoría sobre “la banalidad del mal” eligió bien o mal al protagonista, ya que, según otros reportajes sobre el juicio celebrado en Israel, Eichmann era algo más que un funcionario a las órdenes de los verdaderos malos de la película. Pero como amante que soy de los finales inciertos que provocan insomnio reproduzco unas palabras de la cineasta que me iluminaron: “La ideología ciega a la inteligencia".
Está ahí para ahorrar la labor de pensar y por eso los regímenes totalitarios aspiran a controlar la ideología, porque saben que muchas personas no obedecen a su corazón o a su cabeza, sino a su ideología. Y si controlas la ideología, puedes controlar a las personas. No se trata de que no creamos en una u otra idea política, por supuesto. Se trata de que, cuando nos veamos en la misma situación en la que se vio Eichmann, elijamos, al contrario de lo que hizo él, la inteligencia en lugar de la ideología. Se trata de que cuando Hannah Arendt dice algo que ofende a una ideología, elijamos comprender lo que dice en lugar de rechazarlo automáticamente. En resumen, pienso que si Margarethe von Trotta afirma que, siendo ella una joven radical de izquierdas, aprendió de Arendt la lección más difícil de su vida: a igualar el efecto devastador de cualquier tipo de totalitarismo, yo también debía admirar la valentía de la intelectual que se puso al mundo en contra por defender lo que algunos quisieron entender como una justificación de la obediencia acrítica de los subordinados.
La consecuencia de ver una película para adultos que te anima a pensar y a estar en guerra con tus entrañas es que te envicias, y buscando lo mismo, vuelves al cine, esta vez acompañada de otro ser humano adulto, al que también le interesa este cine alemán de ahora mismo que está dispuesto a contar los pecados más vergonzosos de sus compatriotas: los que se cometieron al acabar la guerra. Había poca gente en la sala y no se oía masticación alguna de palomitas. No sé si porque la media de edad era alta o porque la gente tuvo un inusitado rasgo de sensibilidad.
Vimos El caso de Fritz Bauer, la peripecia de un fiscal judío alemán que tuvo el valor de volver a Alemania y puso su carrera en riesgo, de nuevo, para cazar al tal Adolf Eichmann, que vivía oculto en Argentina. Estando como estaba todavía el Estado alemán infestado de nazis que no tenían el más mínimo interés en perseguir a los clandestinos, Fritz Bauer dio el chivatazo a los israelíes para que secuestraran al asesino, se lo llevaran a Israel y lo juzgaran. A ese mismo Jerusalén al que acudió Hannah Arendt para escribir su ya histórica crónica en The New Yorker. Salimos con el mareo que te provoca el buen cine. Qué maravilla ir reconstruyendo la historia, y más aún en sentido inverso.
Eso sí, por primera vez en mucho tiempo después de ver estas dos películas sentí unas ganas tremendas de fumar.

viernes, 27 de mayo de 2016

Boris Cyrulnick

P. Lo mismo debe de ocurrir con los refugiados que llegan a Europa. Muchos vienen de vivir situaciones muy traumáticas. La respuesta de las sociedades que les acogen determinará la superación de su trauma.
R. Se les puede masacrar, como en Calais, y convertirlos en delincuentes. O se puede salvar a muchos de ellos. Cuando la emigración es voluntaria hay pocos traumas psíquicos. Pero la mayor parte del tiempo, la emigración no es deseada. La gente es expulsada de sus países; huye porque si no, muere.
P. Cita usted en su libro al psiquiatra Henry Ey, que decía que el hombre no es más que la naturaleza a la que se enfrenta. ¿Cómo ve usted al hombre en este comienzo del siglo?
R. La vergüenza del siglo XX fueron las guerras mundiales y los genocidios; genocidio armenio, genocidio judío, genocidio ruandés, y otros. Son consecuencia de las tecnologías, las guerras mundiales han sido terribles por culpa de la tecnología. El problema del siglo XXI va a ser la sumisión a las máquinas.
P. ¿Por qué?
No hay biografía sin heridas. Todo el mundo, en mayor o menor medida, atraviesa la vida recibiendo golpes
R. Internet es un instrumento de comunicación asombroso. Pero también se ven cubos de basura en Internet. Hay un progreso fantástico del conocimiento, pero también un desarrollo de la delación y la difamación.
P. Hablaba usted en Los patitos feos de que las victorias en el campo de los Derechos Humanos y de la tecnología nos hacen creer en la posibilidad de una erradicación del sufrimiento. Pero el sufrimiento es parte de la vida, ¿no?
R. Los médicos, los psiquiatras, los psicólogos, somos curadores; elegimos esas profesiones para curar; somos artesanos, no somos siempre científicos. La victoria de la tecnología nos ha hecho creer que íbamos a luchar contra las injusticias sociales, pero cada vez hay más.
P. ¿Cuáles son las heridas más difíciles de sanar?
R. Hay que huir de la idea de Descartes de que una causa produce un efecto. ¡Muerte a Descartes! Hay que decir: antes de la herida; durante la herida; tras la herida. Antes de la herida: ¿qué nos permite adquirir factores que puedan protegerle a uno de una eventual herida? No hay biografía sin heridas. Todo el mundo, en mayor o menor medida, atraviesa la vida recibiendo golpes. Si uno, de pequeño, cuenta con un apego seguro, que cultiva la confianza en uno mismo, cuando llega una desgracia, la encaja porque su memoria le dice que es posible salir adelante. Se sufre menos si el golpe es lejano que si lo da alguien cercano. Cuando fui un niño mi familia fue destruida por el nazismo; y yo casi quedo destruido; el golpe venía de lejos y yo me sentí protegido por los justos, los franceses no judíos que me acogieron.
El yihadismo enseña lo que los cristianos enseñaron durante mucho tiempo: morid primero, seréis felices después
P. Si las desgracias, en la existencia, son inevitables, ¿proyectamos entonces una idea falsa de la felicidad en la sociedad occidental hoy en día?
R. Nadie sabe definir la felicidad. Durante mucho tiempo el paso por la tierra era el valle de lágrimas entre dos paraísos: el paraíso perdido, por culpa del conocimiento; y el paraíso posible, que podemos ganar tras nuestra muerte, obedeciendo a las leyes divinas. Entre los dos paraísos se sufría. El siglo XIX y la revolución francesa cambiaron esta noción de la felicidad. Si creemos que la felicidad es metafísica, creeremos que solo puede llegar después de nuestra vida, o de nuestra muerte. Es lo que ocurre con los yihadistas. El yihadismo enseña lo que los cristianos enseñaron durante mucho tiempo: morid primero, seréis felices después.

Wim Mertens :Birds for the mind


Groucho Marx

Desmond Tutu.

Una persona con ubuntu es abierta y está disponible para los demás, respalda a los demás, no se siente amenazado cuando otros son capaces y son buenos en algo, porque está seguro de sí mismo ya que sabe que pertenece a una gran totalidad, que se decrece cuando otras personas son humilladas o menospreciadas, cuando otros son torturados u oprimidos.
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jueves, 26 de mayo de 2016

para serenar la cabeza


Estar en contacto con las necesidades internas y en armonía con el entorno, ser respetuoso con los ritmos del cuerpo y de la naturaleza, capaz de aprender de las dificultades y tener un fuerte propósito vital. Estos son algunos de los ingredientes para una vida equilibrada que proponen los expertos consultados. Alcanzarla en la era de las distracciones múltiples puede pasar por el entrenamiento de la atención. El mindfulness o atención plena, el yoga o la psicología positiva ofrecen herramientas para ello.

Entrenar la atención

Algo tan simple como contar del 1 al 10 sin que la mente se vaya por otros derroteros se está volviendo cada vez más complicado, acostumbrados como estamos a distraernos con los dispositivos electrónicos, la publicidad o la televisión. “Cuando la atención va constantemente de un objeto a otro, lo que se propicia es una reactividad ante lo que ocurre: la capacidad de respuesta se reduce y nos comportamos de forma automática”, señala Ana Arrabé, instructora de programas de reducción de estrés basado en mindfulness (MBSR, por sus siglas en inglés) y pionera en España de esta disciplina que nació en la Universidad de Massachusetts (EE. UU.) hace 30 años. Desde entonces se ha exportado a medio mundo, gracias a su efectividad para reducir síntomas físicos y psicológicos asociados al estrés. Por ejemplo, de acuerdo con los estudios realizados en dicha universidad, las escalas de malestar que tienen que ver con depresión, ansiedad, hostilidad y somatización del estrés se reducen en un 43 % tras participar en un curso MBSR. “Vivimos en continua alerta y no nos permitimos desconectar”, asegura Arrabé. La dispersión conduce al estrés, una epidemia que sigue creciendo en España, tal y como refleja el aumento del consumo de ansiolíticos (entre los que se incluye el fármaco Lorazepam, cuyo nombre comercial más conocido es, probablemente, Orfidal). Su uso ha aumentado un 37,3 % desde el año 2000 a 2011, de acuerdo con la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, o el porcentaje de empleados que en 2012 afirmaba estar más estresado que el año anterior: el 62 %, de acuerdo con la Asociación Española de Especialistas en Medicina del Trabajo.
El estrés es a su vez es una puerta de entrada a las enfermedades. Por eso, no tenemos que esperar a estar mal para actuar: “Aunque no están enfermas, muchas personas se dan cuenta de que se están perdiendo algo importante y les gustaría experimentar una mayor sensación de bienestar”, afirma Ana Arrabé. La percepción de que están engullidas por la anticipación ante lo venidero y las lamentaciones por el pasado lleva a mucha gente a incorporarmindfulness en su vida. Esto es, la capacidad de prestar atención al momento presente de forma deliberada y sin juzgar.

Cuidar lo que nos nutre

El psicólogo Óscar Sánchez recuerda cómo, en un momento de estrés, cuando se acercaba la fecha límite para entregar su tesis doctoral y se enfrentaba a dificultades en el trabajo, lo que más le ayudaba a encontrar equilibrio eran sus paseos por el monte. “Estamos programados para atender los estímulos naturales. A medida que me relajaba iba teniendo más y más ideas creativas”, señala. El contacto con la naturaleza es una de las formas clásicas, y relativamente sencilla, de encontrar sosiego cuando nos sentimos amenazados.
Sánchez trabaja en el marco de la Psicología Positiva, una rama que se centra en cualidades como el optimismo, el humor o la resiliencia, la capacidad de recuperarse frente a la adversidad. También aquí el entrenamiento de la atención es importante. En los talleres que imparte para fomentar el optimismo, este profesor de la Universidad de Murcia trata de modificar el llamado sesgo atencional negativo de los participantes: las personas con un perfil pesimista, por así decirlo, se fijan en los estímulos negativos y pasan por alto los positivos. “Esto se ha observado en personas que han sufrido traumas, pero también en gente con ansiedad”, apunta. Se trata, por tanto, de estar alerta ante lo positivo o lo neutro. Cuando la tendencia es catastrofista con respecto al futuro, el objetivo es aumentar la conciencia planteando preguntas como: ¿qué es lo peor que puede pasar?, ¿qué está en mi mano hacer para afrontar ese escenario? “Eso nos va a ayudar a tener mayor sensación de control”, asegura Sánchez.
Y precisamente en este control está una de las claves. Como en la fábula de la reina que cierto día, mientras andaba descalza, se clavó una piedra afilada y se hizo daño en el pie. Enfadada, ordenó cubrir de cuero todo su reino. Hasta que un ministro sabio sugirió una fórmula más sencilla: en lugar de cubrir el reino, dijo, protejamos con cuero las plantas de nuestros pies. Y así se inventaron, de acuerdo con este mítico relato, los zapatos.
La cuestión es que muchas veces no es posible controlar lo que nos pasa, pero sí nuestra reacción ante ello. “No se trata tanto del estrés como de la reacción al estrés”, recuerda Arrabé. Si ya hay tensión en nuestra vida, es importante cuidar las relaciones, la alimentación o el descanso. “Si eliminamos de nuestra agenda lo que nos nutre, el estrés se incrementará”, explica. Y esto es algo que tendemos a hacer cuando nos sentimos presionados.

El mapa no es el territorio

“Sal de tu mente y entra en tu cuerpo”. Esta es la aproximación que ofrece Gustavo G. Diex, director de Nirakara, un instituto de estudio del yoga y atención plena vinculado a la Universidad Complutense de Madrid. “Nuestro centro de gravedad existencial está en el pensamiento, y eso quiere decir que los múltiples diálogos mentales acerca del futuro, análisis del pasado y demás son el centro de nuestra experiencia”, señala Diex.
Sin embargo, estos pensamientos son solo interpretaciones de la realidad y no la realidad misma. El mapa, como se suele decir, no es el territorio, pero es posible entrar en contacto con este territorio –o sea, la realidad– a través de lo que Diex llama “corporalidad”. Por ejemplo, darse cuenta de cómo reacciona nuestro cuerpo ante una persona que nos agrada y frente a otra que nos incomoda. O las diferentes sensaciones del día frente a la noche. “Refugiarse en la corporalidad es saber en qué estado mental estamos en cada momento. El organismo nos da información valiosa sobre lo que nos está pasando en cada instante. En un momento de ira, por ejemplo, respiramos entrecortado o nos ponemos rojos. Aunque las emociones sean automáticas, tenemos opción de poder regularlas. El simple hecho de concentrarnos en nuestro cuerpo hace que nuestra primera emoción –de ira, en el ejemplo anterior– se vaya diluyendo”.
Diex, que ha impartido talleres con más de 1.500 participantes en su centro de la Universidad Complutense, sostiene que, en general, hemos perdido la sincronía con el cuerpo. “El cuerpo habla de sus ritmos de sueño, aprendizaje, actividad…, pero no estamos acostumbrados a escucharle”, sostiene. “La falta de conciencia corporal está íntimamente ligada a la falta de conciencia emocional; nos parece que la mente vive en un espacio diferente, pero no es cierto”.
Según las teorías de Gustavo G. Diex, las personas que comienzan a respirar y moverse con mayor conciencia entran en contacto con recuerdos emocionales que quedaron, por así decirlo, enterrados. “El yoga, el chi kung o el taichi son disciplinas de escucha corporal, donde el cuerpo no se utiliza como instrumento, sino como un fin en sí mismo”, señala el experto.
En los talleres que imparte, Ana Arrabé también se refiere a la necesidad de volver una y otra vez al cuerpo, a la respiración y a las sensaciones físicas para anclar la atención en el presente. Esta es, volviendo al principio, una fórmula efectiva contra la prisa. La prisa va de la mano de la reactividad y dificulta que nos comportemos de otra manera, superando viejos patrones, ante las dificultades. Algo fundamental, ya que, como dejó dicho Einstein, no es posible resolver un problema usando el mismo tipo de pensamiento que lo creó.